ENCLAVES EXCLUSIVOS PARA BODAS Los pazos gallegos son lugares mágicos para el día más importante de una pareja. Cada vez más novios eligen esta opción de cuento.
28 jun 2015 . Actualizado a las 19:38 h.Amplios jardines, casonas señoriales, hórreos y muros de piedra. Galicia está repleta de espectaculares pazos procedentes de la nobleza, que han sabido reinventarse con el tiempo convirtiéndose en hoteles, balnearios y, desde hace unos años, como espacios donden celebrar bodas. Las comidas «a encher» en restaurantes ya no gustan como antes, y los novios priman otras cosas: poder celebrar la boda civil y el banquete en el mismo emplazamiento, disfrutar de un cóctel entre frondosos jardines, y casarse a la sombra de una majestuosa casa señorial de estilo típico gallego. Los pazos están de moda para casarse.
El bum de los pazos y fincas entre los novios comenzó en torno al año 2008. En ese momento, empiezan a cambiar las tendencias a la hora de celebrar un día tan especial. Las bodas tradicionales en las que prima la abundancia y la cantidad de platos, en las que los invitados se pasan horas sentados a la mesa, empiezan a decaer y triunfan aquellas en las que cualquier detalle cuenta. «La calidad de la comida es más importante que la cantidad, se limita el número de platos y se cuida más la presentación», explica Sabela García Sánchez, gerente y responsable de eventos del Pazo de Xaz, en Oleiros. ¿Quién quiere casarse en un pazo gallego?
De mayo a noviembre, los pazos están en temporada alta. Tienen colgado prácticamente todos los fines de semana el cartel de «hay boda». ¿Qué buscan los novios en un enclave de estas características? Pilar Giráldez, organizadora de bodas en el Pazo de A Toxeiriña, en Moraña, destaca que «los novios dan mucha importancia a la decoración». Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes de este enclave de Moraña del siglo XX: «Somos un pazo relativamente moderno, de 1901, no tenemos la antigüedad que tienen otros, por eso decidimos apostar por el diseño de la carpa exterior, que es toda acristalada». Como A Toxeiriña trabaja bajo la modalidad de cátering libre -es decir, son los novios los que eligen la empresa que servirá el banquete-, los responsables del pazo trabajan para que cada detalle sea importante: «El diseño es muy impactante, nuestras mesas son de vidrio, la mantelería de la firma Bandalux y las sillas de Phillip Stark».
La clave del éxito de los pazos no solo está en su belleza indiscutible, sino también en un cúmulo de factores: entorno, comida y decoración. Se huye de los banquetes pantagruélicos, pero se busca que la comida sea de 10. Algo indiscutible para el grupo Alborada, con una estrella Michelín, que desde el 2011 gestiona el Pazo de Xaz, en Oleiros. «Para lo que es un pazo, llevamos poco tiempo, porque necesitas unos años para darte a conocer y que la gente tenga referencias», explica Sabela García, gerente y responsable de eventos. «Aunque de momento estamos muy contentos, estamos a tope».
El concepto del banquete ha cambiado: «Sigue habiendo cantidad, la gente no se va con hambre, pero se ofrece de manera diferente. En el cóctel, se opta mucho por las mesas temáticas y el showcooking, que te permiten cocinar en el momento».
COCINA PROPIA
Para algunos responsables de pazos el contar con una cocina propia, que sea seña de identidad del pazo, es un valor añadido. Si se opta por la fórmula del cátering libre, al final, según a qué boda se acuda, el invitado se puede llevar una u otra impresión. «Para nosotros es importante tener un cocinero propio, Eduardo Pardo, de Casa Pardo, Domus... del Grupo Nove, creemos que es uno de los puntos fuertes que tenemos», explica Jaime Alcalá, gerente del Pazo da Merced, en Neda, una mansión solariega del siglo XVII a orillas de la ría de Ferrol.
Otra posibilidad que ofrecen los pazos y fincas es su capacidad para albergar todos los actos de una boda en un mismo sitio: la ceremonia, el cóctel, el banquete y el baile. Incluso, las fotos. El Pazo de Cores, en A Baña, construido en el siglo XVIII, cuenta con una finca con grandes magnolios, jardines de boj, y un roble centenario, que permiten a los novios posar ante los fotógrafos separándose solo unos metros de sus invitados.
Lo mismo ocurre en el Pazo de Xaz, donde antes de ser explotado como espacio para eventos, ya era un lugar frecuentado por los novios para hacerse sus fotos de bodas en los impresionantes jardines del pazo oleirense, protegidos por Patrimonio.
Su privilegiada situación frente a la ría de Ferrol es un valor añadido en el Pazo da Merced. «La ceremonia civil se puede celebrar con vistas a la ría y eso es algo que se valora mucho entre las parejas que se quieren casar aquí», señala Jaime Alcalá.
La proliferación de pazos como espacios de eventos ha sido especialmente significativa desde el año 2012. Sin embargo, los dueños de edificaciones de estas características destacan la importancia de que, aunque se instalen carpas exteriores para poder acoger bodas de muchos comensales, el pazo siga siendo protagonista. «Si se trata de una boda pequeña, tenemos un salón dentro del pazo para celebrarla, es importante que el pazo no solo sea un monumento al lado de una carpa, sino que los invitados puedan disfrutar de él y de todas sus estancias», señala Giráldez, de A Toxeiriña.