La «fiebre amarilla» de las tiendas que venden exclusivamente patitos de goma está aquí
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Aún no somos «patolandia», pero quién sabe si algún día esos inocentes juguetes de baño acaban por invadirnos... En Praga lo descubrimos, pero hay más en otros rincones del mundo.
07 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Se respira un bello ambiente navideño en Praga. Nieva. Pillo algún copo con la lengua. En la bella ciudad checa acabo afirmando «en ocasiones veo patos de goma» ante varias tiendas que solo se dedican a vender ese artículo. La dependienta de una, Duck Boutique, dice que abrió hace dos años. Si emprendo con algo así en mi tierra, no duro ni media hora. Creo. Parece una frikada en toda regla, pero hasta he caído en la tentación «patológica» y regreso a España con el mío. El de gafas era el que asociaba más al perfil periodístico. Los hay personalizados y para todos los gustos, incluso homenajeando la saga de Star Wars, representativos de multitud de oficios o estados de ánimo, como los «apáticos», y modelos como el que se expone en el centro de esta página con mensaje claro: «¡Fuck a duck!».
Tiempo al tiempo. Puede que cada vez se vean más establecimientos de este tipo. Nos quedaremos patidifusos, nunca mejor dicho. A saber si hay algún plan macabro detrás que desconocemos los humanos y acaba averiguando el CNI que al adquirir el famoso Pato WC, el envase trae chip de vigilancia... Si lo tienes como en muchos hogares tras la taza, donde será testigo de tu intimidad más secreta, ve cambiándolo de lugar.
«La moda de comprar los lindos patitos de goma que nos recuerdan a nuestra más tierna infancia» (Alicia Lage, neuropsicóloga de Sinapsis en Burela)
Para intentar entender este éxito comercial, Alicia Lage, neuropsicóloga de la clínica burelense Sinapsis, señala que «nuestro cerebro usa ‘etiquetas emocionales’ para decidir qué información es más importante. ¡Por eso la moda de comprar los lindos patitos de goma que nos recuerdan a nuestra más tierna infancia!». «Y de color amarillo, que asociamos con la felicidad, la fuerza, la abundancia y la acción», añade. «Si esto lo hacemos público en nuestras redes sociales, sufrimos un contagio emocional y nos dejamos llevar por la masa. ¿Qué recibo a cambio? Sentirme feliz, activando diferentes partes de mi cerebro que se comunican a través de sustancias químicas como la dopamina», cuya «explosión» nos puede llevar al ansia de la «colección infinita». Ese «placer» conduce a más y más compras. «Y precisamente las tiendas son especialistas en aprovechar estos momentos de impulsividad para conseguir aumentar sus ventas», finaliza.
Suceso marítimo en 1992
En enero de 1992, una tormenta en el Pacífico provocó que un contenedor de la empresa The First Years cayera al mar, liberándose nada más y nada menos que 29.000 juguetes de baño, entre ellos, patos. Los primeros tocaron tierra en noviembre, a 3.200 kilómetros del punto inicial, y la compañía ofreció recompensas por recuperarlos. La odisea sirvió hasta para un estudio científico sobre las corrientes.
Son también objetos de culto para algunos coleccionistas y han sido homenajeados varias veces a nivel artístico, como por Leo Bassi en Galicia en el 2023, que nos convirtió al «patolicismo».