El acuerdo es de solo dos años, frente a los anteriores, de una década; este entrará en vigor el 1 de abril. El hospital podrá cobrar 100 millones al año
29 dic 2024 . Actualizado a las 02:28 h.La Xunta de Galicia y el Hospital Povisa han llegado a un acuerdo in extremis para suscribir un nuevo contrato que permita que este hospital privado siga siendo el centro sanitario de referencia de una parte de la población del área de Vigo. Es un acuerdo breve, de solo dos años. Durará del 1 de abril del 2025 al 31 de marzo del 2027, aunque se puede prorrogar otros tres años. Tanto el concierto firmado en el año 2000 como el del año 2014 habían sido acuerdos a diez años. En un momento de gran inestabilidad dentro del hospital, este nuevo contrato despeja las incertidumbres del hospital a corto plazo, pero no resuelve a largo plazo la relación con el Servizo Galego de Saúde (Sergas). El Consello de la Xunta ha aprobado el nuevo contrato, que aún tiene que someterse a un proceso de licitación, después de que en los últimos días se celebrasen varias reuniones entre las dos partes.
El presidente gallego, Alfonso Rueda, ha anunciado que el nuevo concierto tendrá un valor de 194,7 millones de euros en dos años, que son 97,4 por año. Pero el sistema de pago cambia radicalmente y regresa al modelo que existía en el año 2000 y que se modificó en el 2014. Hasta ahora, Povisa cobraba una tarifa anual por cada uno de los pacientes que tenía adscritos, conocida como cápita. Daba igual cuánto utilizaran los servicios médicos. Siempre eran 540 euros al año. A esto se añadían otras cantidades para el pago de medicamentos de alto impacto, hemoderivados y otros. La prórroga firmada en agosto contemplaba un gasto máximo de 27,9 millones de euros para cuatro meses. En un año completo serían 83,7 millones. Ahora, la tarifa máxima va a crecer un 16 % de golpe. Aunque en la práctica va a ser más. Porque en el presupuesto de 83 millones se incluían conceptos que siguen quedando fuera del concierto y, por lo tanto, se tendrán que pagar aparte, como los hemoderivados o la formación de los residentes.
El cambio es más profundo. Se cambia la manera de pagar. Povisa cobrará «polos procesos que realmente se realicen á poboación de referencia». O sea, facturará cada consulta, operación o prueba. Para ello, el Sergas dice que reforzará el control de la actividad a través de una unidad de supervisión, algo que en teoría ya existía. En el año 2000 (y en conciertos anteriores) ya se estableció este sistema y tanto Povisa como el Sergas quisieron cambiarlo. El centro privado consideraba que podía gestionar mejor que le diesen una tarifa fija (la cápita) y el Sergas se quejaba de tener que pagar a ciegas, sin intervenir en cuestiones como cuántos días están los pacientes ingresados (más días, más factura) o cuántas pruebas se les hacen. Por eso se llegó al sistema de tarifa por paciente en el 2014. Pero desde entonces, la contabilidad de Povisa siempre ha estado en números rojos.
Para estimar los 97 millones que ahora podrá pagar el Sergas a Povisa, la Administración ha cogido la actividad del año 2023 (el último año completo) y ha supuesto que se hará misma, según explica una portavoz de la Consellería de Sanidade. El Sergas cuenta con que Povisa tenga una población de referencia de unas 116.000 personas. Estos datos también explican el millonario incremento de la factura que se avecina. Porque en el año 2023 los pagos del Sergas a Povisa por la atención de su población de referencia no llegaron a 80 millones de euros, según la documentación que ha analizado La Voz. Con el nuevo contrato podrá acercarse a los cien millones.
El contrato contempla que el hospital debe invertir el 3 % del importe anual en obras y equipamiento y que debe cumplir con los incrementos retributivos ya pactados en el convenio colectivo. El próximo año, la subida salarial ya acordada con los trabajadores es del 3 %.
Menos especialidades
El contrato del Sergas y Povisa también contempla algunos cambios en los servicios que ofrece. Povisa dejará de tener electrofisiología, que es la rama de la cardiología que se dedica a la implantación de marcapasos o desfibriladores, entre otros. Ya no tenía hemodinámica (intervencionismo y cateterismos) ni cirugía cardíaca (operaciones), y ahora pierde la electrofisiología. Tampoco contará con cirugía torácica (ya no la tenía) ni neurocirugía (sí la tenía pero derivaba muchos casos al Cunqueiro). Y pierde los grandes quemados, una de las históricas referencias de Povisa, de las que siempre ha hecho bandera. El Chuac coruñés asumirá todos los casos. Ya se le derivaban algunos, pero otros quedaban en el centro sanitario de Vigo.
