Socios en lo laboral y opuestos en la vida: «No nos imaginamos trabajando en otro sitio... es que nunca hemos discutido»

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

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Los abogados José Manuel Aneiros y Javier Ontañón
Los abogados José Manuel Aneiros y Javier Ontañón JOSE PARDO

Completamente distintos y un tándem que triunfa. Se llevan seis años y nunca coincidieron en los mismos círculos, a pesar de ser abogados los dos en la misma ciudad, Ferrol. En el 2008 sus respectivos padres les propusieron trabajar juntos y están encantados

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay equipos que se construyen desde la amistad previa. Otros son un ejemplo de que la teoría del yin y el yang funciona: personas completamente diferentes que se complementan por esa misma razón. El despacho de abogados Aneiros & Ontañón de Ferrol es una prueba de ello. Los dos socios son José Manuel Aneiros García y Javier Ontañón Ortiz. Nunca hubiesen trabajado juntos si no hubiesen intervenido sus padres: «Yo sabía que un abogado amigo de mi padre tenía un hijo que había iniciado su carrera profesional como abogado y que era el hermano mayor de un amigo de la pandilla con el que a veces coincidía. Pero es cierto que con 18 años, alguien de 24 parece que es supermayor», cuenta Javier que se presenta como un extrovertido empedernido. Con menos palabras y una sonrisa, José Manuel lo resume asegurando que «simplemente sabíamos que existíamos, porque nuestros padres ya se dedicaban al derecho y eran colegas».

El padre de Javier era el procurador del de José Manuel, además de grandes amigos. Ellos sugirieron una sociedad que funciona muy bien desde el año 2008. No solo les va bien en lo personal, sino que suman muchos éxitos en los tribunales. Javier acaba de paralizar un embargo de 20.000 euros de una deuda que quedó abonada en 1989; mientras que Aneiros logró una indemnización, además del complemento de maternidad que reclaman muchos jubilados. Entre otros muchos pleitos exitosos. Cuando Javier empezó a trabajar, José Manuel ya tenía su despacho: «Al poco tiempo vi que Javier funcionaba bien y estaba comprometido. Además siempre tuvimos la suerte de estar apoyados profesionalmente por nuestros padres, a quien podíamos acudir para sumar enfoques a temas complicados: había muy buena sintonía entre todos», cuenta. Su socio replica que la clave sigue siendo la misma que al principio: ayudar al otro, sacarle de encima todo el trabajo que se pueda. Y así hacen, aunque tienen modelos y enfoques diferentes, los casos que les van llegando los dividen en función de las materias en las que cada uno está especializado. Eso sí, aprecian los consejos mutuos. «No nos imaginamos trabajando en otro sitio... es que nunca hemos discutido. Simplemente exponemos lo que cada uno cree y solemos coincidir. Es importante el respeto e incluso el afecto, para tener un buen ambiente laboral, al final pasas casi más tiempo en el despacho que en casa», reconoce Ontañón.

Javier Ontañón tocando la batería
Javier Ontañón tocando la batería JOSE PARDO

Uno a Yoga, otro al metal 

Cuando se desanudan la corbata cada uno tiene un mundo diferente. Javier es batería en un grupo y va con las redes sociales a tope; José Manuel hace yoga y pasa muchas horas en la piscina, fuera del trabajo se olvida de internet. «Yo soy más tranquilo me gusta disfrutar de actividades distintas a las que practica Javier. Siempre estuve vinculado a la natación, concretamente al Club Marina Ferrol, un deporte que aunque a veces se participe por equipos, al final, estás tú solo con el agua —confiesa—.

José Manuel Aneiros jugando al waterpolo en la piscina de Caranza
José Manuel Aneiros jugando al waterpolo en la piscina de Caranza JOSE PARDO

Hace unos años retomé la práctica de la natación competitiva máster, y ahora también el waterpolo en el Club Marina en la piscina de Caranza en Ferrol, en donde desarrollo mi vida social y deportiva. Y en el yoga he encontrado un espacio de paz y autoconocimiento que me llena y me satisface mucho».

Mientras José Manuel medita, Javier termina la jornada laboral dándole duro a la batería: «Jajajaja. Ahora va a parecer que yo soy el antideporte… Pero también hice deportes como rugbi, gimnasio, tenis… Me acabo de comprar una bici de descensos… Pero no, lo cierto es que el yoga no va conmigo demasiada quietud… Me resulta difícil tener la mente en blanco. Yo me relajo tocando la batería. La toco desde hace tiempo: con 18 años toqué en varios grupos y lo dejé aparcado. Con la pandemia me compré una electrónica y volví a la carga. Actualmente me han fichado en una banda llamada Graveroad St, es tipo rock de finales de los noventa con matices stoner», cuenta un abogado que se define como carne de festivales de música de rock y metal. «Cojo mi furgoneta camperizada y me planto donde haga falta», apunta.

Es cierto que ambos han intentado arrastrar al otro a sus terrenos de ocio, pero la sintonía no funcionó tan bien como en el despacho. «Cuando disfrutas con algo, lo quieres compartir, además es sano tener vivencias fuera del despacho. Javier intentó hacer yoga en una ocasión y en la parte de la relación y meditación yo veía que le daba la risa… A cada uno le gusta una cosa, está bien, eso enriquece». La visita inversa también existió y José Manuel fue a un concierto cañero. «No lo vivo tanto como Javier, que se fija en las marcas del equipo, que si el batería toca con doble pedal o con un plato de nosequé…».

Los vaciles del lunes

Como pareja laboral cubren todos los huecos que se les presentan. Y aseguran que tener gustos tan distintos los enriquece en lugar de crear silencios incómodos en el despacho: «Nos dedicamos a ramas distintas del derecho: en ámbito personal que hay mucho de eso en un despacho de abogados, podemos atender mejor a cada cliente y cada asunto con una atención personalizada», detalla José. Y su socio Ontañón se lo alaba: «No lo habría explicado mejor, porque nuestra distinta forma de ser hace que nos conjuntemos bien. Yo creo que a pesar de las evidentes diferencias, incluso estéticas [jajaja]. Hemos tenido una educación en valores muy parecida y eso es lo importante, la honestidad, el compromiso, ser leal, ayudar… Todo eso te lo enseñan en casa desde pequeño».

Eso sí, los lunes hay vaciles del tipo: «¿Qué tal el fin de semana, has ido a escuchar gritos a algún tugurio?» o «¿has estado jugando un torneo de waterpolo en el Ganges haciendo ommmmm?». Javier termina la charla dejando claro que es el más comunicativo y que se vuelca con los aspectos emocionales; José Manuel confirma su carácter más pausado. «Sí, a mí no me sale naturalmente. Javier es más abierto en ese aspecto. Nada más que añadir». Y se ríen ambos, aunque de forma muy diferente.