«En nuestros cafés no entran hijos ni maridos»

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MARCOS MÍGUEZ

12 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Son las diez de la mañana y la primera en coger mesa es Lourdes. «Soy muy puntual». Entra Marian, la segunda de este grupo de amigas que se conocen desde hace más de 30 años. «Trabajamos juntas en El Corte Inglés y ahora unas están jubiladas y otras estamos prejubiladas». Llega Marina, de 64 años, y se empiezan a poner al día. «El verano es cuando más nos cuesta organizarnos para vernos, pero siempre quedamos, mínimo, una vez cada quince días». Marina les habla del crucero que acaba de hacer: «El próximo lo quiero single y vamos todas». La última en aparecer es Inma, la hermana de Lourdes, y parte de esta pandilla que se quiere como una segunda familia: «Lo sabemos todo de todas. ¡Conocemos hasta nuestra talla de ropa interior», se ríen. Marina anima este primer café de la mañana: «Sabemos cómo duerme cada una, lo que le gusta comer. Solemos quedar a las cinco de la tarde y nos quedamos siempre hasta las ocho hablando. Y, después, otra media hora más en la calle para despedirnos».

Una cita cada 15 días

Su café de amigas es sagrado: «Aquí no entran ni hijos ni hombres», bromea Marina. Esta pandilla de amigas empieza a hablar y no para. «También organizamos escapadas para ir a comer juntas. Por ejemplo, hace poco fuimos a Rinlo a comer el arroz y la semana que viene iremos a Combarro a tomar el marisco. ¡No veas la marcha que tenemos», cuenta Marina. «¡Y después queremos estar delgadas!», se ríe Marian. La pandilla no perdona los cumpleaños: «Siempre quedamos en La Granera para desayunar o merendar, hacernos una foto de grupo y le compramos un ramo de flores a la que cumple años». Tienen varios grupos de WhatsApp de amigas: «Uno de ellos va cambiando de nombre según el destino al que vamos a hacer una escapada. Ahora se llama Oporto porque estamos planeando hacer un viaje de chicas a Portugal». Otro de los más antiguos lo bautizaron como «reencuentros», igual que los que viven cada quince días para tomar un café: «Dos semanas dan para mucho y nos pasan muchas cosas. Este café no se perdona».