Este desayuno no hay nadie que lo supere

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Ana García

En el nuevo Retiro Costiña Wellness & Villas, Manuel apuesta por un desayuno gastronómico, no un bufé

29 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el no va más. La familia Costiña lo denomina desayuno gastronómico y es un sueño hecho realidad para los amantes de la primera comida del día. Nada de levantarse, recoger un plato e ir llenándolo de lo que encuentras en el bufé, es decir, lo habitual en cualquier establecimiento hostelero. En el recién inaugurado Retiro Costiña Wellness & Villas ofrecen un desayuno que no hay nadie que lo supere. «Somos una familia hostelera desde 1939, el año que viene celebramos nuestro 85.º aniversario. Dar de comer bien es lo que sabemos hacer, mientras que en la parte hotelera estamos empezando», comenta Manuel Costiña. Hace unas semanas inauguraron siete villas independientes a tres kilómetros del centro de Santa Comba donde se ubica O Retiro de Costiña, el famoso restaurante que cuenta con una estrella Michelin y dos soles Repsol. Me cuentan que la idea de las casitas surgió por los clientes, que les decían que sería ideal quedarse a dormir después de una buena comida o cena. Y como Manuel es como su padre Jesús, que la cabeza no les para ni un segundo, se embarcaron en este proyecto que todavía está en una fase inicial. Pero a estas alturas se estarán preguntando por los detalles de ese desayuno insuperable de Retiro Costiña Wellness & Villas que sirven en la construcción central del complejo, ubicado en medio de la naturaleza.

Desde salmón a tartas

Música ambiente al volumen ideal, mantel de tela, iluminación cuidada y Ana, la mujer de Manuel Costiña, que te sirve un zumo de naranjas recién exprimidas. Como están acostumbrados a rellenar las copas de vino, aquí también lo hacen con el zumo. Empezamos. «Iniciamos el desayuno gastronómico con una ensalada de salmón, aguacate, queso do Cebreiro y vinagreta de anacardo», dice Ana. Has experimentado más veces que te presenten un plato así en una comida o cena, pero a primera hora de la mañana resulta sorprendente. A continuación llega un huevo escalfado en salsa de tomate sobre patata panadera y sutiles láminas de tocino ibérico. Para volverse loco. «Este es un plato que recuperamos y que mis padres tuvieron en la carta del restaurante en los años ochenta», apunta Manuel. De vez en cuando te recogen las migas del mantel, te rellenan el vaso de agua o zumo o te traen más pan. «Y ahora un poco de proteína», anuncian. Es un plato generoso de jamón ibérico al corte. Después, una selección de pequeñas porciones de quesos tiernos artesanos gallegos de leche de vaca, oveja y cabra. Al pedir el café, de Etiopía, te preguntan con qué quieres acompañar las tostadas de trigo y centeno. Yo lo hice con confitura de fresa y mantequilla, ambas caseras. A mayores, un cuenco de fresas y picotas. Como sorpresa final, un postre de capuchino, que es una pequeña tarta, y una ración de tarta de almendra hecha en casa. Un desayuno-placer que pueden disfrutar cada día unas 20 personas, las que caben en las casitas. Al acabar me vino muy bien para la digestión dar un paseo con Manuel Costiña por los alrededores de la finca, donde me explicó el espectacular proyecto que tienen entre manos. Piscina, centro de masajes, y hasta el traslado del restaurante a este paraje. «Vamos a estar liados los próximos 10 años», avanza. Como todo sea como el desayuno gastronómico, el éxito está asegurado.