María Esclapez, psicóloga y «sex coach»: «¿Qué le dices a alguien que se presenta como la novia de tu novio? Me quedé callada»

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Aunque casi siempre van de la mano, esta psicóloga diferencia entre relaciones tóxicas y dependientes. De las primeras dice: «Se puede salir, pero no sanear»; y de las segundas, que son una montaña rusa emocional. «Como mucho hay que darse una segunda oportunidad», dice

23 feb 2022 . Actualizado a las 09:34 h.

Asegura que la sensación de tranquilidad es la línea roja que separa las relaciones sanas de las tóxicas. «Decir: ‘Me puedo acostar tranquila porque sé que mi pareja mañana me va a seguir queriendo igual. Y aunque tengamos un conflicto, lo vamos a solucionar de la mejor manera que sepamos'», explica la psicóloga María Escaplez (Elche, 1990), especializada en sexología clínica y terapia de parejas. La alicantina, conocida por sus análisis psicológicos de La isla de las tentaciones, acaba de publicar Me quiero, te quiero, una guía para desarrollar relaciones sanas, y por qué no, mejorar las existentes.

 —Hablas de relaciones tóxicas y dependientes... ¿Son sinónimo?

—Aunque van casi siempre de la mano, yo diferencio. Una relación tóxica es la que nos hace daño, tiene un vínculo que hemos formado nosotros, pero lo hemos construido de una manera perjudicial para nosotros. Y una dependiente es aquella que me cuesta romper a sabiendas de que me hace daño, me provoca dolor y que no es una fuente de bienestar. Se genera una especie de adicción.

 —Estas parejas que rompen y vuelven continuamente.

—Sí, sí, de hecho es una de las características más notorias, porque cuando hablamos de relaciones tóxicas siempre nos referimos a una montaña rusa emocional, que es justo lo que acabas de describir. Estamos arriba del todo superbién, pero de repente hay un conflicto y estamos supermal, y de ahí pasamos a romper. Entonces siento abstinencia, te echo de menos y quiero volver contigo. Ese ni contigo ni sin ti es supertípico de las relaciones tóxicas y dependientes.

 —¿Como mucho hay que darse una segunda oportunidad?

—Como muchísimo. Podemos dar una oportunidad porque todo el mundo comete errores y hay muchas cosas que tenemos que aprender, porque vivimos en una sociedad en la que no hay educación sexoafectiva, no sabemos muy bien qué es una relación sana y qué es una no sana... Todos nos podemos equivocar porque no venimos trabajados de casa, pero no podemos estar constantemente equivocándonos. Una vez que hemos identificado lo que falla en la relación, si seguimos repitiendo las mismas dinámicas, y no hay un aprendizaje sólido, esto no lleva a ningún sitio. Rompemos y volvemos una vez, no pasa nada, pero a la vigesimoquinta, hay que plantearse que algo no va bien y a lo mejor tiene que ser la definitiva.

 —¿Cómo puede identificar uno mismo si está metido en una relación tóxica?

—Igual que en una relación sana la tranquilidad es lo más importante, la falta de tranquilidad es la clave para identificar una relación tóxica. Si tú no te sientes tranquilo en tu relación, ojo, porque algo hay. Conflictos los tiene todo el mundo, el tema es cómo se resuelven. «Pensar que hoy me puedo acostar tranquila, que sé que mi pareja mañana me va a seguir queriendo igual. Y aunque tengamos un conflicto, lo vamos a solucionar de la mejor manera que sepamos». La relación no está constantemente pendiendo de un hilo, no tengo que estar con sensación de alerta, de que algo va mal... con esa ansiedad o intranquilidad que muchas veces la gente en consulta refiere. Además, lo que hablamos de la montaña rusa de emociones, de las intermitencias, del ni contigo ni sin ti, de tener miedo a romper la relación, de tener miedo a estar solo o sola... A nadie le gusta pasar por una ruptura, pero no podemos vivir una relación con el miedo constante a que termine, porque entonces estamos generando dependencia desde el primer momento. También sensación de baja autoestima, de que tu felicidad depende de la relación, de la pareja... Esto está muy relacionado con los mitos del amor romántico. El caldo de cultivo de todo esto es la cultura en la que vivimos, una sociedad machista, en la que se ha primado el modelo de amor romántico por encima de cualquier otro, se han normalizado muchas cosas que no deberían ser normales...

 —Por ejemplo...

—Uno de los mitos del amor romántico es creer que mi felicidad depende de encontrar pareja. «Voy a buscar pareja, así voy a ser feliz, todos mis problemas se van a terminar y voy a ser plena». No, porque lo que estás haciendo desde el minuto cero es dejar tu felicidad en manos de otra persona, generar dependencia, y en el momento que haya una ruptura, si es que la hay, vas a entender que esa persona se lleva tu felicidad. Esto se ha normalizado como muchas otras cosas que señalo en el libro, por ejemplo, las conversaciones tóxicas de WhatsApp, frases que no son normales...

 —Dime una.

—«Con cuántas personas has estado antes de mí». Con qué fin se hace esta pregunta.

 —¿Hay que cambiar por amor?

—Creo que se cambian los comportamientos y las conductas, de hecho las terapias de pareja van enfocadas por ahí, no hacia modificar las formas de ser. Si mi pareja me dice: «Quiero que seas más cariñosa». Vale, pero si mi forma de dar cariño es diferente a lo que tú esperas, tampoco tengo la culpa de no cumplir con tus expectativas. Tú decidirás si soy tu pareja ideal, o no. No puedo cambiar mi forma de ser, pero sí mis conductas.

