Julio Trashorras, Defensor del Profesor: «En Galicia hemos pasado de dos mil alumnos con necesidades especiales a ocho mil de un curso para otro»
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Los orientadores están desbordados. «En muchos casos, acumulan retrasos de un año o dos para elaborar un informe de valoración de un alumno», dice el docente, que asegura que los chavales suspenden en educación digital: «No se separan del móvil, pero después no saben enviar un correo electrónico»
18 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Un tremendo aumento de alumnado con necesidades educativas especiales, un preocupante empeoramiento de la salud mental en estudiantes y docentes y una sangrante falta de educación digital —y a veces analógica— en niños y padres. Todo ello, sumado a una Administración educativa que, ante el conflicto, «muchas veces busca minimizar el ruido y tapar los problemas para meterlos debajo de la alfombra y tener al papá contento». Esos son los principales problemas que denuncia el informe del Defensor del Profesor del sindicato ANPE Galicia, que un curso más encabeza el docente Julio Trashorras.
—¿Cuáles son las principales fuentes de conflictividad en las aulas ahora mismo?
—Nos están refiriendo cada vez más casos de ansiedad por parte del profesorado, que achacamos al hecho de que ha aumentado muchísimo el alumnado con necesidades especiales. Estoy hablando de que hemos pasado de dos mil y pico alumnos con algún tipo de necesidad educativa especial diagnosticada a ocho mil y pico.
—¿En cuánto tiempo?
—De un curso para otro, del curso pasado al actual. Necesitamos dotación de profesorado especialista suficiente. Se trata de un alumnado con un diagnóstico, con trastornos como TDAH, trastornos del espectro autista, del lenguaje, etcétera.
—¿Y este aumento tan grande en tan poco tiempo a qué se debe?
—Hay que tener en cuenta que, fruto del acuerdo de mejoras del sistema educativo que firmamos, entre otros, ANPE, el hecho de contar con alumnado con algún tipo de diagnóstico en el aula suponía o debería suponer el desdoble de aulas o el aumento de profesorado. Entonces, puede que hayan aflorado también alumnos que no tenían presentado en el departamento de orientación de sus centros el correspondiente informe, y que ahora hayan optado desde los centros por pedirlos, para ver si de esa manera conseguían o bien duplicar aulas, o bien una mayor dotación de profesorado.
—¿Parte de esta cifra puede ser de valoraciones atrasadas por parte de los orientadores por la sobrecarga de trabajo?
—Sí, la Administración educativa gallega debería formar una red de orientación, porque no existe una claramente definida. No hay unos criterios claros de asignación a los distintos centros educativos; hay centros más grandes que otros que comparten orientador, mientras que otros más pequeños tienen un orientador a tiempo completo. Luego, hay que tener en cuenta que existen siete equipos de orientación específicos ubicados en las siete principales ciudades de Galicia que también están desbordados, con informes de evaluación de alumnado con altas capacidades, de alumnado con TDAH... Hay que abordar eso, porque hace que también se retrase el protocolo a aplicar. Cuando hay dudas, el alumno va al orientador para que valore. Pero muchas veces es necesario no solamente el informe del orientador, sino del equipo de orientación específico, que solo hay uno en cada una de las siete principales ciudades, y que acumulan retrasos de un año o dos.
—¿Hay más factores que expliquen el aumento de los problemas de salud mental entre los docentes?
—Hay otro aspecto fundamental sobre el que llevamos incidiendo ya desde hace un par de cursos. El alumnado también lo está sufriendo, y lo achacamos a la situación totalmente inédita que vivimos en este país con el tema del confinamiento por la crisis sanitaria. Yo siempre digo que nos hemos cansado de repetir que, si bien nosotros lo llevábamos mal, los niños eran un ejemplo, que lo llevaban estupendamente. Y parece que no lo han llevado tan estupendamente como nosotros pensábamos. Ahora están aflorando muchísimos problemas dentro de los adolescentes, incluso de niños más pequeños, de primaria.
—¿Qué les notáis en el aula?
—Además de los problemas generales que son achacables a la propia edad y al período evolutivo que están viviendo, como pueden ser los cambios hormonales, cada vez hay más casos de chavales que te dicen que se sienten preocupados, que no duermen por las noches, que se sienten tristes... Y está ahí reflejado que han aumentado los problemas de autolesiones e incluso de pensamientos suicidas que se transmiten a la orientación del centro o a algún profesor. No es algo muy general, son casos más puntuales, pero están ahí.
—En el informe recogéis que las llamadas que recibisteis el curso pasado se centraron mucho en problemas relacionados con las nuevas tecnologías.
