Verónica Sánchez: «Solo cuando recupero mi acento vuelvo a ser yo»

Virginia Madrid

YES

Picasa

Le cambió la vida interpretar a Eva en «Los Serrano». Pero después despuntó en el cine con «Las trece rosas» y «Camarón» y «Gordos». Es muy celosa de su intimidad y selecciona muy bien cada uno de sus trabajos: «La trayectoria de un actor se va conformando también con los proyectos rechazados».

16 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Ilusionada? «Muchísimo. Desde que leí el primer guion me entusiasmó. Abordar la historia del diario que cubría los crímenes más terribles de nuestro país es muy interesante, porque mezcla periodismo e investigación y sobre todo me conquistó la osadía de mi personaje, una niña bien que está empeñada en demostrar a su padre y a su jefe Fernando Guillén Cuervo en la ficción que tiene madera para este oficio. No lo podía rechazar», asegura rotunda la actriz. Charlamos con Verónica (Sevilla, 1977) durante una pausa del rodaje, todavía caracterizada de Clara López-Dóriga. «Hay personajes de los que cuesta más desprenderse. No sé, los interiorizas más. Cuando me desmaquillo, dejo el cardado en el plató y recupero mi acento, vuelvo a ser yo», reconoce la actriz. ¿Qué tal te sientes haciendo preguntas en lugar de respondiéndolas? «¡Ja, ja ja! Es divertido cuestionarse el porqué de todo. Aunque Clara es más bien mitad periodista, mitad detective». Una última curiosidad, ¿en alguna ocasión leíste El Caso? «No. Yo era pequeña y mis padres me decían que esos contenidos no eran adecuados para mi edad».

-La serie «El Caso» está ambientada en el Madrid de los sesenta, ¿qué tal te ves con ese vestuario pop y esos peinados donde manda el volumen y los tupés?

-Genial, es tan divertido. Me encanta, aunque reconozco que no me vestiría así en el día a día. Pero el rabillo del lápiz negro en el ojo y el cardado del pelo me ayudan a construir mi personaje de Clara López.

-Cuentas con una carrera sólida en cine y televisión, en la que no faltan las nominaciones y los premios. ¿Qué tiene que tener un proyecto para que lo aceptes?

-Tengo que sentir que voy a crecer como actriz, pero también me puede atrapar un personaje nuevo, que no haya hecho nunca y que suponga un reto profesional o el hecho de contar con un estupendo elenco y un buen director.

-Seguro que también dices «no». ¿Te cuesta descartar proyectos?

-Rechazar cuesta, porque siempre queda la duda acerca de si me estaré equivocando o tomando la decisión acertada. Además, luego hay que explicar muy bien los motivos para que no te malinterpreten y eso es difícil. Cada vez estoy más convencida de que la trayectoria de un actor se va conformando tanto con los proyectos realizados como con los rechazados. Todo ese recorrido te va marcando.

-¿Quién te ayuda a elegir tus aventuras interpretativas?

-Mis representantes. Ellos son mi gran apoyo y cuando tengo dudas acudo a ellos, porque me pueden aportar esa otra lectura que yo no veo.

-¿Siempre tuviste claro que querías ser actriz?

-¿Lo tuve claro? Sí. Estudié hasta COU y después empecé interpretación. Recuerdo que en casa fue una decisión extraña, porque hasta ese momento no había mostrado interés por este mundo. Pero tiré adelante.

-Entonces, abandonaste tu Sevilla natal y te viniste a Madrid.

-Sí, me vine a Madrid como otros actores. Fueron años complicados, porque no te conoce nadie y no tienes acceso a los castings, ya que no tienes representante. Fue duro.

-¿En algún momento pensaste en tirar la toalla?

-Sí, en los días más difíciles esa idea se me pasó más de una vez por la cabeza. Pero, después pensaba: «Esto es lo que te gusta, sigue adelante».

-Y entonces llegaron «Los Serrano», donde interpretaste a Eva. ¿Qué supuso esta serie para ti?

-Un auténtico bum que pasó hace mucho tiempo, que tuvo su importancia en mi carrera, pero ha llovido mucho desde entonces.

-¿Se prepara a los actores para vivir un éxito de estas dimensiones?

-No. Nadie te cuenta en la escuela cómo afrontar una experiencia así. Fue raro, porque nosotros grabamos una serie de capítulos y no se empezaron a emitir hasta semanas después. De forma que de un día para otro salimos a la calle y percibimos como la gente nos observaba. Yo era más joven y al principio no lo llevaba bien. Hoy, he aprendido a relativizarlo y lo llevo mejor.

-La palabra «discreción» va ligada a tu vida privada tanto como si fuera tu propia sombra.

-Sí, soy muy reservada. Me gustar hacer mi trabajo, mostrarlo y ya. Mi vida personal es para mí.

-¿Cómo desconectas tras un intenso día de rodaje?

-Lo primero que hago nada más llegar a casa es desmaquillarme, así termino de desprenderme del personaje y recupero a Verónica. Después, siempre en función de la hora a la que regrese, hago deporte, cocino, quedo con amigos? Me voy adaptando. Cuando estoy en pleno rodaje, como ahora, vivo al día. Hacer planes es complicado.

-Una asignatura pendiente.

-Hacer teatro. Me apetece muchísimo subirme a las tablas. No he pensado en el tipo de texto teatral en el que me embarcaría, si un clásico o algo más contemporáneo. Pero cuando llega, sabes que eso es lo que estabas esperando. Todo llega, estoy convencida.