
El grupo de amigas, que se reúne desde hace 40 años, celebra un «cookie swap» prenavideño
17 dic 2023 . Actualizado a las 00:17 h.La embajada norteamericana de Vigo la llevan ocho mujeres casadas con gallegos que desde hace 40 años se unieron por su pasado, pero mantuvieron el vínculo muy activo con un presente en el que hay de todo menos aburrimiento. Siempre tienen decenas de razones para juntarse, pero hay algunas que no fallan. Cuando se acerca Navidad, de los hornos de sus casas sale olor a hogar. Este año se reúnen en casa de Gloria, en un salón de película en el que hay hasta un tren de principios del siglo XX que perteneció a su marido cuando era niño. «Aún funciona, pero la locomotora no tiene fuerza para mover todos los vagones», advierte la viuda del que fue su propietario.
El tren colocado alrededor del árbol decorado al estilo clásico, con bolas rojas y blancas, bastones de caramelo y luces blancas sobre el verde de las ramas, preside una escena que se repite a mediados de diciembre en Vigo desde los años 80. El decorado cambia, pero el núcleo humano se mantiene. Lo forman además de la anfitriona, Gloria Fernández, sus amigas del alma Diane Limia, de Chicago; June Pike, de Colorado; Carol Martí, de California; Connie Fraiz, de Chicago; y Cecilia López, Carmen Portela y Loli González, de New Jersey. Los apellidos españoles de muchas de ellas se explican porque algunas son hijas de gallegos que emigraron a Estados Unidos. Ellas ya nacieron allí, pero al volver de forma ocasional, en visitas a la familia o vacaciones, se emparejaron con gallegos y terminaron residiendo en Vigo y su área metropolitana.
En el grupo falta otra amiga, Gretchen, que falleció hace unos años y fue una de las impulsoras del grupo. Gloria recuerda que era paciente de su marido, el dentista José González Fernández, y fue la que le dijo que había un grupo de chicas americanas que se reunían periódicamente.
Gloria, además de la anfitriona, fue la pionera en explorar terreno galaico. La primera que desde Brooklyn llegó a Galicia porque aunque nació en Sober, se fue con 4 años. Su madre era norteamericana, hija de gallegos que emigraron a Connecticut, y su padre era lucense. «Ella se fue primero y nos reclamó para la reagrupación familiar», explica. En 1965 volvió a Sober con 18 años y para una chica criada en Nueva York, aquello era como estar en otro planeta. Y en ese planeta conoció a su marido cuando era estudiante de Medicina, un joven hijo de emigrantes como ella, y el único del pueblo que hablaba inglés. Se hicieron novios, con el tiempo se casaron y a Vigo llegaron juntos en 1970. «Estaba embarazada de mi hijo Joe y estábamos a punto de abrir una clínica en Teis», explica añadiendo que para seguir juntos también en el ámbito laboral, ella hizo estudios de higienista dental. José falleció hace 29 años y la clínica que tuvieron después, cuando se mudaron a la calle García Barbón, sigue funcionando aunque en otras manos. El marido de Diane, la más joven del grupo, también es dentista. Pero el nexo entre todas, recuerdan, es que son norteamericanas y han terminado viviendo en Vigo por amor.
Encantadas en Vigo
A partir de ahí surgen mil motivos para verse. El motivo del encuentro prenavideño se llama cookie swap, una tradición muy americana que consiste en intercambiar galletas ( y a veces también recetas) para celebrar las fiestas. En las reuniones originales y auténticas, como las de ellas, las galletas las hacen quienes van a asistir al encuentro. En este caso, hacen una docena para intercambiarse y una más para tomar mientras charlan, beben y ríen. June, que es medio inglesa, algo salvadoreña y bastante de Colorado (su tío abuelo descubrió el Pikes Peak), llegó a Galicia en 1968 y a Vigo en 1970, cuenta que cuando se conocieron ella y Gloria, viendo a sus hijos jugar al tenis en el Club de Campo, le preguntó: «¿Tú eres americana, no? ¿Cómo te llamas? Yo le dije que June Pike, y ella me contestó que Gloria Fernández», recuerda entre risas por lo castizo del nombre.
«Yo llego en 1981 y ellas no se conocen hasta después de llegar yo», tercia Diane, que se reafirma en sus orígenes diversos: «Estoy muy contenta de ser americana y gallega. Acoplarte a lo nuevo y no perder quién eres, estamos muy unidas en eso y encantadas en Vigo», relata la benjamina que reconoce que «cuando estamos aquí juntas nos ponemos muy americanas, pero nos hemos integrado muy bien sin olvidar nuestra la identidad aunque pienso que soy 100 % gallega, esta tierra me tiraba muchísimo».
Con la reunión de las galletas acaban el año, pero hay otras citas en su calendario norteamericano que no pueden faltar: Thanks Giving, el Día de Acción de Gracias en el que se juntan entorno a un enorme pavo al horno, y el 4 de Julio, cita festiva veraniega.
Además tienen un chat en WhatsApp que echa humo casi todos los todos los días. Se llama Friends, como la serie. En sus reuniones hablan inglés entre ellas, pero cambian a castellano con la fluidez que da estar inmersas en dos mundos a la vez. «Yo soy la más vieja, llevo aquí muchos años y no tengo tanto acento como ellas», presume Gloria con humor. Juntas celebraron también en su momento los 50 de June, los 60 de Diane, los 70 de Carmen «y mis 79 el año pasado», dice la anfitriona, que sopló los 80 en familia.