Un fenómeno fuera de lo normal. En una Galicia muerta demográficamente y en plena pandemia poniéndonos la vida en contra, este grupo de mujeres de entre 40 y 25 años hacen de las estadísticas un cuento: ¿será el aire que respiran en la carballeira? El elixir de la maternidad está en Baio
28 oct 2021 . Actualizado a las 13:03 h.A ver cómo cuento esto sin que se pierda la emoción que sentimos la fotógrafa, Ana García, y yo cuando llegamos a este maravilloso paraje de A Costa da Morte y allí empezaron a aparecer las protagonistas de este reportaje, tal y como habíamos pactado con ellas. A través de un grupo de WhatsApp y durante varios días se fueron añadiendo nombres y nombres de mujeres que relataban un fenómeno paranormal -o si quieren, fuera de lo normal- que les estaba sucediendo en la localidad en la que residen, Baio. No sé si han tenido la oportunidad alguna vez de pasar por esta parroquia del municipio de Zas, pero si lo han hecho, sabrán que su límite se enmarca en una recta con dos curvas de la carretera que va a Vimianzo, con una acera a cada lado y un entorno natural que, como pueden comprobar en la foto, tiene su encanto. No hay más.
¿Encanto o magia? Tal vez «algunha cousa de meigas» pueda haber si, como nos confirman estas mujeres, en esa misma carretera de Baio de pocos metros de largo se han producido en el mismo tiempo ¡once embarazos! Once embarazos, podemos decir, en una sola calle, que es el centro de una localidad que tiene poco más de mil habitantes. No me van las estadísticas, pero a ojo ya les aseguro que el dato se me va de las manos directamente al ordenador para contarles de principio a fin qué está pasando en Baio para revolucionarse con este baby boom.
En cuanto todas se acercan a la carballeira donde nos damos cita en la mañana de un domingo soleado de marzo, la realidad se impone en forma de once barrigas que traen dentro once bebés esperadísimos, deseadísimos y queridísimos para estas madres, que enseguida se agrupan para que quede constancia de esta sorpresa.
«Somos once embarazadas -dice una de ellas-, pero en realidad aquí tenía que haber tres más que ya han dado a luz». Son los hijos de Alejandra, Katy y Lorena, vecinas de Baio, que han nacido este año. De hecho, a Alejandra la espérabamos para este reportaje, pero su niño nació pocos días antes de que se juntasen para esta foto histórica. Las mayores del grupo son Berta y Noelia, las dos ya han cumplido los 40, y aunque para Noelia, embarazada de seis meses, es su segundo hijo, Berta se estrena en la maternidad.«A min gustábame moito a vida de antes, viaxar, saír..., e desde logo nunca pensei en ter fillos moi nova. Pero como isto ten un límite e hai que decidir ou si ou non, e non me quero arrepentir nun futuro, decidín telo. Ante a dúbida, tes que elixir. E agora estou moi contenta de ter tomado esta decisión», apunta Berta, que está de siete meses y ya sabe que le viene en camino una niña a la que va a llamar Mariña. Noelia, que espera a Martiño para dentro de tres meses y tiene ya otro hijo, Roque, de poco más de un año, sintió durante mucho tiempo la presión familiar para que se quedara embarazada. «Dicíanme iso de ‘esperas e esperas, e logo cando queiras non vas poder', pero nós tiñamos claro que non era o momento de ser pais; e agora, xa ves, vou ter dous fillos que se levarán moi pouquiño tempo», señala.
A su lado, Natalia, la más jovencita de todas, con 25 años, confirma que, como en el caso de sus vecinas, fue un bebé buscado: «Falámolo, decidímolo e chegou, quedei moi rápido, non teño outra explicación. Agora estou de catro meses e sei que é un neno, pero aínda non temos decidido o nome».
É que aquí non sabiamos de Netflix!
Con once embarazos y en plena pandemia del covid, ¿le encontráis alguna explicación? ¿Os ha afectado este parón?¿Tuvisteis más tiempo para pensarlo? ¿Estabais más relajadas?, les bombardeo a preguntas que alumbren alguna respuesta que dé sentido a este bum de nacimientos en una Galicia muerta demográficamente. «É que aquí non sabiamos de Netflix!», se lanza una de ellas que las rompe a todas en carcajadas. «Dirédelo polo guión que merecedes», les sigo el cuento antes de que al unísono lleguen a una conclusión. «É puro azar», se empeñan. «Eu levo máis dun ano buscando este segundo embarazo -indica Rocío, de 38 años- e xa estaba a piques de tirar a toalla. Cando quedei de Marco, que agora ten 7 anos, foi chegar e encher; en cambio agora tardei moito máis e non sei moi ben por que. De feito, eu xa me dixera:'Que sexa o que Deus queira', e mira, agora vén Martín en camiño».
