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El hotel Tres Carabelas, legado de tres mujeres «bravas», busca nuevo dueño

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

BAIONA

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Baiona despide una tradición de hostelería que ha marcado la villa

25 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el casco antiguo de Baiona, en una de sus calles más emblemáticas, se encuentra un hotel que ha sido testigo de la historia de la villa desde finales del siglo XIX. Ahora, su propietaria, Ana Rodríguez Fernández, ha decidido ponerlo en venta tras décadas de dedicación a la hostelería. «Fomos tres xeracións de mulleres bravas», comenta con orgullo.

Este edificio de piedra no solo es un hotel con historia, sino también la casa familiar de la saga de los Vernet, una familia de gran renombre en Baiona. Fue aquí donde Carmen y Ángel Fernández González, el hombre que cinceló Baiona, más conocido como Angelito Vernet, formaron su hogar tras heredarla de los padres de ella. Ángel dejó su huella imborrable en la villa, siendo el artífice de numerosas obras en piedra, entre ellas la monumental escultura que desde 1965 conmemora el Descubrimiento de América en la plaza de Pedro Castro y las características carabelas que adornan la fachada del hotel en la esquina que da a la calle Diego Carmona.

Mónica

La historia de la familia en la hostelería comenzó hace más de 75 años, cuando Carmen, la abuela de Ana, que además era su madrina y a quien recuerda con especial cariño, regentaba la tasca Abellón. «Era unha negocianta», dice Ana con admiración, recordando que su abuela fue una visionaria y una emprendedora adelantada a su tiempo. En la gran época de esplendor del balneario de A Cuncheira, comenzó a alquilar habitaciones a los visitantes, viendo una oportunidad donde otros no la veían. Más tarde, la familia decidió ampliar su apuesta por la hospitalidad y, hace 44 años, la madre de Ana, María Carmen, convirtió el inmueble en el actual hotel, que cuenta con tres plantas, ático y diez habitaciones. «Antes só tiña o baixo, onde estaba a tasca e a primeira planta, pero hai 44 anos, como a casa estaba moi mal, fixeron unha grande inversión e reforma para haber baixo máis dúas plantas e ático», recuerda Ana.

Con una ocupación del 98 % para mayo y una clientela fiel que repite año tras año, el negocio sigue en plena forma, especialmente beneficiado por su ubicación estratégica para los peregrinos del Camino de Santiago. No es solo un hotel, sino un lugar cargado de historia y recuerdos que han dado forma a la Baiona de hoy.

El hotel, que ya está en venta a través de la inmobiliaria Grupró, es un verdadero tesoro arquitectónico en el corazón de Baiona.

Su fachada, enclavada en una preciosa esquina del casco histórico, luce con orgullo las tres carabelas que simbolizan la vinculación de la villa con el Descubrimiento de América. Su estratégica ubicación, en una de las calles peatonales más transitadas, lo convierte en un enclave privilegiado tanto para continuar con su exitosa actividad hotelera como para una nueva reconversión, ya que dispone de división horizontal y podría adaptarse a la construcción de viviendas de gran valor en pleno centro histórico. En su interior, la planta principal cuenta con una recepción acogedora, un área de desayunos, una cocina independiente y una zona de lectura y descanso. Las dos superiores albergan habitaciones exteriores con baño privado y armarios empotrados, mientras que el ático ofrece un salón y dos dormitorios adicionales.

El establecimiento opera de abril a noviembre con reservas confirmadas y una demanda continuada que garantiza rentabilidad a su futuro propietario. La combinación de historia, belleza arquitectónica y ubicación privilegiada hace que este inmueble no solo sea un negocio consolidado, sino una pieza única en el corazón de Baiona. A pesar de su retirada, Ana no dejará de viajar ni de disfrutar del encanto de la villa que la vio nacer. Mientras busca un nuevo guardián para este hotel con alma, historia y un futuro prometedor.

«Teño clientes que xa son familia»

Ana comienza a despedirse. Con nostalgia pero también con la satisfacción de haber mantenido viva la tradición familiar durante tantos años. «Aínda teño clientes veteranos, dos que viñan hai xa vinte anos», dice con emoción, recordando cómo ha cambiado el turismo en Baiona. «O de antes era moi amigable, os clientes eran como da familia. Viñan por moito tempo, pero agora case por días», recuerda. Nota el empujón del Camino de Santiago, especialmente, fuera de la época estival, llenando el establecimiento a golpe de mayo ya, mes que reabrirá sus puertas este año tras un parón invernal.