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Joyas de la Raspa vuelve a donde todo empezó

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

La firma viguesa de diseño celebra 35 años con una muestra en Artes y Oficios

05 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1987, Virginia Rodríguez Lorenzo y Miguel Sánchez-Cantón eran dos jóvenes veinteañeros con vocación artística a los que su pasión por el mar les llevó casi como arrastrados por la marea hacia el mundo del diseño de joyas. La plata, como el reflejo del brillo de los peces, fue su material de cabecera; y las formas marinas, su inspiración desde el primer día. La pareja de vigueses creó poco después, en 1990, su pequeña empresa, Joyas de la Raspa, y en el 2005, su primera tienda en el Casco Vello.

Ahora es una firma consolidada y anclada en Vigo, desde donde crea, produce y vende sus creaciones en todo el mundo. Pero en realidad todo empezó en aquel curso del 87 en el que la pareja se apuntó a las clases de joyería en la Escola Municipal de Artes e Oficios de Vigo, EMAO, tratando de canalizar su vocación que comenzó como buscadores de conchas en la playa y buceadores en la ría.

Ayer, Joyas de la Raspa regresó a sus orígenes con una exposición que repasa su historia en el lugar donde arrancó. Es también una forma de rendir homenaje a Miguel Sánchez-Cantón, fallecido hace cinco años, compañero de Virginia y padre de Olivia y Candela. Ellas son las herederas del legado al que la mayor se ha incorporado ya activamente y la pequeña, puede que también en cuanto finalice sus estudios de gestión y comunicación de moda.

Al frente de la marca continúa Virginia, que sobre la muestra explica que le ofrecieron «este espacio donde aprendimos todo y es un poco como cerrar el círculo. Para mí significa mucho porque además es hacerle un homenaje a Miguel como se merece y que no sabía yo cómo enfocar hacia él, pero cuando surgió esta oportunidad me pareció el momento perfecto». Por otra parte, otra coincidencia redondea todavía más la ocasión ya que en abril del 2000 abrían la primera tienda en el Casco Vello, barrio en el que siguen, aunque en otra calle (Triunfo, 6) desde el 2011 con Félix Álvarez al frente.

La muestra es un recorrido «por nuestra vida y por nuestro trabajo», por todo su universo, desde las piezas más icónicas y representativas, como la raspa de sardina que les da nombre, a la evolución de la firma hacia otras vertientes del diseño. «De la producción se ha encargado Ángel Escariz, que también lo había hecho cuando habíamos hecho la retrospectiva Abisal 1990-2005, hace 20 años en el Museo do Mar», cuenta. Y añade que además de las joyas, hay fotografías de Íñigo Martín sobre su obra y una sala donde se proyectarán las películas en Super 8 submarino que grabaron siendo muy jóvenes. «Con una música especial y sin cortes, la proyección íntegra, que dura 20 minutos».

También destaca, en una vitrina, el desarrollo de la raspa: «Son seis o siete piezas en las que se aprecia como han ido evolucionando la imagen que nos representa, y que quedó fijada en 1990», aclara la diseñadora.

La exposición se puede ver hasta el 23 de mayo de lunes a viernes laborables, de 19.00 a 21.00 horas. Está comisariada por la profesora de joyería de la EMAO Sandra de Jesús, y por Darío Álvarez Basso, profesor de Pintura en el mismo centro educativo público y municipal.