¿Hay que frenar a las «influencers» que retransmiten su maternidad?

L. GARCÍA

YES

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La maternidad es una fábrica de hacer dinero para muchas «influencers» y una fuente inagotable de contenido para otras. Los expertos explican los riesgos de seguir a pies juntillas los consejos de quienes antes recomendaban el maquillaje, el vestido o el «lifestyle» con los que estar a la última

19 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Carla Barber es la médica estética de un puñado de famosas que encuentran en el ácido hialurónico el remedio a parte de sus males. Sin embargo, en Instagram es más conocida por sus despampanantes mansiones, los restaurantes que frecuenta y sus relaciones amorosas, las cuales trufa vía stories entre recomendación de crema aquí y «qué llevo en mi bolso» allá. Pero desde hace dos años son otros los contenidos que copan los titulares sobre ella. Concretamente, desde que comenzó a retransmitir sus embarazos y sus partos. Especialmente el segundo, del que subió a las redes el vídeo íntegro de su cesárea. También tuvo que lidiar con innumerables críticas cuando se le ocurrió declarar que «el gine me permite una o dos copas de vino a la semana». Muchos profesionales del ámbito sanitario se revuelven ante la publicación incesante de contenidos relacionados con la maternidad en las redes por parte de personas famosas pues, según alertan, en consulta cada vez ven más casos de pacientes que prefieren creer la palabra de un influencer antes que las indicaciones de un experto en la materia.

Esas prescriptoras que hace unos años engrosaban sus arcas a base de house tour y que cuentan con cientos de miles de seguidores —celebrities como María Pombo, Lara Tronti, las inseparables Marta Lozano y Teresa Andrés Gonzalvo,Violeta o Rocío Osorno forman parte de la infinita lista de influencers que comparten post a post sus embarazos y sus maternidades— ahora están teniendo bebés en cascada, con lo que eso supone. Difunden sin pudor sus métodos de crianza, qué carritos, serones, mochilas portabebés y demás aparataje —patrocinado— utilizan, y hasta qué técnicas les funcionan con sus pequeños o con la lactancia materna. Todo ello adornado con fotos de postal o en las que se muestran casi de revista, cuando no enseñan cuerpos esculturales a pocas semanas de dar a luz, así como tratamientos de belleza y sesiones deportivas o de relajación que pocas mujeres con hijos recién nacidos pueden permitirse hacer.

Entre ellas también las hay más peligrosamente naturales, en el sentido de que airean su estado anímico sin ningún tipo de filtro, difundiendo posiblemente pensamientos negativos propios de una depresión posparto con la que pueden hundir aún más a seguidoras que ya de por sí la padezcan, o que se encuentren atravesando una espera no tan dulce como la suya. Por no hablar de los directos retransmitiendo a tiempo real hasta la salida al hospital o las primeras horas de vida del bebé.

Ante este panorama, no son pocos los expertos que alertan del riesgo de que sigan por esta senda. Sabela Bernal es ginecóloga en el Materno de A Coruña, indica que no hay que seguir siempre los consejos de las influencers en cuestiones de maternidad. De hecho, «más bien casi nunca, a no ser que remitan a una fuente especializada», comenta Bernal, que en su caso reconoce que atiende a cada vez más mujeres que tienen nociones erróneas sobre el embarazo o el parto, porque «lo han visto en Instagram». Además, no puede dejar de puntualizar que, respecto al alcohol, «está claro que la pauta es cero durante el embarazo».

PEDROCHE, EN LA PICOTA

Cristina Pedroche es, quizás, uno de los máximos exponentes en cuanto a las prescripciones maternales. Y también una de las celebridades que más críticas recibe. Así ocurrió cuando mostró en bikini un cuerpo escultural solo tres semanas después de dar a luz. Tan solo un ejemplo de la cantidad de comentarios negativos que recibe. Por qué se tapa cuando da el pecho, por qué se hace un anillo de leche materna o por qué vuelve al trabajo tan pronto si dice que no soporta separarse de su hija.

Para la psicóloga Lara Castro, también sexóloga y terapeuta de pareja, es importante distinguir entre tres grandes grupos de prescriptoras de maternidad: «Las que muestran solo una visión que parece idílica, las que buscan una reivindicación constante bajo el lema ‘maternidad real’ y las que ofrecen una visión mucho más consciente y desde la responsabilidad emocional; al final, cada una elige a quién seguir».

«No puedo entender que haya chicas que hablen de tipos de crianza a una audiencia de cientos de miles de personas sin tener formación para ello. Otra cosa es que narren su experiencia y remitan a un especialista; pero muchas saben que se trata de un sector que genera mucha atracción y mucho dinero, y no se resisten a publicitar cosas de las que no tienen ni idea, ni tienen por qué», sentencia la experta en comunicación Mar Castro, que añade: «Al final, el trabajo de un influencer no se entiende sin generar confianza con tu público, sin trasladar humanidad, ¿y qué hay más humano que un niño pequeño? Esto lo saben hasta en política. Por eso, muchas chicas muestran la vida de sus hijos sin darse cuenta de que no son sus dueñas».

«SHARENTING»

El control del sharentingtérmino que nació para hablar de esos padres que comparten las intimidades de sus hijos a través de las redes— está todavía en pañales, y de hecho, en España no hay una ley que regule estas situaciones. Por el mar de Instagram navegan a sus anchas imágenes de niños de cumpleaños, saliendo del cole, tomando el biberón o incluso llegando al mundo. De las que comparten las influencers, estas son las fotos que acumulan más likes, aunque a veces no tantos como les gustaría a sus progenitores. A veces, algunos rostros destacados de las redes sociales se obsesionan con ganar engagement a través de sus hijos. Y esto se debe, explica Sara Parra, influencer marketing manager de la agencia de comunicación BCW, a que «la maternidad es una etapa que supone un punto de encuentro entre creadoras y seguidoras con hijos. Genera tanto interés porque las influencers tienen la capacidad de crear una gran comunidad alrededor de un tema que, en este caso, se sostiene en el tiempo, generando una alta fidelización entre las seguidoras».

¿Debería haber algún tipo de control sobre la difusión en redes de un tema tan sensible? ¿Es ético que se mezclen los intereses comerciales con la llegada de un bebé al mundo? No hay nada legislado al respecto, pero sí millones de ejemplos, y críticas, al alcance de todos.