El Agua de Vigo se lleva en la piel

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Paloma, Ángeles y Reyes, tres amigas empeñadas en crear un producto que definiese a su ciudad de adopción y llevase su nombre por el mundo, crean una fragancia de fabricación cien por cien autóctona

17 nov 2021 . Actualizado a las 00:24 h.

Antes de que Vigo estuviera en todas partes, más con sus luces que con sus sombras (que también las tiene), tres mujeres no nacidas en la ciudad pero enamoradas de ella quisieron ponerle olor y guardarlo en un frasco. Paloma Arriola, vasca de San Sebastián y residente en la urbe del olivo hace unos treinta años; Ángeles Boullosa, de Ponte Caldelas pero más de media vida con la ría en su paisaje; y Reyes Pintor, nacida en Vilagarcía pero también más viguesa que las patatillas, se conocieron esperando a sus hijos a la salida del colegio. Se hicieron amigas, los niños crecieron y con el tiempo han acabado siendo socias en una pequeña empresa que no se sabe si las hará millonarias, pero la cosa huele bien y lo lleva haciendo desde el 2016, que fue el año en que debutó Agua de Vigo, una fragancia fresca que nació del empeño de este trío de emprendedoras en crear un producto original que llevase el nombre de la ciudad y su entorno por el mundo. «Sí, llueve mucho, pero qué alegría cuando sale el sol», es la frase con la que Paloma resume lo que sienten. Llevaban mucho tiempo dándole vueltas, pero estaba ya todo inventado hasta que un día se les encendió la bombilla con el líquido elemento: «Pocas cosas hay que determinen el carácter de la gente, el paisaje, la pesca, los trasatlánticos, el ir y venir de los coches de Citroën, la lluvia misma... y el agua es la esencia de todo», explica.

«Queríamos transmitir ese entusiasmo por la ría de Vigo y surgió con forma de colonia. Podría haber sido otra cosa, pero queríamos que fuera distinto y de calidad, que lo puedas llevar contigo allá donde vayas y sentir Vigo en tu piel», añade Ángeles sobre un producto que consideran perfecto como regalo institucional, para empresas, congresos, y sobre todo, para el creciente número de personas que visitan la ciudad y les entusiasma tanto como a ellas. «Nos hace especial ilusión cuando personas que se la llevaron como recuerdo mientras veraneaban, nos escriben para contarnos que les encanta y quieren más, como nos ocurrió hace poco con alguien que la había comprado en Bueu», revela.

Hecho en Galicia

Una vez lanzadas con el Agua de Vigo, les quedaba un largo camino por recorrer. La idea estaba clara, querían un perfume fresco, que pudiesen usar tanto niños como adultos, tanto hombres como mujeres. Pero para empezar necesitaban saber cómo se hace, porque no son perfumistas. En su incesante labor de búsqueda para una fabricación lo más cercana posible, dieron con un laboratorio gallego a la medida que querían, para una producción pequeña, controlada y de calidad. Tras muchas pruebas dieron con la fragancia que puso a tres narices de acuerdo. Pero luego quedaban muchas más tareas, desde la elección del frasco, el logotipo de la marca o diseño del packaging, en el que destaca la presencia de la ría de Vigo a través de una carta náutica. «Pedimos permiso para su reproducción al Instituto Hidrográfico de la Marina», explica Paloma añadiendo que siguieron a rajatabla todos los procesos legales para el registro de su producto tan auténtico que hasta los lazos que rodean el tapón se los proporcionan en la mercería Saldaña.

Parafraseando a Aqualia y el Concello, el agua de Vigo, la que se puede beber, «es de alta calidad», pero el Agua de Vigo de Esencia Atlántica, la de Reyes, Ángeles y Paloma, la que no se bebe, huele a bergamota, limón, menta y a notas de camelia, porque como explican sus madres, «aunque parezca que esta flor no huele caso, hay variedades que sí tienen bastante fragancia, por eso le hemos añadido aceites esenciales de semilla de japónica y hojas de sinensis».

La pandemia las dejó sin regalos para turistas, sin detalles para bodas, sin comercios no esenciales y hasta sin alcohol para hacer colonias, ya que los hidrogeles se lo llevaron todo por orden gubernamental. Tocadas, pero no hundidas, siguen a flote.

Un poco de historia.

Dos más y una en camino. Tras Agua de Vigo, han sacado al mercado dos más. Atlántica. Esencia de Galicia, que tiene un recorrido menos local que la primera y es un homenaje de aroma gallego, a su naturaleza y a su mar; y Vento, «una colonia masculina, herbal, con esencia de carballo entre otros ingredientes», indican. En camino tienen en marcha otro proyecto, Agua de Cíes. Lo que más les ha costado ha sido pelearse con un mercado del perfume en el que es imposible hacerse un hueco, por eso su distribución va por libre, en hoteles y pequeñas tiendas, además de en su propia página web atlanticavigo.com