De la Mariña lucense a las Rías Baixas, pasando por la Costa da Morte e incluso en el río Miño. La geografía gallega está salpicada de islas e islotes casi vírgenes, paraísos de la biodiversidad
02 jul 2024 . Actualizado a las 12:59 h.Llegar hasta estas diez islas no es fácil. Ninguna de ellas está habitada y, por lo tanto, no cuentan con servicio público de transporte marítimo regular alguno. Quizá por ello se mantienen en tan excelente estado de conservación. Son auténticas joyas naturales, paraísos cercanos con una biodiversidad extraordinaria, unos paisajes casi vírgenes y, en muchos casos, henchidas de historias y leyendas, lo que las convierten aún en más atractivas.
RÚA. Un laberinto de piedra
En el eje central de la ría de Arousa, entre A Illa y Ribeira se yergue, imponente, este islote de porte escultórico. En sus apenas cuatro hectáreas no hallarás ni playas ni árboles. Tan solo un tan caótico como fascinante amasijo de enormes piedras graníticas de tonalidades naranjas, un faro de arquitectura clásica y un embarcadero labrado en una de estas gigantes rocas. La isla es refugio y zona de cría de aves marinas, por lo que conviene extremar la prudencia en temporada de nidificación.
LOBEIRAS. Las favoritas de los lectores de La Voz
En el 2019, los lectores de La Voz eligieron este archipiélago de Corcubión como su isla gallega favorita. Una curiosa elección, teniendo en cuenta que se trata de una isla rocosa y deshabitada. Tan solo el faro se impone sobre el amasijo granítico. A ella se accede, no sin dificultad, desde un muelle y unas escaleras talladas en la roca. La zona es muy frecuentada por quienes practican submarinismo. Sus aguas y su superficie cuentan con una rica diversidad biológica.
SÁLVORA. La guardiana de Arousa
Sus dos kilómetros cuadrados ejercen de barrera natural en la entrada de la ría de Arousa. Dos senderos recorren sus principales enclaves: la fábrica de secado y salazón, después convertida en pazo residencial, la antigua aldea, la capilla de Santa Catalina y el faro. Sus idílicas playas son otro de sus grandes atractivos. Forma parte del Parque Nacional das Illas Atlánticas, por lo que las visitas están restringidas.
FILLABOA. La isla fluvial
Siempre que hablamos de islas, la mente se nos va al océano. Pero no tiene por qué ser así. También nuestros ríos cuentan con islotes de incuestionable atractivo. Es el caso de esta lengua de tierra y bosque, con un pequeño lago en su interior, que se extiende justo donde el Tea se entrega al Miño. El concello de Salvaterra proyecta habilitar una pasarela que permita el acceso peatonal al islote.
SAN SIMÓN. Una negra historia y un presente azul
Enclavada en la ría de Vigo y referencia literaria de la poesía medieval, la historia de esta isla está teñida de negro. Fue refugio monacal, leprosería, orfanato y cárcel para presos políticos tras la Guerra Civil. Hoy es un espacio público concebido para la creación cultural. La isla acoge cada año el festival Sinsal. Para visitarla es necesaria una autorización que se deberá solicitar con carácter previo.
TAMBO. La más desconocida
Es la menos conocida de las islas gallegas, ya que hasta el 2002 fue inaccesible al albergar un polvorín y hallarse bajo jurisdicción militar. Hoy varias navieras ofrecen visitas guiadas. La isla, ubicada en el centro de la ría de Pontevedra, está dominada por el monte San Facundo. Dispone de tres embarcaderos y cuenta con dos fantásticas playas de arena blanca, la de Area da Illa y la paradisíaca cala de Adreida.
COELLEIRA. El bastión de los templarios
Con 26 hectáreas de superficie, es la mayor de las islas del litoral de Lugo. Está situada en la salida de la ría de O Barqueiro, frente a punta Embarcadeiro, en O Vicedo. Según narra la leyenda, esta isla fue el bastión de los últimos caballeros templarios de Europa. Hoy en día, sus únicas edificaciones son el faro y los difusos restos de un monasterio benedictino del siglo IX.
AREOSO. El Caribe gallego
Así se la conoce por la intensidad del verde del mar que la bordea en contraste el blanco de su arena, si bien la temperatura de sus aguas suele distar bastante de las del otro lado del Atlántico. Situada al oeste de A Illa de Arousa, tiene 600 metros de largo por apenas 200 de ancho y no cuenta con ninguna edificación. A ella se puede acceder, previa solicitud, en barco privado o alquilando un kayak en A Illa.
SISARGAS. Vigías de la Costa da Morte
Este pequeño archipiélago situado frente al litoral de Malpica constituye un importante refugio para las aves marinas, algunas de ellas en peligro de extinción, y zona de paso para aves migratorias. Hasta ellas solo se puede llegar en embarcación privada. Desde el pequeño embarcadero de la Sisarga Grande, al lado de la playa, parte un sendero de dos kilómetros que discurre hasta el faro, asomado a un imponente acantilado y desde el que se divisan unas fantásticas vistas del litoral de la Costa da Morte.
CORTEGADA. Deitada no mar
Así ven desde Carril (Vilagarcía) esta isla perteneciente al Parque Nacional das Illas Atlánticas. Y así la retrataron en una popular copla. La isla estuvo habitada y cultivada hasta principios del siglo pasado. Hoy los restos de la antigua aldea se conservan semidevorados por la naturaleza. Cortegada alberga un excepcional bosque de laureles, que puede ser visitado y recorrido previa reserva.