Con notable alto, casi sobresaliente, pasó ayer la Policía Local de Pontevedra el examen que supuso la celebración de la Copa de Europa de Triatlón que obligó a cerrar prácticamente todo el centro a la circulación rodada. Tal vez, en gran medida, la persistente lluvia que cayó durante prácticamente toda la jornada hizo que muchas personas se lo pensaran dos veces antes de tomar el coche y acercarse a la capital, pero lo cierto es que si por algo destacó el día de ayer fue por la fluidez de la circulación.
En este sentido, Manuel Omil, portavoz del cuerpo municipal, destacó el hecho de que «la gente respondió a la llamada de estos días y no hemos tenido incidencias reseñables de tráfico».
De este modo, a lo largo de la mañana, además de las habituales pequeñas retenciones en determinados puntos del casco urbano, los mayores atascos -que por momentos superaron el medio kilómetro de longitud- se localizaron en la entrada a Pontevedra por la avenida de Ourense y Loureiro Crespo. Algunos conductores, para solventar la situación, optaron por, o bien, meterse por el barrio de A Seca o por el de A Parda.
En cualquier caso, la fluidez fue la tónica dominante. Y es que estas retenciones estuvieron vinculadas, en muchos casos, «a conductores que estaban despistados o tenía dudas por donde circular y detenían el vehículo para preguntar».
Ya por la tarde, la afluencia de vehículos al centro de la ciudad fue aumentando paulatinamente a medida que transcurrían las horas. Esta situación, sin embargo, no enturbió el operativo policial de tráfico, si bien la circulación se ralentizó en algunos accesos a Pontevedra, caso del nudo de O Pino.
En este sentido, Manuel Omil destacó que pese «al tráfico intenso, pero continuo, que determinó que se realizasen algunos desvíos puntuales, en ningún caso se colapsó el casco urbano». Así, en determinados momentos de la tarde, se optó por desviar los vehículos que circulaban por el eje Uxío Novoneyra, Augusto García Sánchez y la avenida de Reina Victoria hacia Fernández Ladreda y Eduardo Pondal.
A la vista de este cúmulo de circunstancias, el portavoz de la Jefatura calificó como «impresionante» la respuesta dada por los pontevedreses y visitantes, algo que se observó en que «apenas se tuvieron que retirar vehículos del circuito».
A las siete de la tarde se abrió al tráfico el puente de Santiago, y una hora más tarde se hizo lo propio con el de los Tirantes.