
El negocio se distingue por ofrecer títulos actuales que venden a un precio fijo y también compran por un importe invariable
26 may 2016 . Actualizado a las 12:29 h.Hoy en día, que abra una librería es una noticia. Tristemente, la noticia suele ser que cierra. Pero este no es el caso que nos ocupa, ya que Vigo cuenta desde esta semana no con una menos, sino con una más. Y no se parece a ninguna. Trotalibros es la primera librería low cost que se instala en la ciudad bajo esa premisa y como cuenta su responsable, Gloria Seoane, su principal característica y preocupación es conseguir que no se parezca a una tienda de segunda mano ni a las librerías de viejo ni a los rastrillos en los que se vende un poco de todo.
Eso se consigue con una selección de libros en la que valen muchas cosas, pero no todo. El eje central sobre el que gira el negocio son las obras de narrativa. Y para que los anaqueles no se llenen de ejemplares amarillentos, llenos de polvo y olor a humedad, es necesario hacer una criba. «Tratamos de que las ediciones (no las obras, que pueden ser clásicos) sean modernas, de 1990 en adelante y estén en perfecto estado», cuenta la viguesa recién aterrizada en el sector, al que llegó tras ver en Madrid y Barcelona establecimientos como el que ahora dirige. «Leí un reportaje sobre este novedoso modelo de negocio que en Vigo no existía. Así que nos liamos la manta a la cabeza, pero no a lo loco. Primero estuvimos sopesando mucho si sería rentable y de qué forma, Hicimos cuentas, buscamos un local y aquí estamos, en la calle Gerona, 21», resume. Habla en plural porque en el proyecto también incluye a su marido, el ingeniero granadino Manuel Sánchez, que además de apoyo moral, cuando termina su jornada laboral la ayuda con tareas que también hay que realizar. Por ejemplo, recoger lotes de libros a domicilio.
Ambos son grandes lectores. «Sobre todo cuando no teníamos hijos. Ahora se hace lo que se puede», reconoce él, que además, ha hecho sus pinitos como escritor. Fue finalista en la última edición del Premio de Novela por Entregas de La Voz de Galicia, que no llegó a ganar, pero le abrió las puertas de las editoriales y Galaxia editará su primera obra, que escribió en gallego.
Devoradores de libros como ellos es el tipo de cliente que necesitan para que la tienda tenga éxito. Ahora mismo, lo tiene. «Las colas delante del mostrador son constantes, pero llevamos tan poco tiempo que aún es pronto para valorar si es por la novedad o esto va a seguir a este ritmo», afirma añadiendo que la fórmula solo funcionará si la rotación es constante, «es decir, que la gente, tras leer lo que compre, regrese a la tienda con el ejemplar para venderlo y adquiera otro», explica. Si en los anaqueles empiezan a acumular libros, se acabó el invento. «El atractivo es la variedad y que la oferta incluya títulos bastante actuales. Disponemos de un sistema de alertas y si la gente nos pide algo y no lo tenemos, si entra le avisamos», manifiesta.
Para que la rotación no decaiga, la otra pata sobre la que se apoya es el sistema de compra-venta con precios fijos. «Compramos cada libro a 0,50 céntimos de euro y vendemos cada ejemplar a 3,90 euros, dos por 7 euros o cuatro por 12 euros».
Gloria Seoane especifica que no compran absolutamente todo lo que les ofrecen, como enciclopedias y coleccionables. Para empezar con una buena cantidad de material para ofrecer al público, desde enero se han hecho con miles de ejemplares y rondan ya los seis mil. «Varios eran nuestros, muchos los hemos comprado y algunos nos los han donado. Hay personas que quieren vaciar la casa o que no saben qué hacer con tanto libro y nos llaman», cuenta.
Tras darse una vuelta por las estanterías organizadas por géneros, desde narrativa hispana a extranjera, literatura en gallego, ciencia ficción, novela negra o romántica libro juvenil e infantil, filosofía, pensamiento o ensayo, se puede ver que también han dejado espacio para curiosidades, que, en este caso, se estructuran por temáticas (cocina, idiomas, animales...).
Un baúl con recuerdos
Además, han reservado un lugar para algo intrínseco a los libros de segunda mano, que no todo el mundo revisa con esmero por si se queda algo entre las páginas. En un baúl van depositando cosas que encuentran: cartas de amor, recetas recortadas de revistas, marcapáginas, carnets antiguos y hasta un billete de cien pesetas. «Por ahora los dejamos ahí hasta que decidamos qué hacer con todo eso», explica Manuel, sorprendido por la gran acogida en el estreno de Trotalibros.