María Martínez, entrenadora de Siéntete joven: «Saltando y bailando es imposible estar triste»

Sandra Faginas Souto
SANDRA FAGINAS REDACCIÓN / LA VOZ

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Hace cinco años tuvo una corazonada y dejó las finanzas para centrarse en su hobby. Ahora su canal de YouTube es seguido por más de millón y medio de personas al día que se apuntan a sus rutinas para mantenerse en forma durante la cuarentena

29 abr 2020 . Actualizado a las 18:41 h.

María Martínez es valenciana, tiene 30 años y está entrenando cada día a millón y medio de personas que se conectan a su canal de Youtube Siéntete joven en el que lleva trabajando cinco años. Y aunque el éxito ya le había llegado por la sencillez de sus vídeos y la buena conexión que María consigue con sus rutinas, el confinamiento ha multiplicado enormemente a sus seguidoras (la mayoría son mujeres), que se reparten por medio mundo. Porque a María la ven ahora en México, Estados Unidos, Argentina, muchos otros países de habla hispana y por supuesto España, donde se ha convertido en la Eva Nasarre actual. Ella es demasiado joven para haber visto a aquella mujer que en los ochenta enganchó a todo el país, pero va por el mismo camino. «Al día me ve tanta gente como los espectadores de El Hormiguero, es una locura».

—Cuando tú dices tu frase famosa: «Dame cuatro más», nosotras ya estamos muertas...

—Me odiáis un poquito, ja, ja. Pero no te creas, yo también lo sufro.

—¿Cómo haces para entrenar, hablarnos, estar mona y no sudar?

—Es el oficio. El cuerpo está acostumbrado. Sí que es verdad que como hay rutinas que ensayo previamente hasta tres veces antes de grabar, con la repetición llega un momento en que cuando digo que no puedo levantar más es porque no puedo.

—Lo que engancha de tu canal, Siéntete joven, es la variedad de rutinas y lo fácil que lo haces.

—Sí, totalmente. A veces he puesto aerobic, y no ha tenido nada de éxito. A mí me va más lo del cardio y el baile que las pesas. Así que al que le gusta la música y el bailecito le gusta mi estilo. Yo soy muy perfeccionista en el tema de la música, y creo que todo suma.

—Y tu carácter: eres muy animosa y al tiempo das mucha tranquilidad. Tú no nos ves, pero nosotras a ti sí.

—No, yo veo un objetivo, ja, ja. Pero me lo imagino porque he estado dando muchos años clase, entonces intento poneros cara. La gente me comenta: ‘Es que a veces parece que me estás viendo porque justo cuando dices estira el cuello yo necesito recibir esa información’. Y yo de broma digo: ‘Es que yo os veo’. Pero después de tantos años de experiencia, sé que se nos olvida lo mismo, que nos cuestan las mismas cosas...

—¿Cuánto te lleva preparar un vídeo?

—Me cuestan bastante. Primero es la idea de la rutina, que a veces estoy inspirada y otras no. Después es buscar la música que le va; mezclarla y luego montar la rutina con la mezcla, ensayarla; volver a ensayarla. Y luego mi marido, que es mi socio, se encarga de la posproducción (tenemos dos cámaras, ajustamos colores, creamos miniaturas, posicionamos el vídeo...). En fin, esto tiene mucho trabajo detrás, es una parte que no se ve.

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—Un trabajo que para ti ha llegado después de una crisis personal.

—Sí, porque yo cuando empecé a los 17 era como un hobby, en vez de ir al gimnasio, me formé para dar clase de esto, pero mientras yo iba a la universidad a hacer Dirección de Empresas. He trabajado en banca, como contable, y luego hace cinco años tomé la decisión de dejar eso para ponerme en lo que yo pensaba como un hobby temporal; la verdad no fue fácil. Me pilló en un momento de replantearme la vida y ahí surgió.

—Fue difícil.

