Ainhoa vs Cristina: ¿se parecen las segundas parejas a las primeras?

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¿Tu pareja se parece a tu ex? No, no estás obsesionado, simplemente que hay personas que tienden a repetir el mismo patrón tanto de manera de ser como de físico. «Muchos hombres buscan una mujer diez años más joven que la anterior relación», dicen los expertos

14 feb 2022 . Actualizado a las 13:29 h.

Después de que el mundo casi se paralizara hace unos días por la aparición de unas fotos de Iñaki Urdangarin con una mujer que no era su esposa, y una vez vamos recuperándonos de la sorpresa, llega el momento de plantear algo que quien más y quien menos ya se ha cuestionado en privado: ¿no se parecen mucho la nueva amiga del exduque y la madre de sus hijos? Dado que en un pequeño sondeo —también podemos llamarlo voto demoscópico, que ahora está muy de moda— la respuesta es afirmativa, hemos decidido preguntar a los expertos si responde a algún patrón o es mera coincidencia. «Muchos hombres buscan en su segunda pareja un perfil físico parecido a la primera relación que tuvieron, pero más joven, entre 10 y 15 años menos», explica Sara Largo, presidenta de la Asociación Española de Asesores de Imagen y directora de Tu asesor de imagen. Esta experta en comunicación visual asegura que si nos fijamos en nuestro entorno, observamos que las personas tienden a salir y enamorarse de otras personas parecidas a ellas de algún modo. Ya sea a nivel académico, económico o social; pero también físico, respecto a la altura, color de pelo... «Iñaki Urdangarin tiene un patrón claro, le gustan las mujeres rubias, con melena y que vistan como él, con un estilo clásico y un toque relajado y deportivo». La psicóloga y sexóloga Aránzazu García está de acuerdo con Largo, y señala que solo viendo las fotos «me da la impresión de que deben de llevar un tipo de vida similar: propiedades, viajes... una imagen un poco de derechas, en las que las chicas tienden a llevar el pelo liso, y de una manera determinada, ni excesivamente largo ni corto, un tipo de ropa determinada... Nos parecen similares no solo por la complexión física, sino por eso que acompaña, y eso refleja cosas de la personalidad». Según estas profesionales, las coincidencias van más allá de la estética. «Digamos —añade Aránzazu— que un aspecto físico transmite algo determinado y concreto. En este caso no es solo que se parezcan, es que tienen un look similar. Cualquiera de las dos se hace un cambio, se corta el pelo, se pone a lo hippie, o se viste con tachuelas, y ya te transmite otra cosa. Y es el mismo cuerpo. Yo creo que no es solamente que físicamente tengan una complexión similar, sino que transmiten algo parecido».

 Y ojo, porque si ahora podemos encontrar un cierto parecido, la asesora de imagen asegura que Ainhoa y Cristina ya fueron más parecidas de lo que son. «En la etapa del noviazgo y en los primeros años del matrimonio de la infanta e Iñaki es cuando podemos encontrar un paralelismo más evidente en el físico de ambas», indica la presidente de los asesores de imagen españoles. 

Dentro de que parece que comparten un mismo perfil y estilo, Sara Largo analiza las diferencias entre ambas: «Además de ser más joven que la infanta Cristina, Ainhoa es más moderna y estilosa. Dada su situación económica, utiliza prendas low cost de conocidas marcas, pero resulta más atractiva que la infanta aunque esta última vista prendas de mejor calidad». Y continúa: «A Ainhoa se la ve una persona interesada en la moda, en las tendencias».

Más allá de los parecidos que podamos sacar a simple vista, Aránzazu García explica que hay personas a las que les gusta un estereotipo de hombre o mujer, de ahí que acumulen ex parecidos. «A veces no somos conscientes, simplemente hay determinadas características que te atraen más que otras sin saber el porqué; y otras veces sí, y te lo dicen superconvencidos: ‘Es que a mí me gustan así‘. Y esto pasa tanto en el aspecto como en la manera de ser, porque están muy relacionados», cuenta a la vez que añade que repetir no es garantía de éxito ni de lo contrario.

Si bien es cierto que esto ocurre, para ejemplos, portadas de revistas actuales, no todo el mundo repite patrón, hay quien busca en su nueva pareja una antítesis de la anterior. «A veces vas buscando lo que te faltaba o vas huyendo de lo que tuviste. Por ejemplo, alguien que se divorcie a los 40 después de una infidelidad, y finalmente acaba dejando a su pareja. Lo planta por alguien completamente diferente. Ahí no se está planteando nada, de repente le empieza a gustar, y comienza a ver que la vida que llevaba no le aporta nada, no le interesa... El cambio de vida se le ve facilitado por el cambio de pareja, pero no se ha planteado nada», explica la psicóloga. 

Un estudio dice que sí

Aunque a veces repetimos, y otras tendemos a buscar el extremo, a huir de lo que ya teníamos, una investigación de la Universidad de Toronto refuerza la idea de que tendemos a enamorarnos del mismo tipo de persona una y otra vez. El estudio, en el que participaron más de 300 personas en Alemania, concluye que, si tenemos los mismos problemas en una relación tras otra, ya sea estable o pasajera, quizá sea porque escogemos los mismos rasgos de personalidad en nuestras parejas y lo hacemos de manera inconsciente, todo el tiempo.

La psicóloga clínica y experta en terapia de pareja, María Esclápez, lo corrobora. «Hay personas a las que les pasa eso, que se fijan en un patrón concreto porque les presuponen algo o entienden que van a obtener algo, pero en realidad es volver a repetir la misma historia». A ella misma le pasó. «Yo solía fijarme en apegos evasivos porque me daba la sensación de que eran personas más seguras, que tenían las cosas más claras, yo les presuponía una seguridad que luego igual no tenían, pero por esa apariencia que tienen algunas personas. Siempre buscaba ese tipo de perfiles, y luego me daba cuenta de que en realidad no satisfacían mis necesidades emocionales o lo que esperaba en una relación. Era un problema porque pensaba que lo estaba haciendo bien, estaba repitiendo el mismo patrón. Y creo que hay personas a las que les pasa eso, que se fijan en alguien concreto porque presuponen algo o entienden que van a obtener algo, pero en realidad es volver a repetir la misma historia».

Un fenómeno que la prensa anglosajona ha bautizado como dating déjà vu, un juego de palabras que hacen referencia al famoso término francés déjà vu (ya visto).