En marzo de 1975 comenzó un pleito entre los dos ayuntamientos por la titularidad de las islas que se decantó a favor de la villa de los viaductos tras una resolución del Tribunal Supremo
28 mar 2024 . Actualizado a las 00:43 h.En marzo de 1975 comenzaba un litigio entre los ayuntamientos de Vigo y Redondela por la jurisdicción administrativa de las islas de San Simón y San Antón, situadas en la parte final de la ría de Vigo. «El Ayuntamiento de Redondela ha incluido en su Plan de Ordenación la isla de San Simón, lo que ha dado origen a la oposición del Ayuntamiento de Vigo, que ha señalado en un escrito que la isla está en el correspondiente Registro de la Propiedad, como perteneciente al Ayuntamiento vigués», informaba La Voz de Galicia el 15 de marzo de 1975. Comenzaba entonces un largo litigio que no se resolvió hasta seis años y medio después, cuando el Tribunal Supremo falló a favor del Concello de Redondela.
Vigo razonó que en la isla hubo, tiempo atrás, servicios municipales propios, como el de Sanidad y añadía, entre otros argumentos, que en las listas para la elección de diputados provinciales publicadas en el suplemento del Boletín Oficial de la Provincia del 8 de enero de 1886 figuraban inscritas en este Ayuntamiento doce personas con domicilio en el lazareto de San Simón. También apuntaba que en el censo electoral de 1923 se incluyó el citado lazareto en la sección número 2, y que en el diccionario geográfico de España de 1940 figura la isla como perteneciente al término municipal de Vigo, dependiente de la parroquia del Sagrado Corazón de Agüera.
Por su parte, el Ayuntamiento de Redondela aportaba como razones de sus derechos que en el archivo topográfico del Instituto Geográfico y Catastral se situaba las islas en Redondela y que, entre otras razones, en la colección Espasa se hablaba de la isla como Lama de San Simón en la ensenada de Redondela.
El caso es que desde 1853 la propiedad de las islas pasó a manos del Estado, algo que no impidió que ya entonces Redondela y Vigo se disputasen la jurisdicción del territorio.
A mediados de los años sesenta del siglo XX, las islas pasaron al patrimonio del Ministerio de Turismo, que dirigía Manuel Fraga. Entonces se especuló con la posibilidad de que saliera a subasta pública una concesión para su explotación con fines turísticos, algo que no aconteció.
El litigio judicial emprendido por Vigo en 1975 tuvo su primer revés institucional en marzo de 1977. Entonces, el Consejo de Estado comunicaba al Ministerio de la Gobernación que había decidido que la jurisdicción administrativa del lugar le correspondía al Ayuntamiento de Redondela, basando su decisión, principalmente, en el criterio de proximidad.
El Concello de Vigo mantuvo el pleito judicial, aunque en la Audiencia de Pontevedra, la justicia falló a favor de Redondela. Desde el consistorio vigués se recurrió la sentencia y, de esta forma, llegó al Tribunal Supremo.
El 6 de noviembre de 1981, La Voz de Galicia publicaba la noticia de la resolución. «Ha prevalecido el criterio de proximidad territorial del islote con el núcleo municipal redondelano», se explicaba en este periódico. El Tribunal Supremo ratificaba la sentencia anterior de la Audiencia de Pontevedra, que respaldaba la jurisdicción municipal de Redondela.
Ancladas en el fondo de la ría viguesa, las islas de San Simón y San Antón, un pequeño islote unido por un puente a la ínsula principal, tuvieron gran protagonismo en la historia de Galicia. En las últimas campañas arqueológicas no se hallaron restos prehistóricos. Será a partir de las Edad Media cuando aparezcan documentadas. Incluso, alcanzaron un puesto literario al ser escenario de una de las cantigas de Mendiño en el siglo XIII.
La orden de los franciscanos se instaló en San Simón a comienzos del siglo XVI y, unas décadas más tarde, sus miembros fueron víctimas del asalto de Francis Drake. Durante el siglo XVIII, los monjes volvieron a temblar ante la presencia inglesa en 1702, tras la batalla naval de Rande, y en 1719, durante la invasión comandada por el vizconde de Cobham. La comunidad franciscana abandonó definitivamente este emplazamiento en 1746.
El siglo XIX devolverá el protagonismo al lugar ya que en 1842 abrió el lazareto. Solo había dos lugares en España donde podía realizar la cuarentena sanitaria los barcos transoceánicos, Mahón y San Simón. Esta situación se mantuvo así hasta 1927, cuando se cierra el lazareto.
A partir de ese momento, San Simón y San Antón tendrían diferentes funciones. Incluso, en el año 1928 se abrió la posibilidad de que acogiese un aeropuerto nacional para hidroaviones, algo que no llegó a producirse.
La guerra civil transformó las antiguas instalaciones del lazareto en un campo de prisioneros republicanos, situación que se mantuvo hasta el año 1943. Fue después un colegio para los flechas navales y albergue nacional. En ese contexto se produjo el naufragio de la lancha Monchiña, en el que fallecieron 43 miembros de la guardia de Franco que descansaban en la isla.
Más recientemente, el arquitecto César Portela afrontó la rehabilitación de todos los edificios, la declaración de Bien de Interés Cultural y su actual vida, en la que se realizan distintas actividades de la mano de la Xunta.