¿Entonces, si no hubiese habido la pandemia, estaríais igual aquí embarazadas? ¿No os ha afectado de ningún modo? Todas responden que sí, que tener hijos estaba en su hoja de ruta, aunque Berta, en ese límite de los 40 años, también cree que la falta de vida social le ha podido ayudar a avanzar en esa reflexión: «Estás nese recollemento, a vida é distinta, non vas a festas, non saes, e entón si chegas a conclusión de que talvez sexa o momento».
Ese mismo horizonte de fijarle una fecha a la maternidad se lo había puesto Vicky, pero en su caso el tope estaba en los 30 años. «En quince días cumprirei os 31 e estou nese prazo, para min tamén foi programalo e xa, pero no meu caso non me afectou a pandemia. Tíñao claro; do mesmo modo, creo que igual que o covid non me influíu para buscalo tampouco para non levalo a cabo», indica Vicky, que espera una niña, Xiana, su primera hija, para dentro de un mes.
Once embarazos espontáneos
Los once embarazos de Baio son espontáneos, sin intervención de métodos de fecundación, y todos se han dado entre parejas heterosexuales. ¿Y ellos, cómo se han portado en ese cuidado con los hijos?, les pregunto a las que ya son madres. «Non pringan coma nós, non ao cen por cen -señala Rocío-, polo menos no meu caso. El nestas circunstancias dedícalle máis tempo ao traballo e eu máis ao neno, pero recoñezo que a nós a pandemia nos deu a oportunidade de disfrutar moito de Marco, o noso fillo de 7 anos. Aí si que nos demos de conta de que polas présas do día a día non estabamos con el o suficiente, e grazas a ter o neno, creo que o encerro se nos pasou voando». «A miña recomendación para todas as que van ser nais por primeira vez é que o disfruten moito, pasa rapidísimo».
Os avós dannos a vida, aquí tamén hai que conciliar, todas traballamos
«A vida a eles non lles cambiou e a nós si, no momento en que o predictor di que estás embarazada transfórmase todo: a alimentación, o físico, pero a eles aínda non lles mudou nada», alza otra voz del grupo.
Pamela, que espera a Liam para dentro de un mes y tiene a Tiago de solo un año, este segundo embarazo le llegó por sorpresa, pero al igual que Rocío recomienda a sus compañeras primerizas que sigan su instinto. «Os consellos están moi ben, pero o instinto da nai é o que vale. Co tempo sabes se están enfermos, se necesitan algo, ao final es ti quen percibe todo o que senten», concluye.
¿Y las madres novatas? ¿A qué le tienen más temor? «A que saia coma o pai!», suelta entre risas Rosa. «E logo o pai é moi feo?», le repregunto. «Era moi traste! Pero parece que eu de pequena tamén, así que o mellor de todo é que non se pareza en nada aos pais», se conforma Rosa, que está embarazada de seis meses y espera una niña a la que llamará Silvia.
Si de once embarazos, diez han sido dicho y hecho y todos han llegado de manera espontánea; si en una zona en la que no hay niños, de pronto van a nacer todos estos bebés, además de los tres que ya han venido al mundo en esta localidad, ¿no habrá en Baio un aire especial? ¿Un agua más cristalina que anime a la gestación?, les azuzo. Y sobre todo: ¿Esos hombres que han puesto de su parte son también todos de Baio?
«Son de aquí ou levan moito tempo residindo», se parten de risa las once, que no dejan de reconocer que con la que se les viene encima todas las manos serán pocas. «O primeiro que habería que reivindicar é unha gardería para Baio, que aquí non hai, e con todos os nenos que van nacer xa habería dabondo para construíla. Iso pono na reportaxe, que quede por escrito», manifiestan. Y por escrito queda, porque todas ven también complicado que haya plazas en la escuela infantil de Zas para todos sus hijos. «Creo que hai só nove solicitudes posibles e xa coas que estamos aquí desbordariamos ese límite que teñen, ese é un dos grandes problemas que temos por diante: en Baio tamén hai que conciliar», se revuelven. Y qué menos que aceptar su propuesta cuando han puesto todo de su parte para repoblar una zona en la que como en el resto de Galicia los nacimientos son escasísimos.