 —¿Cuánto dura el enamoramiento?

—Los estudios dicen que no más de cuatro años. Yo he visto en consulta que a veces dura menos, y otras más. Como media, se dice, de tres a cuatro. Hablamos de enamoramiento como una fase química, en cuanto a esos desniveles sustanciales, por ejemplo de la dopamina, serotonina... que son típicos de esa fase.

 —¿La chispa se apaga inevitablemente?

—Detrás de esa fase de enamoramiento viene una de habituación, «esto ya no es novedad, me he acoplado a esta pareja, convivo con esta persona, mi día a día consiste en estar con ella, ya lo conocemos todo... ». ¿Esto quiere decir que la chispa se apague? No. Sino que la fase de enamoramiento se ha ido apagando un poco, pero sigue existiendo amor, y si quiero que siga viva esa chispa, tengo que trabajarla, incluir tiempo de calidad en pareja, trabajar la comunicación o aspectos de la sexualidad, no caer en hábitos o rutinas tóxicas... Un poco lo que vemos en terapia de pareja, los hábitos que hacen que se reactive todo de nuevo. El enamoramiento no va a volver, porque es una fase muy química, pero podemos tener una relación de habituación y de amor satisfactoria.

 —¿Duele más romper con una pareja a los dos meses que a los cinco años?

—No soy quien para juzgar si a ti te va a doler más o menos, pero los procesos son más intensos a los dos meses, porque pasamos de cien a cero, estamos en plena fase de enamoramiento, en pleno apogeo de la relación; pero si rompemos con una pareja con la que llevamos unos años, estamos en esa fase de habituación, es como si pasáramos, por ejemplo, de setenta a cero... No quiere decir que no duela, pero el dolor que yo he visto en consulta siempre es más intenso y más dramático cuando la relación tiene poco tiempo a cuando tiene mucha trayectoria.

—¿Los ex pueden ser amigos?

—Yo en el libro como hablo de ex con relaciones dependientes, y digo que no, porque una persona con la que has tenido una relación tóxica y con la que no has podido tener en la relación de pareja esa confianza que has procurado conseguir, esa base estable que esperabas, ¿cómo la vas a tener de amistad? No tiene ningún sentido. Ahora bien, si hablamos de ex que han tenido una relación sana, que han roto, pero se llevan bien, y quieren seguir quedando para tomar una cerveza y contarse qué tal les va, no hay ningún problema. Pero en una relación dependiente no se recomienda en absoluto.

 —¿Se puede salir de una relación tóxica y sanearla?

—Se puede salir, lo que no se puede es sanear una relación tóxica dependiente. Y no hablamos de comportamientos ni del cambio que pueden hacer las personas, sino del vínculo, que conlleva un aprendizaje a nivel cognitivo, conductual, emocional, comportamental... Y cuando hay un vínculo aprendido, marcado, ya es superdifícil, porque aunque lo intentes, las personas vuelven otra vez a hacer lo mismo.

 —¿Cómo se queda una cuando otra chica se presenta como la novia de tu novio?

—Esto me pasó a mí. No sé cómo no me caí al suelo. Me acuerdo perfectamente de la escena, porque vi venir a esa chica, sabía quién era, la había visto en redes, y conforme la veía acercarse, pensaba: «No, no, que no venga». Se me acerca y me dice: «¿Eres la novia de tal?». Y yo: «Sí, ¿por?». Yo estaba temblando, literal, blanca como la pared, y me dice: «Pues yo también». Me quedé que no supe qué decir, siguió ella hablando. ¿Qué le dices a una persona que te dice que es la novia de tu novio?

 —Sobran las palabras...

—Yo me dejé llevar un poco, fui viendo que esta persona tenía razón, y para mí fue un punto y final. Vi todo gracias a esta persona. No la volví a ver, pero ojalá pudiera encontrármela de nuevo, ha pasado mucho tiempo, pero le diría: «Ole, lo que hiciste ese día te lo voy a agradecer siempre. Me abriste los ojos».

 —Has analizado en redes «La isla de las tentaciones». ¿Dirías que lo que vemos es el reflejo de la sociedad actual?

—Un reflejo como tal espero que no.

 —¿Es una clase práctica de lo que no hay que hacer?

—Por supuesto, yo la primera. Esta edición no la he analizado, pero el resto sí que son el reflejo de relaciones tóxicas, de situaciones que son de libro, y que nos dan pie a explicar a los chavales, sobre todo a los más jóvenes, lo que no hay que hacer y lo que sí. Yo no puedo decir qué se emite en la tele o qué se publica, pero me encantaría que la gente consumiera los formatos que quiera, pero desde la consciencia. Cuando tú ves Los vengadores, dices «ciencia ficción», no vas por ahí intentando ser Spiderman, porque ya has aprendido que eso es ciencia ficción y que es una producción que hace que todo eso parezca real, pero no lo es. Pero cuando ves pelis de amor, programas como La isla de las tentaciones, libros de amor romántico.... te pueden gustar perfectamente, con eso no me meto y me parece fantástico, pero tienes que saber que eso no es la realidad.

 —¿Es la ciencia ficción del amor?

—Es la ciencia ficción del amor, pero lamentablemente también es el reflejo de cómo algunas personas viven esas relaciones de pareja.