El escaparate de un comercio alberga desde hace 42 años un nacimiento de más de 7 metros de largo y con figuras en movimiento, que es el orgullo del vecindario
15 dic 2017 . Actualizado a las 07:33 h.En Travesía de Vigo 135, además de un tesoro de batas Goa, la marca precursora de Inditex, tienen desde hace más de 40 años el mejor belén de la ciudad. Porque a originalidad, apaño y tesón no hay quien les gane. Carlos Estévez es el autor del nacimiento que antes de abrir el comercio junto a su mujer, la viguesa Adelaida Vaquero, hacían en casa hasta que su padre enfermó. La mercería, que se llama como él, abrió hace 44 años. Desde hace 42, el escaparate de la tienda es el espacio donde lo comparten con vecinos y viandantes, que se paran a ver las decenas de detalles y escenas en las que se puede apreciar su labor de chinos. Pero Carlos es de Ourense y su única vinculación asiática es la que le obliga a comprar las nuevas figuritas en negocios regentados por orientales de esta nacionalidad desde que los españoles dejaron de fabricarlos.
Pero el suyo es un belén in motion. Todo parece estar vivo. Herodes pasea, los guardias vigilan, la hilandera teje, el carpintero sierra la madera, el río fluye, el matarife despieza un cerdo, el tabernero asa un cochinillo, la olla del cocido hierve, el burro da vueltas alrededor del molino de piedra... Todo se mueve menos José y María, que escoltan una cuna donde aún no hay niño porque el realismo es lo primero y hasta el día 25 no se sumará Jesús a la escena.
Carlos reconoce que desde niño siempre fue muy lideiras y arreglaba cosas a base de fozar y destripar aparatos. Esa habilidad le ha servido para idear soluciones y poner en marcha los mecanismos que funcionan con programas de lavadores y microondas usados que le consigue un chatarrero, aunque advierte que con los segundos hay que tener cuidado, «porque el programador del microondas funciona hacia adelante y también hacia atrás». Hacer belenes es una de sus pasiones y reconoce que la afición empezó siendo un chaval. Primero, cuando en el bazar de sus padres le dejaron montar su primer escaparate. «Gasté pilas por un tubo pero vendimos más juguetes que nunca», se jacta. Después, cuando en su aldea de La notaria, en Desteriz, «había un médico con muchos hijos que hacían uno espectacular que yo admiraba, pero no me dejaban participar y aquel gusanillo me quedó dentro», supone.
Cuando empezaron con el belén de su local, Carlos y Adelaida iniciaron una colección que no ha parado de crecer, como el mismo nacimiento. «En vez de regalarnos tonterías por cumpleaños, santos y aniversarios, nos regalábamos figuras del belén», cuenta ella. Las primeras eran de barro y se fueron deshaciendo con la humedad y siempre ha sido el belén más ecológico de Vigo, ya que todo, excepto los personajes, está hecho con material reciclado. «Empezamos creando montañas con cajas de la fruta y evolucionamos con cajas de porexpán donde viene el pez espada y el salmón que me daban en la ribera, para poder montar estructuras mejores como los arcos con dos alturas», cuenta.
El belén de Carlos tiene 40 figuras en movimiento y otras tantas fijas, mide siete metros y medio de largo por un metro de alto y es el orgullo del vecindario. «En Nueva York habrá otros, pero como este, ninguno», asegura. En cuanto empieza el otoño ya le están preguntando cuándo lo pone. Este año empezó pronto, en noviembre, pero aún queda mes y medio para verlo. Afortunadamente para los fans, es el último que desmonta. Porque este, el de la Travesía, es su belén, pero el comerciante instala unos cuantos más, aunque empiezan a pesarle los años en los riñones. Este año se ha ocupado de hacer los de dos sucursales del Banco Santander, en su calle y en la peatonal de O Calvario. Para este último, apunta, «usé la colección de figuras de La Voz de Galicia y para el de mi casa también». Además ha montado el de la parroquia de San Ignacio de Loyola, en Teis; el de Santo Cura de Ars; el de San Miguel de Esteriz; el de la capilla de Os Liñares de Canido y uno pequeñito en la maternidad del Hospital Cunqueiro.
Cuando se acaba la Navidad, Estévez se pone ya de lleno con su otra afición, la comparsa de carnaval de Travesía de Vigo, aunque este año están desilusionados tras el varapalo que se llevaron en el concurso del 2016. «No nos lo merecíamos», opina.