—Sí, porque me costó soltar por el miedo. Dejaba algo seguro por algo que es un sueño o una intuición o un impulso, una corazonada. En estos casos, además, hay mucha gente que empieza con canales pero pasan dos meses y tres meses y no tienes resultados, sigues grabando vídeos y no tienes respuesta, en ese caso muchos lo dejan. Pero tanto yo como Javier, mi marido, lo teníamos claro, somos muy constantes y pienso que esa ha sido una de las claves: no abandonar. Estuvimos un año en el aire.

—Habéis sembrado y ahora os ha llegado el éxito. En la cuarentena se ha sumado mucha gente que no hacía ejercicio y otra que lo hacía fuera.

—Yo antes del confinamiento ya me dedicaba profesionalmente a Siéntetejoven, lo único es que ahora se ha multiplicado. Pero el canal ya tenía un crecimiento muy bueno. También soy consciente de que cuando llegue la normalidad volverá a bajar, pero no me preocupa. Acepto todo como viene y lo agradezco. Es que yo ya estaba muy bien, ya era muy feliz.

—Hay gente que te ve y lo está pasando muy mal. ¿Eso te llega?

—Sí, es muy fuerte. Personas también del sector sanitario que me dicen que menos mal que estoy ahí, porque es la desconexión total del día. Mujeres y hombres que están solos en su casa, que me dicen: ‘Es que eres mi compañera, eres mi amiga’. Es muy bonito. Vosotras me veis, pero yo os siento, forma también del proceso de pensar la rutina. Yo siempre me digo: ¿Si tú estuvieras en casa, qué te gustaría recibir? No es solo una suma de ejercicios.

—El hecho de estar solos nos hace perder el miedo y la vergüenza, ¿no?

—También, claro. A mí cuando me dicen: ‘María, es que es el mejor momento del día’. Yo pienso: ‘Yo no soy el mejor momento del día, eso es porque estás contigo misma, es el tiempo de dedicarte a ti, a cuidarte, a pasarlo bien, bailas, y además nadie te ve cantando, chillando... Es lo bueno, que también puedes hacer el ridículo.

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—«Si uno está saltando no puede estar triste» es una frase tuya.

—Sí, por eso digo mucho ‘sonríe’ porque cuando lo haces estás engañando a tu cerebro. Cuando estás que te quieres morir en el entrenamiento, esa sonrisa te da ese plus para acabar. Cuando haces ejercicio, te cambia la química del cuerpo, generas unas hormonas (oxitocina, serotonina...) y el resultado es automático. Saltando y bailando es imposible estar triste. Nuestra química interna cambia totalmente.

—¡Por eso nos has dado la vida en la cuarentena!

—Si el deporte es bueno en un estado normal, imagínate ahora que estamos metidos en la tristeza, la incertidumbre y el miedo. Por eso hacer ejercicio es tan necesario.

—¿Qué parte del cuerpo nos resulta más difícil modelar a las mujeres?

—Por mi público, que quizás es un poco más maduro, te diría la barriga. La mujer con el paso de los años nos vamos transformando, y con la menopausia todo se nos acumula en la barriga. Yo siempre digo lo mismo: ’Tú no vas a decidir de dónde vas a sacar la grasa, sino tu cuerpo, tu genética. Lo que está en tu mano es mejorar haciendo ejercicio y cuidando tu alimentación. Pero detrás de eso de ‘si haces esta rutina, bajas la barriga’ hay mucho márketing. Y yo también lo hago, eh. Pero si cuidas tu alimentación y haces ejercicio, tu cuerpo se va a ir deshaciendo de esa grasa.

—¿En cuánto tiempo notamos los resultados si hacemos una rutina diaria?

—En una semana. Porque en siete o diez días se nota ya el volumen, la resistencia. Un cambio de 20 kilos lleva su tiempo, 4 o 5 meses, depende de la alimentación, pero si lo que buscas son pequeños cambios en la postura, la resistencia o el tono muscular, lo notas pronto.

—Hay muchas personas que no hacían nada de deporte y se han enganchado gracias a ti.

—Sí, el perfil es mucho esa gente que a lo mejor con 50 años te dice que nunca ha hecho deporte en su vida. A mí extraña, claro, porque yo lo he hecho desde pequeñita, pero es un subidón pensar que todas esas personas se sienten mejor cuando se conectan conmigo.