Adiós al Edra, el bar más singular del Casco Vello de Vigo: «No me voy, me echan»

VIGO CIUDAD

La gerente del local, Eva Marcos, entregará el día 24 las llaves del local, que será demolido por el Concello
14 abr 2023 . Actualizado a las 22:10 h.Más de cuatro años de incertidumbre le han servido a Eva Marcos para afrontar una certeza: la del cierre de uno de los bares con más encanto del barrio antiguo de Vigo. El Edra, ubicado en el auténtico corazón de la ciudad, en la praza dos Pescadores, donde el Casco Vello sigue siendo un vecindario de casitas bajas y un pasado marinero, cerrará de forma definitiva el próximo 24 de abril. «Es el día que tengo que entregar las llaves», explica Eva, atareada con la limpieza y los pedidos a proveedores, porque mientras llegue ese día, seguirá a pie de barra como ha hecho durante los últimos 20 años en un local que llevaba otros 30 más abierto cuando ella llegó tras haber trabajado en La Guinda, otro histórico de la zona al que ahora le han incrustado un cajero automático en la fachada, el signo de los tiempos de turismo y consumo.
La hostelera afronta como puede el panorama desolador que le espera al singular rincón enmarcado por el color violáceo de las glicinias en flor. La piqueta lo reconvertirá en una de las puertas de acceso para el centro de formación para personas en riesgo de exclusión social que el Concello proyecta edificar en la rúa Alta, colindante con la plaza. Para ello, el inmueble que ocupa el bar será demolido. La administración local quiere poner en marcha unas instalaciones planteadas para empezar en el 2022 con programas de formación a personas en situación de riesgo y demandantes de empleo. Para empezar, tendrán a una más en el paro, la propia Eva, que sentencia: «No me voy. Me echan».
En su momento, el alcalde de Vigo justificó el proyecto alegando que beneficiaría a la rehabilitación de la zona histórica con la puesta en marcha de un plan de actuación en el ámbito social. La hostelera ha citado a su clientela el sábado, 15 de abril, para tomar la última y agradecer las muestras de cariño que recibe en persona y por escrito, en notas que ni se atreve a leer porque le brotan las lágrimas. La campaña en Change.org para intentar su salvación da los últimos coletazos. Ya es tarde. Otro clásico vigués dice adiós por imperativo legal.
Desaparecidos como el Galo do Vento; longevos como O Ovo
Ya quedan pocos clásicos del Casco Vello, que experimenta su mejor momento en cuanto a actividad hostelera. Entre los de siempre, sobreviven O Ovo, con su insólita especialidad en huevos cocidos y chupitos de Mistela; el Tipo X, anclado en la música de los 80 desde su apertura en el 87; el Frenopátiko, que resistió con la misma fuerza que se agarran a su puerta las pegatinas con solera, como El Porrón o el Pentagrama, más jóvenes. De la hamburguesería M. Johnny hace años que solo queda el letrero, pero casi de la misma quinta resisten el restaurante Fai Bistés y la taberna O Porco, La Parra o el bar de vinos y comidas Peitieiros. Mucho más atrás quedan locales como el Alma, el Geppetto o el Sanxenxo, locales también ochenteros que han sido reemplazados cíclicamente por nuevos negocios. Algunos, viven fecundas segundas vidas, como la taberna A Mina, que sus antiguos dueños dejaron en manos de un equipo que la ha convertido en un atractivo contemporáneo. A unos pasos de esta, O Galo do Vento, en cambio, no remontó las cuentas a cero de la pandemia, y el garito en el que flotaban volutas de bohemia cultural se vio abocado al cierre en enero del año pasado.