Benji Thorpe, el mir que enamora Galicia: «Los gallegos sois los andaluces del norte»

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Es malagueño, pero tira al norte, hace deporte todos los días y no se priva de nada. «Soy un poco adicto al chocolate», confiesa este médico modelo, con más de 150.000 seguidores en Instagram, que no lo duda: «Hay estilos de vida que curan».

29 dic 2022 . Actualizado a las 11:28 h.

Desde que eligió Santiago como destino profesional, este malagueño de padre inglés tiene otro acento. Benji Thorpe (Málaga, 1993) no piensa «a diario» en lo que supone tener 150.000 seguidores. Este médico interno residente del CHUS abre en Instagram una ventana a una vida que enamora, en la que priman el viajar, el comer, los hoteles de ensueño y las maravillosas vistas... empezando por él. ¿Por qué se lanzo a la red? «Siempre me gustó la fotografía. Mi padre tenía una Canon, nos hacía muchas fotos a mis hermanos y a mí, tenemos millones de fotos en álbumes de familia», comienza a relatar. A Benji se la dejaba poco, pero cuando él pegó el estirón para irse de Erasmus se compró su propia cámara, abrió una cuenta en Instagram por un amigo, una foto llevó a la otra, y la creación digital fue a más. Empezó a atraer miradas.

Benji vuela solo desde que era un niño. Desde los 9, ha viajado sin adultos para ir a ver a su abuela en Inglaterra, cuenta. De allí, del sur, es su padre, que conoció a su madre, andaluza, en unas vacaciones en la Costa del Sol. «Se enamoraron... Mi madre pensaba que era un rollo de una noche, pero mi padre empezó a llamarla por teléfono como un loco», y no colgaron... Y eso que la abuela materna decía que no había quien pagase aquellas facturas telefónicas.

Médico interno residente en cirugía general, Benji eligió Compostela porque quería trabajar «en un hospital grande». Llegó sin conocer Galicia, pero le gustó enseguida su calidad de vida, su gente, su paisaje, su comida. ¿Y el clima? «Mi padre es inglés, el tiempo no es algo que me pese», despeja.

Viajar y conocer mundo, los idiomas, la arquitectura, el diseño de interiores y los hoteles boutique le apasionan. E Instagram le ofrece la posibilidad de descubrirlos sin grandes desembolsos. «Por eso también estoy agradecido a las redes sociales. Cuando ves esos sitios de lujo, dices: ‘Existe, no son solo películas'». En esos paraísos artificiales que le permite disfrutar su trabajo como creativo digital, Benji sobre todo prepara contenido.

Hay estilos de vida que curan, admite Benji, que no entiende que un masaje se vea como un lujo asiático y la gente «se gaste, en cambio, la extra en regalos navideños». En su familia son flexibles en este sentido, los Reyes no pasan todos los años por su casa.

Que es un chico familiar se ve a la primera. En 15 minutos cita a su abuela, a su madre, a su padre, a sus hermanos, y a los 50 parientes que en Málaga llegan a juntarse en Navidades. Estas son las primeras que pasa en Compostela. «Con las guardias del hospital, me es imposible bajar», explica este médico sin antecedentes familiares. Quizá su vocación nació al crecer en una casa que fue «consulta del doctor Ramón», un inmueble del que su madre se enamoró de niña y que al final sería su casa.

Galicia ha superado las expectativas de Benji Thorpe. «En verano con las orquestas lo paso genial, con los paisajes he alucinado: monte Louro, el faro y las playas de Carnota... Pontedeume, Betanzos, hay un millón de sitios. ¡Y la comida! El pulpo, la tortilla y la empanada están riquísimos. El pescado y el marisco, increíbles. Es la calidad del producto», valora.

Si baja a Málaga se le rompe el corazón. Aunque no cambia el sur por el norte, aquí este chico que hereda «los ojos tristes» de su madre, dice, ha encontrado calor de hogar en la gente. «Los gallegos sois los más andaluces del norte. La gente es muy amable y tiene orgullo. Orgullo de vuestra cultura, de vuestra comida, de vuestras fiestas. Y os pasa como a los canarios, hacéis mucho eso de ‘No enseñes este sitio en redes, ¡que se llena!’», observa este médico modelo que nos llena el ojo en Instagram.

«Hago deporte todos los días, ¡estoy comiendo a todas horas!, no me privo de nada, soy un poco adicto al chocolate y muy activo. Estudio francés y trabajo en el hospital... No sé estar quieto, siempre tengo una bola en el aire», revela. Mover el cuerpo y la cabeza, esa es su receta. Y él se la aplica, predica con el ejemplo.