Está ahí, al alcance de la mano, pero aún sigue siendo un gran desconocido. El norte del país vecino ofrece tradición, naturaleza, gastronomía, cultura... Hoy te proponemos descubrirlo a través de sus playas, sus terrazas, sus ríos, sus mercados, sus restaurantes, sus aldeas y sus miradores
16 jun 2022 . Actualizado a las 17:33 h.Está ahí al lado y muchas veces no le prestamos el interés que se merece. El norte de Portugal tiene muchas cosas que ofrecer, así que acompáñanos en este recorrido por el país vecino. Déjate sorprender.
1. OPORTO
Visto desde el Douro
Recorrer la ciudad tiene mucho encanto. Descubrir a pie sus infinitos rincones y sus muchos atractivos se torna imprescindible para el visitante. Pero hay otra manera de ver Oporto desde otra perspectiva: la que se ofrece desde el río. Una perspectiva singular, diferente, que te hace entender Oporto de manera diferente. Más plena, si cabe. Muchas son las ofertas para realizar este tipo de singladuras a través del Douro. La más común es el «crucero de los seis puentes», un paseo en rabelo de unos 50 minutos desde el puente de Arrábida hasta el de Freixo. El precio por adulto ronda los 15 euros.
2. NORTE DE PORTUGAL
De mercado en mercado
Los populares y concurridos mercadillos locales son parada obligatoria cuando se visita el norte de Portugal. Algunos de los más destacados son los de Valença do Minho (miércoles), Caminha (miércoles), Monçao (jueves), Viana do Castelo (viernes), Vilanova da Cerveira (sábado), Braga (martes), Barcelos, que presume de ser el más grande de Portugal (jueves), Chaves (miércoles) o Ponte de Lima (primer y tercer lunes de cada mes).
3. FOZ DO PORTO
Una privilegiada terraza
Nació en los 80 como un pequeño bar de playa y hoy es uno de los lugares más concurridos del norte de Portugal. No falta quien atribuya al Praia da Luz la condición de la mejor terraza de la región. Lo cierto es que, ubicada muy cerquita de la desembocadura del Douro, en la praia dos Ingleses, sus espectaculares vistas, sus imponentes atardeceres, su acogedora decoración y su selecta ambientación musical, propician que la experiencia resulte placentera. Además de la terraza, el Praia da Luz cuenta con un restaurante con un comedor panorámico desde el que Luís Américo propone una reinterpretación de la gastronomía portuguesa.
4. CAMINHA
La costa de las playas infinitas
Muy cerca de la desembocadura del Miño y con el monte de Santa Trega como sempiterno guardián al norte, el municipio de Caminha cuenta con algunas de las mejores playas del norte de Portugal. Sobresale la de Moledo, un arenal abierto al Atlántico con buenas condiciones para la práctica de surf y del kitesurf. Cuenta con bandera azul y dispone de varias terrazas y chiringuitos. Un poco más al norte, justo donde el río se entrega al océano, se encuentra la playa de Camarido, de similares características, pero algo menos concurrida.
5. CHAVES
Noventa saltos para salvar el río
Antes, o quién sabe si a la vez que construían el puente sobre el río Támega, los romanos colocaron en su cauce 90 grandes piedras (poldras), en fila y separadas a unos 50 cm, que les permitían cruzar de una a otra orilla. Conservadas durante siglos, las poldras de Chaves siguen siendo, hoy en día, punto de visita obligada para quienes se acercan a la ciudad fronteriza. Cruzar el río a través de ellas evitando el chapuzón no exige mucho más que llevar un calzado adecuado. Y una vez cruzado el río no dejes de visitar el recién inaugurado Museo de las Termas, considerado el mayor balneario termal romano de la península ibérica.
5. MATOSINHOS
Casa de Chá da Boa Nova
Tenemos tendencia a asociar la gastronomía del norte de Portugal con platos tradicionales como el bacalhau, las espetadas, los peixes grelhados... Y cierto es que son uno de sus grandes atractivos. Pero hay también una nueva generación de cocineros que proponen una cocina alternativa, sin que ello suponga desprenderse de la tradición. Uno de ellos es Rui Paula, quien desde la Casa de Chá da Boa Nova, en Leça da Palmeira, con dos estrellas Michelin, eleva a un nivel extraordinario la experiencia gastronómica. El restaurante se ubica en un edificio de espectacular arquitectura, sobre unas rocas y abierto al mar, diseñado por Álvaro de Siza y declarado monumento nacional.
6. ALDEA DE MONTESINHO (BRAGANÇA)
La magia del interior
La comarca de Tras-Os-Montes es, de manera a todas luces injusta, una de las menos visitadas del norte de Portugal. A pesar de contar con lugares de tanto interés como Vila Real, Mirandela, Miranda do Douro o Bragança. Precisamente en este municipio se encuentra la aldea de Montesinho, un pequeño núcleo rural de montaña situado a 1.035 m. de altitud, que ha sido exquisitamente preservado, conservando toda su arquitectura de pizarra, granito y balconadas de madera, y su encanto tradicional. La aldea es el punto de acceso al Parque Natural de Montesinho, que con sus 75.000 hectáreas es el más grande de Portugal.
7. BRAGA Y VIANA DO CASTELO
El encanto de los viejos funiculares
Bien sabida es la querencia de los portugueses por este injustamente despreciado medio de transporte. Dos de los santuarios más visitados del norte de Portugal, el del Bom Jesus, en Braga, y el de Santa Luzia, en Viana do Castelo cuentan con funiculares para acceder a ellos. El primero data de 1882, es el más antiguo de la península ibérica y funciona por contrapeso de agua. El de Viana funciona desde 1923 y salva un desnivel de 160 m. Además del encanto del propio trayecto, las vistas que se contemplan desde ambos santuarios son espectaculares.