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El hermano del grafitero Muelle persigue en Vigo huellas del artista

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

CEDIDA

El Concello sopesa restaurar y poner en valor la firma del madrileño

04 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El éxito del programa municipal de arte urbano Vigo, ciudad de color, que desde el 2015 suma casi 200 paredes en la que artistas nacionales e internacionales han dejado sus obras, puede culminar echando una mirada atrás, a los orígenes de un movimiento que comenzó con la intervención esquemática, fugaz y anónima de los grafiteros.

Han sido muy pocos los que pasaron el filtro del tiempo y el concepto y uno de ellos fue Muelle (1965-1995). Detrás de su firma se escondía el madrileño Juan Carlos Argüello, considerado el primer escritor de grafiti español. Llegó a participar en la feria Arco y aunque su lugar de trabajo principal fue Madrid, viajó a otros puntos del país dejando su huella. Vigo fue una de las ciudades que visitó en varias ocasiones. Los estudiosos del arte urbano llevan años siguiendo su pista y tratando de proteger lo que queda de su obra. Fernando, hermano de Muelle y guardián de su legado, visitó ayer en Vigo los grafitis que se conservan del legendario artista, que son aparentemente dos. Lo hizo acompañado del artista e investigador de la historia del arte urbano Ash Santos, que remitió hace tiempo la propuesta al Concello para conservar sus pinturas. «Me han dicho que está en estudio y que hay interés en restaurar y ponerlos en valor», cuenta el vigués. Sobre la cantidad exacta y ubicación, ambos prefieren no dar demasiados datos para evitar que se localicen.

Fernando Argüello es un activo rescatador de las firmas de su hermano y algunas de sus piezas han llegado a casas de subastas. Sus pasos los recoge en una cuenta en Instagram. Muelle seguía un manual ético a la hora de elegir los lugares donde dejar su rúbrica, buscando espacios que no tuvieran valor cultural para no dañarlos. Con el tiempo, fue su firma la que añadió valor a las paredes. El ayuntamiento de Madrid le dedicó una calle y restauró un grafiti suyo en la calle de la Montera.