A cambio, Povisa gana la radioterapia de intensidad modulada (IMRT), que es la técnica que en los últimos años se ha convertido en estándar en el tratamiento del cáncer con radioterapia. Estaba excluida del concierto del año 2014, pero a finales del pasado verano el Sergas empezó a remitir (y pagar) los casos al hospital privado.
La Consellería de Sanidade asegura que con la nueva cartera de servicios «optimiza todos os recursos asistenciais existentes na área sanitaria de Vigo», porque centraliza los «procesos máis complexos» en el Cunqueiro.
La cantidad de pacientes no importa
Lo que mantiene el nuevo contrato es la libre adscripción de la población, establecida en el año 2014. Algo menos de la mitad de la ciudadanía del área sanitaria de Vigo puede elegir cada año si su referencia sanitaria es el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) o Povisa. Depende de dónde tengan el médico de cabecera: pueden elegir los de Cangas, Moaña, Baiona, Nigrán y Morrazo; y en el caso de Vigo, los que el Sergas vaya decidiendo cada año (ahora son la mitad). Durante el primer año del contrato no podrá haber cambios; a partir de marzo del 2026, se establecerá un mes cada año para elegir hospital.
Hasta ahora Povisa tenía un máximo de 139.000 pacientes a su cargo. Esto ahora desaparece. En principio, a Povisa le interesaba tener el mayor número de personas, porque cada tarjeta sanitaria significaba sumar 540 euros. Lo logró en los primeros años del concierto del 2014, coincidiendo con la cuestionada puesta en marcha del Hospital Álvaro Cunqueiro. Pero después no ha dejado de bajar y ahora está en menos de 115.000. Ahora da igual cuántos pacientes tenga. De cara a facturar, lo que interesa a Povisa es hacer el mayor número de consultas, pruebas, operaciones, sesiones de hospital de día, urgencias y demás.
La relación Sergas-Povisa
El acuerdo llega in extremis. El concierto actual está caducado desde el mes de agosto tras prorrogarse dos veces. En aquel momento, la Xunta decretó una prórroga por interés público, es decir, obligó a Povisa a seguir atendiendo a pacientes de la sanidad pública con todas las prórrogas del concierto ya vencidas y después de asegurar que nunca acudiría a esta fórmula. Se dio hasta el 31 de diciembre para firmar un nuevo acuerdo. Pero no ha llegado. Porque el acuerdo está tomado, pero tiene que formalizarse en una licitación. Por es, la prórroga por interés público va a tener que prorrogarse de nuevo otros tres meses. Esto indica que la negociación ha sido dura. En teoría empezó antes del verano del 2022, que es cuando caducaron los ocho años iniciales del contrato. La cuestión económica siempre ha estado de fondo, ya que Ribera ha esgrimido siempre que el dinero que la Xunta ofrecía no era suficiente.
En estos años, el Gobierno gallego ha tratado de paliar las pérdidas del hospital. En las tres prórrogas que ha dictado para el concierto todavía vigente ha mejorado las condiciones, incrementando la tarifa y reduciendo el gasto. Por ejemplo, desde hace un año, Sanidade paga todas las prótesis e implantes que se utilizan en los quirófanos del hospital privado vigués, lo cual supone un ahorro millonario. Esto se va a mantener en el nuevo contrato.
La mala situación económica y la tensa relación con la Xunta estaba de fondo cuando en el 2019 la familia Silveira vendiese al grupo sanitario Ribera el histórico hospital vigués, que había adquirido a mediados de los 90. Ribera (en aquel momento Ribera Salud) pertenecía entonces a la aseguradora norteamericana Centene, la segunda mayor de Estados Unidos. Después, Centene se desprendió de ese grupo de origen valenciano, que ahora pertenece al grupo francés Vivalto y que tiene a Povisa como su mayor hospital.
Desde el punto de vista administrativo, el Sergas está tramitando el nuevo acuerdo como contrato de prestación de servicios, lo que pone fin a la histórica figura de los conciertos singulares, contemplada en la Ley General de Sanidad del año 1986. El Consello de Contas había instado al Gobierno gallego en varios informes a manejar de una manera más actualizada su relación con los hospitales privados. Aunque esto no tiene ninguna trascendencia sobre los pacientes.