
Los creadores del Lourdes se mudan a 25 metros del original en la calle Venezuela y mantienen el de Panxón
28 may 2022 . Actualizado a las 02:14 h.En el verano de 1982, José Amoedo y Lourdes Lusquiños montaron un modesto negocio de venta de bocadillos en un pequeñísimo local en el número 14 de la calle Venezuela que ya se llamaba Papos cuando llegó a sus manos. La pareja, que venía de trabajar en dos empresas que dieron en quiebra, luchó por abrirse paso en un mercado, el del bocata, que entonces carecía tanto de competencia como de imaginación. Sus bocadillos iban sobrados de lo último y se fueron haciendo con una clientela fija que hoy sigue haciendo cola ante lo que es poco más que un despacho. Miles de personas han pasado por la que se convirtió en una mítica bocatería que está a punto de cumplir 40 años en plena forma y con bastantes novedades.

El tiempo pasa para todos y la pareja de Soutomaior afincada en Vigo ya se ha jubilado. Primero Lourdes, autora del icónico bocata, y después su marido. La hija mayor, Marta, era la que llevaba las riendas en los últimos años. Dejó su empleo como enfermera para ayudar a sus padres cuando fue necesario, pero con la pandemia decidió regresar a su vocación sanitaria. Su hermana Geni, también formó parte de la plantilla pero también estudió Derecho, volvió a su sector y es procuradora. Que no se perdiera quedaba en manos del tercero de los hijos, Óscar, y el sentimiento que une a la familia entorno al negocio en el que han crecido, le llevó a tomar la decisión de continuar con la marca registrada. El joven estudió Empresariales, se dedica al sector inmobiliario y tiene negocios en Madrid, «pero las para mí era cuestión sentimental, no podía dejarlo ir y me hice cargo», cuenta. Con él, la empresa de hostelería se desarrollará por un lado y se replegará por otros. Papos llegó a tener réplicas con extensiones en los centros comerciales de Gran Vía y A Ramallosa, en el campus de la Universidad y en el barrio de Navia. Todos ellos los fueron cerrando, el último, el mes pasado en Gran Vía.
Con Óscar Amoedo ya al mando, abrieron otro local a pie de playa en Panxón, con terraza y en ocasiones actuaciones de grupos en directo; y el próximo será una ampliación en Vigo, a 25 metros del original, en la calle Venezuela. El espacio, en obras, ya luce un enorme cartel pero las puertas no se abrirán hasta este verano, coincidiendo con el aniversario, pero con fecha por concretar. Mientras, el pequeño Papos seguirá funcionando como siempre. Cuando cierre para seguir dando servicio a la clientela en el nuevo emplazamiento, planean una gran despedida a medida de lo que el emblemático local se merece.

Lo que sí avanza el heredero del legado Papos sobre la nueva bocatería es que su diseño está pensado para no echar de menos a la de siempre. «Tendrá dos entradas, una que es casi una réplica del primer local, con barras altas para tomar algo de pie o para recoger los pedidos como hasta ahora, y otra que dará acceso a una estancia amplia, con mesas y sillas, y la intención de ofrecer algo más que bocadillos y en un horario que irá desde el desayuno a la comida, meriendas y cenas. En la decoración habrá guiños a Vigo, a los años 80 y a los fundadores.