—En cuanto al tema de las nuevas tecnologías, tenemos que plantearnos eliminar lo de «nuevas», porque realmente ya han dejado de serlo hace mucho tiempo. Son herramientas que los chavales utilizan habitualmente porque son nativos digitales, pero yo siempre digo que el problema que tenemos es esa enorme brecha. Nosotros no hemos nacido siendo nativos digitales, ellos sí. ¿Qué ocurre? Te puedes encontrar casos muy curiosos, en el sentido de que saben manejar perfectamente un móvil o una tableta, pero les mandas un correo electrónico y no saben abrirlo, o enviar uno. Les falta mucha educación digital. Ellos utilizan el móvil más que nada dentro de su ámbito social, y esa falta de educación digital les hace no ser conscientes de los problemas que puede tener un mal uso.
—¿Y los padres les dan un buen uso?
—De hecho, nosotros elaboramos varios decálogos para el buen uso, tanto para el alumnado como para los padres. A los famosos grupos de WhatsApp de papás y mamás a veces se les da un uso no adecuado que repercute en la educación de los niños. No puede ser el «es que mi hijo se ha dejado olvidado el libro, ¿me podéis pasar las fotos?», o «no sé qué tarea tiene que hacer». Así les restamos autonomía a los propios chavales y nos estamos convirtiendo en sus secretarios y secretarias personales. Si tiene un problema, está el grupo de WhatsApp de papás y se lo vamos a solucionar. Y luego hay temas mayores, a lo mejor pones a caldo a cualquier profesor porque has tenido un problema con él. Eso acaba llegando a todos los lados, porque trasciende.
—¿Detectáis problemas por el acceso al porno a edades tempranas?
—Es que ya partimos de la base de que entendemos que debería haber una educación sexual establecida dentro de las aulas desde edades muy tempranas, y siempre adaptada a la edad de los niños, por supuesto. Pero choca muchas veces con los propios padres, que no están dispuestos a que se hable de determinados temas en clase. Sigue siendo en muchos casos tabú, por extraño que nos pueda parecer. Pero hay muchos padres que no son conscientes de los contenidos a los que pueden acceder de una manera muy sencilla sus hijos. Entonces, estamos desvirtuando totalmente una situación que debería ser normalizada con una educación adecuada. ¿Cuál es el problema? Que ellos están accediendo a una educación sexual basada en unos contenidos que no son adecuados.
—En el informe también abrís el melón de las presiones que recibís los profesores por parte de los padres y las madres.
—Aquí el problema fundamental no es ya que se produzcan presiones, que se producen siempre que hay algún tipo de evaluación, porque estamos hablando de la educación de nuestros hijos y de nuestras hijas, que para nosotros es un aspecto importante y fundamental, y en muchas ocasiones no vamos a estar de acuerdo con el criterio que puede tomar un profesor con respecto a determinada calificación de una asignatura. Pero el problema no está ya en que nos presionen a nosotros, sino que muchas veces acuden directamente a la inspección educativa, y ahí el problema que nos encontramos es que en ocasiones es la propia inspección educativa la que pasa por encima del profesor y cambia una nota sin ningún tipo de criterio objetivo. Eso para el profesional supone un cuestionamiento que muchas veces mina su propia autoestima y su autoridad como docente.
—¿Por qué lo que dice el padre o la madre se prioriza a veces por encima de lo que dice el profesor?
—Hoy en día los padres saben moverse muy bien en determinados terrenos, y saben que si tú haces ruido, muchas veces consigues cosas. Y por ahí vamos. Muchas veces, la Administración educativa lo que busca es minimizar ese tipo de ruido. Al final, estamos hablando de una Administración, que no dejan de ser entidades de tipo político, que lo que no quieren son conflictos. Se tapan los problemas y se meten debajo de la alfombra. Si yo tengo al papá contento, no hay ningún problema en el centro. Porque además ese descontento, muchas veces de un papá, no te preocupes que se va a encargar de intentar transmitirlo y contagiarlo a otros papás. Entonces, si ya somos 20 o 30 papás los que estamos protestando, lo que trasciende de cara al público es que hay un problema en ese centro educativo, cuando a lo mejor no lo hay.
—¿Y más allá de las notas, en qué sufrís esas presiones?
—Estamos percibiendo también la actitud que traen muchas familias cuando hay algún problema con un alumno por algo que se ha producido en el aula, y el docente considera oportuno hablar con sus padres en una tutoría. Ahí notamos que muchas veces vienen con una actitud poco proactiva, en el sentido de que le dan toda la credibilidad posible a su hijo sin escuchar cuál es la postura del docente.
—Decís que percibís que la actitud de los padres se traslada a los niños, que tienen comportamientos disruptivos. ¿Como cuáles?
—Nuestros hijos, sobre todo en edades muy tempranas, nos utilizan totalmente como modelo. Entonces, si les transmitimos un determinado tipo de comportamiento, lo van a asumir como normal. Y ya no estoy hablando solamente del comportamiento que tú puedas tener hacia el docente. Tú vas por la calle, te encuentras que alguien hace cualquier cosa con el coche, te pones a insultarlo, a gritarle... No nos damos cuenta del ejemplo que les damos. Y esto produce esas mismas situaciones en los hijos.
Hay padres que creen a su hijo sin escuchar la postura del profesor”