Casi todas ellas darán a luz en el hospital de Cee, a una media hora en coche; las once se quejan de la falta de pediatras en Baio y constatan que, como sucede en casi todas las familias con hijos, no sobrevivirán sin la ayuda de los abuelos. «Ese apoio é fundamental; cando tes a axuda dos avós e traballas, hai unha tranquilidade enorme», dice María, que a sus 34 años y embarazada de tres meses, aún no sabe el sexo del bebé.
«Eu teño a toda a familia volcada», dice orgullosa Natalia. Ella cuenta con todos los abuelos para echarle una mano con su primer hijo y valora enormemente ese esfuerzo y generosidad. «Ademais ter aquí pegados a todos no pobo, que con só cruzar a rúa xa tes a quen te poida axudar da familia, é unha sorte engadida», reflexionan en voz alta todas, apuntando a las ventajas de vivir en una localidad pequeña donde el que más o el que menos se conoce. «Pero os avós -insisten- son fundamentais».
La mayoría trabajan como autónomas
En este grupo de mujeres, que aparecen sentadas en el mobiliario de la marca Küpu, predominan las autónomas, y aunque de algún modo, todas cuentan con un período de baja para la atención de sus hijos, no todas compartirán el mismo tiempo ni se organizarán de la misma manera. «Eu cando remate a baixa -explica Sandra, que espera a Ismael para dentro de seis meses-, verei como fago, se me apunto á xornada reducida ou sigo en continua, porque no meu caso, non teño axuda familiar e terei que conciliar como poida: tal vez quitando unhas horas».
Berta, que es fisioterapeuta y está de siete meses, tiene pensado parar ya de trabajar porque se le está haciendo muy incómodo por su avanzado estado, pero cuenta con poco tiempo de ayuda para la atención de su bebé, si quiere seguir trabajando. «Creo que collerei dous meses de baixa e logo reducirei a xornada, pero non podo estirar o tempo máis, na miña profesión as cousas están así». Lo mismo le sucede a Rocío, también autónoma, al igual que su marido. Los dos trabajan en una oficina, los horarios muchas veces se alargan hasta las nueve de la noche y con dos hijos verá cómo se las apaña. «A miña intención é parar un mes e despois coller media xornada».
¿Todos estos inconvenientes no os han echado para atrás? ¿No contar con ayuda familiar, el temor a perder el trabajo...? «Para ter un fillo hai moita esixencia», sentencia Rocío, «pero non lle podes dar voltas a todo», replica Gema, que espera a su primera hija, Rocío, para dentro de tres meses. «Se empezas a pensalo todo, sempre vai haber algo polo que non o fagas, e eu son das que pensa que todo ten solución. Ao final, hai que tirar, porque ao cen por cen, todo non o vas ter», concluye, mientras la mayoría asienten, porque por fortuna todas, excepto una de ellas, tienen trabajo. Y aunque se han lanzado con muchísimas ganas a por este embarazo, muy pocas se ven en un futuro con familia numerosa. La cifra de tres hijos asusta, pero, ojo, hay ánimo para que Baio amplíe todavía un poco más su población.
«A min gustaríame ter dous», afirma Rosa. «Se non se parecen ao pai!», bromeo con ella por su comentario anterior. ¿Y Berta? ¿Descartas tener otro hijo por superar los 40 años? «Non o sei, polo momento vou probar co primeiro, pero o da idade realmente non me importa, aínda estou a tempo».
La pandemia, desde luego, no las ha frenado en la meta de cumplir su sueño de ser madres, aunque en estas circunstancias, las once toman todas las precauciones posibles a la espera de la vacuna. «A min recomendáronme non poñela, e a ver despois de dar a luz, se xa podemos coa de Janssen», indica Sandra, que como sus compañeras se quedó embarazada mucho después del primer confinamiento. «A maioría somos de finais do verán ou despois, así que estes nenos non son fillos dese peche», concluyen.
Antes de despedirme y desearles suerte debajo de la carballeira, les auguro una peregrinación de mujeres a Baio en busca del elixir de la maternidad. «Van vir a empadroarse aquí!», les grito desde lejos. «Eu creo que o que vai pasar é que van escapar os homes de Baio!», se rompe a reír Rosa. El azar, ya lo ven, tiene en toda esta historia con final feliz mucho de cuento.