Así imaginan los niños gallegos las casas del futuro: domotizadas, móviles, más grandes y se limpiarán solas

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Menos tareas y más espacio. Los más pequeños tienen claro que prefieren las viviendas con terreno al aire libre, piscina y más sitio para el ocio

08 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hace un puñado de años nos contaran que la inteligencia artificial sería capaz de brindarnos en unos pocos segundos respuestas para los más complicados problemas, alguno pensaría que lo que le estaban relatando formaba parte de cualquier guion de Steven Spielberg. Pero las generaciones más jóvenes han nacido ya en un mundo en el que el vertiginoso cambio forma parte de su día a día. Los robots van poco a poco copando todas las actividades de la sociedad y es fácil tirar de imaginación y ponerse a pensar en cómo serán los techos en los que habitarán los ciudadanos del mañana. Pedir este ejercicio a los más pequeños de la casa supone viajar por una nueva dimensión en la que, claramente, la tecnología más puntera, acabará convirtiéndose en la única protagonista. Esa es una de las principales conclusiones a las que ha llegado la plataforma inmobiliaria Culmia, que recientemente publicó una encuesta en la que preguntaba a los niños gallegos cómo se imaginaban sus hogares del mañana. Pasen y vean, porque ellos lo tienen bastante claro.

Las tareas del hogar, cosa del pasado

Ni barrer ni planchar. Si puede ser, tampoco cocinar. Los niños y niñas de entre 12 y 14 años tienen claro que el futuro pasa por tratar de aliviar lo máximo posible el quehacer diario en casa. Por ello, sueñan con hogares muy inteligentes en los que los humanoides de metal sean los encargados de realizar todas las tareas: «Me gustaría que hubiera robots para que limpien la casa y ayuden con todas las tareas», aseguraba una de las encuestadas por el portal inmobiliario, a lo que otra apuntillaba: «Los quehaceres se los dejaremos a los robots para que nosotros podamos vivir mejor».

El poder de la voz

Incluso los botones pueden acabar convirtiéndose también en cosa del pasado. Porque los niños ya visualizan sus moradas totalmente automáticas e inteligentes. Algunos creen que absolutamente todo lo que sucede dentro de las cuatro paredes se podrá controlar con mandos a distancia, pero la mayoría quieren que sea la voz la auténtica protagonista. Lo que tienen claro es que, al igual que sucede ahora con las Alexas y demás dispositivos, todo consistirá en dar instrucciones. «Las casas estarán conectadas y con la voz podremos hacer todo», resume uno de los niños; mientras que otro cree que, como mínimo, será la pantalla del móvil el centro de mando de la casa: «Creo que en el futuro controlaremos las cosas de casa desde nuestro móvil, desde las luces hasta el horno de la cocina». No solo los electrodomésticos y aparatos de iluminación funcionarán de manera remota. Muchos creen que con la voz podrán dar órdenes para abrir o cerrar ventanas y persianas y gestionar las puertas también sin necesidad de acercarse a ellas.

Para los despistados

Es posible que el día de mañana esa cantinela tan de madre del «a que voy yo y lo encuentro» con el que hemos crecido durante tantas generaciones se acabe. Al menos, a ojos de los pequeños, que imaginan casas pensadas para los más despistados: «Podremos controlar nuestras casas con el móvil y será como Alexa que le dices lo que quieres buscar y te lo encuentra. Le diremos que nos avise de lo que tenemos que comprar y le diremos que conecte con la web del supermercado para hacernos la compra».

Casas más grandes

Mientras que la tendencia que han seguido los pisos en los últimos años es hacia la contención —es decir, a ser cada vez más pequeños—, los niños tienen claro que en el futuro no quieren formar parte de ese modelo de vida que se ha convertido en tendencia en los portales inmobiliarios. Nada de viviendas de 30 metros cuadrados en las que la cama y el sofá se funden en un mismo espacio y el baño se convierte en un diminuto cubículo en el que uno debe convertirse en maestro del Tetris.

Los más pequeños se imaginan sus casas más grandes, con espacios abiertos en los que poder disfrutar y correr: «Serán muy grandes y tendrán muebles que se pliegan y se abren según les indiquemos nosotros. Además, tendremos robots como si fueran un mayordomo».

La importancia de los espacios al aire libre

No solo quieren hogares amplios. También equipados con espacios al aire libre. Las próximas generaciones —que han vivido en sus primeros años de vida los estragos que generó el encierro durante la pandemia— tienen claro que lo del confinamiento no les vuelve a pasar factura. Por eso se imaginan hogares con dos plantas, escaleras, ascensor y, sobre todo, zonas al aire libre como jardines y terrazas y, por supuesto, piscina: «Con mucho espacio para jugar y estar cuando no se puede salir a la calle». También quieren seguir trasteando, aunque el paso del tiempo haga mella en ellos: «Quiero una casa grande, con sala de videojuegos y una pantalla grande, sofás, altavoces, un buen ordenador, todos los videojuegos que quiera. También un jardín con piscina climatizada para poder usarla todo el año».

Viviendas móviles y de formas inimaginables

Si es cuestión de echar la imaginación a volar, los pequeños de casa ganan. Y por mucho. En un mundo cada vez más conectado y en el que viajar se ha vuelto relativamente sencillo, los niños no quieren atarse a un lugar y se imaginan casas de quita y pon. Son muchos los menores gallegos que desean tener casas que se pueden mover de sitio o que, incluso, se vayan transformando en función de las necesidades cambiantes de la vida. «Se transformarán en diferentes áreas para poder vivir mejor», sentencia una de las encuestadas, de 14 años de edad.

Y donde el ingenio echa a volar es en lo referente a las formas. Cuadradas y rectangulares, como se ven ahora, entran dentro de sus estándares; pero también son muchos los que fantasean con viviendas redondas o incluso en forma de pirámide.

Sigue ganando el estilo nórdico

Los nórdicos han impuesto su estilo a este lado del mundo. Casas blancas, con toques en madera y algún detalle en negro. Son las líneas que, de un tiempo a esta parte, vienen marcando la estética de los hogares patrios. Y, a pesar de que el colorido siempre ha sido un sello entre los más pequeños, sus casas del mañana parecen seguir abrazando esas líneas puras y limpias. «Me gustaría que mi casa fuera blanca, con el tejado negro. Con muebles muy cómodos».

Pero también hay algunos que prefieren colorear su vida y se imaginan pisos en tonalidades rosas, amarillas, azules... En definitiva, «alegres».

Las luces y la temperatura

Si hay un requisito que se ha convertido en indispensable para los eventuales propietarios de una vivienda es el de la luz. Las familias buscan hoy casas mucho más luminosas y los niños han crecido con esa máxima que, a tenor de sus respuestas, repetirán en los años venideros. Eso sí, las luminarias serán mucho más modernas e inteligentes. Quieren que sus casas tengan luces que se puedan cambiar de color o intensidad y que se apaguen automáticamente cuando se van a dormir. «La iluminación de mi casa será de colores a elegir, relajante y muy cómoda», sentencia otro de los encuestados.

Ante todo, ecológicos

Las nuevas generaciones son cada vez más conscientes de los problemas que arrastra nuestro maltrecho planeta. Y ven sus casas como una vía para aportar su pequeño granito de arena a un futuro más verde. Por eso se imaginan viviendas en las que la inteligencia artificial quede al servicio del ahorro de energía y de una gestión de recursos mucho más eficiente.