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A Golpe de Pedal logra fondos de varios coleccionistas de bicis para crear un museo activo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El colectivo ciclista ha elaborado un documento para solicitar al Concello la cesión de un espacio dinámico

02 jun 2017 . Actualizado a las 12:55 h.

A Golpe de Pedal, colectivo vigués que concentra su batalla en tratar de arañar espacios al coche para que los ciudadanos puedan moverse en bici en el entorno urbano, lleva mucho tiempo peleando también por otro proyecto: la creación de un museo de la bicicleta.

Tras años de conversaciones con los propietarios de piezas de valor por su antigüedad, al fin han logrado unos fondos que servirían para crear el que sería el primer museo de Galicia dedicado a este medio de transporte. El grueso de la colección lo integran las piezas pertenecientes al coruñés afincado en Nigrán Luis Molist, Lucho, un amante de la bici a la que denominaba «pequeña reina». Un hombre que, además de pedalear, dedicó buena parte de su vida a buscar máquinas por todo el mundo, joyas que se traía de cada viaje como comercial de Explosivos Río Tinto y que en muchas ocasiones arreglaba con sus propias manos.

El coleccionista, que tiene ya 95 años, ha recorrido cerca de 30.000 kilómetros, muchos de ellos siendo miembro del Club Ciclista Vigués durante los 67 años en los que pudo practicar este deporte. La colección que ahora gestionan sus hijos tiene como sede habitual un bajo en Praia América y ha salido varias veces de allí para disfrute del público. «Yo siempre quise que esta no fuera mi colección, sino la de toda la ciudadanía», dijo el año pasado cuando se pudo ver en la localidad en la que reside y cuyo Ayuntamiento había expresado su intención de crear allí un espacio expositivo permanente.

La última ocasión, en Vigo, está a punto de despedirse. El centro comercial A Laxe acoge las piezas en exhibición que hoy se despiden. A lo largo de un mes ha sido vista por más de 8.000 personas y se prorrogó una semana más debido a su éxito.

Los que no la hayan visto aunque pueden acercarse hoy a lo que se plantea como un paseo por la historia de las primeras bicicletas, desde los velocípedos hasta las que se usan hoy en día, con tracción trasera, y modelos históricos de oficios como las de los afiladores o los carteros o una colección de la marca Orbea.

Buscando ubicación

Aprovechando el acto de clausura, A Golpe de Pedal espera contar con la presencia de algún representante del Concello de Vigo para plantear el proyecto que quieren presentar oficialmente al ayuntamiento. El presidente del colectivo, José Manuel Suárez, indica que la propuesta requiere el respaldo municipal para hallar un espacio en el que ubicar el museo. «Nosotros pensamos en algo dinámico. No un sitio que solo ofrezca ver bicicletas, sino un espacio donde se hagan actividades, desde talleres didácticos a clases de mecánica para aprender a arreglar una bici o solucionar un pinchazo», explica.

En principio ellos habían pensado en el Verbum, «porque allí hay espacio suficiente y estaban buscando ideas para reconvertirlo, aunque parece que ya las tienen», comenta, pero están abiertos a cualquier sugerencia. «Lo importante es lograr ese apoyo que ponga los pilares de un lugar dedicado a la cultura de la bici, sobre todo porque creemos que tiene un enorme potencial y mucho interés», añade Suárez, aún eufórico tras el éxito de la pasada convocatoria de A Pedaliña por las calles de Vigo.

Colecciones como las de Molist no hay muchas en Europa y los tesoros del exciclista tienen varias «novias» interesadas en hacerle hueco.

Entre los tesoros de Molist no solo hay bicicletas completas, sino también cuadros que explican los distintos cambios de marcha o faros, desde los de vela de finales del siglo XVIII, pasando por los de carburo o acetileno.

Muchas de las piezas estaban bastante deterioradas, pero las reconstruía y completaba con mimo. Él mismo ha recreado modleos enteros. Por ejemplo, en el 2007 recreó con ayuda de su hermano una reproducción exacta de una bicicleta del siglo XVIII. Antonio Pino es otro coleccionista importante, sobre todo de Orbea

Con ella el Museo Liste inició las muestras temporales

No es la primera vez que viaja hasta Vigo. La exposición Obxectos sobre a bicicleta de la colección privada de Luís Molist se pudo ver en el Museo Etnográfico Liste hace 15 años. Con ella el centro iniciaba una nueva etapa con exposiciones temporales priorizando las colecciones privadas que no hubieran sido mostradas con anterioridad. La idea era destacar su valor simbólico, histórico y documental en piezas en las que el propietario evoca sus sentimientos. En aquella ocasión se exhibieron más de 200 piezas: ruedas de láminas de madera, asientos en cuero moldeado, pedales, placas de marcas, matrículas, carteles y postales de los museos Velorama, de Holanda, y Harlow, de Gran Bretaña, además de una Raleigh de 1925, una Gimson de los años 40 y dos triciclos de fabricación artesana. También hubo piezas de otros particulares, como un velocípedo de principios del s.XX, propiedad de Honorino Méndez, fabricante de la marca Honor.