El interventor que hizo la llamada al maquinista del tren, Antonio Martín Marugán, ha reconocido que no era algo urgente, pero que la hizo en ese momento porque en la estación de Santiago iba a tener más trabajo y en el trayecto a A Coruña hay muy mala cobertura. Sobre que negase la llamada a la Policía, ha afirmado que «la borró de su mente» por el shock que le produjo el descarrilamiento
26 oct 2022 . Actualizado a las 16:24 h.Quinta jornada del juicio del Alvia en la Cidade da Cultura con el que puede ser uno de los testimonios clave de este proceso. Este miércoles es el turno de declaración de Antonio Martín Marugán, el interventor del tren accidentado. Lo hará justo después de que parte de los nueve policías que comparecieron en la sesión del martes le acusasen de negar dos veces la llamada de 100 segundos que mantuvo con el maquinista Francisco Garzón Amo.
El abogado de Garzón le muestra el cuadro de velocidades a Illanes para resaltar que otras curvas del trayecto sí estaban señalizadas. «La más restrictiva y la más peligrosa no», responde refiriéndose a la de Angrois.
Comienza el último interrogatorio del día, el del abogado defensor del maquinista acusado en el juicio del Alvia, Francisco José Garzón.
El testigo asegura que le «hubiera gustado» que hubiesen hecho caso al jefe de maquinistas (que declara mañana) en sus advertencias sobre la peligrosidad de la curva de Angrois.
El de Javier Illanes se ha convertido en el interrogatorio más largo hasta el momento en el juicio del Alvia. Comenzó a las 13.15 horas y lleva ya casi dos horas y media. Por momentos, las defensas le están tratando más como acusado que como testigo, preguntando y repreguntando lo mismo para tratar de desvirtuar su afirmación de que la señalización de la línea y de la curva de Angrois era insuficiente y que esa fue la causa del accidente.
El abogado de una de las aseguradoras le exhibe al maquinista testigo un protocolo de uso de teléfonos corporativos en el que advierte que es un sistema alternativo de comunicación en caso de fallo de los prioritarios. Él responde que el interventor no tiene radiofonía.
La representación del ADIF resalta que si fue la falta de señalización la causa del accidente por qué no se produjo antes. «Pues porque Dios no lo quiso, pudo haber pasado en cualquier otro momento», responde Illanes.
La intensidad con la que se está empleando la abogada del ADIF con el testigo tiene su explicación en que el maquinista Illanes es también acusador como víctima y que su línea argumental señala únicamente al administrador ferroviario por la mala señalización y exculpatoria de su compañero, Garzón.
El enfrentamiento dialéctico que está manteniendo la abogada del Estado con Illanes ha hecho que incluso intervenga la jueza para poner fin a la discusión.
La representación del ADIF resalta que Illanes dijo en instrucción que nada le obligaba ni nada le impedía atender llamadas de trabajo, pero destaca que él ahora afirma que es obligatorio normativamente. En la situación de Garzón, asegura que él también cogería el teléfono porque no había ningún peligro. «Donde lo cogió Garzón sí», responde a si el lugar era adecuado para hablar.
La letrada del Estado ahora le exhibe una ficha de Renfe que Illanes sí admite haber recibido en la que también se habla del riesgo del uso del móvil al conducir el tren. «Es muy similar a lo que le enseñé antes», le reitera, pero el maquinista dice que cree que se refiere «a los teléfonos de uso particular, no los corporativos».
La letrada del Estado que representa al ADIF exhibe al testigo una guía de buenas prácticas de Renfe que Illanes asegura que no conoce. En este documento se habla del uso del teléfono móvil como factor de riesgo y pide hacer un uso responsable de las comunicaciones en puntos críticos. «No soy consciente de recibir este documento», reitera.
Illanes responde «no sé qué más puedo hacer yo» cuando la abogada del ADIF le pregunta por qué no hizo constar que se sentía desprotegido por el riesgo de Angrois. El maquinista responde que si al jefe de maquinistas no le habían hecho caso, entendía que él no podía hacer nada más.
«Era de dominio público, sí», asegura el maquinista Illanes cuando le pregunta la abogada del Estado sobre si se había hablado de la peligrosidad de la curva de Angrois. Dice que se «sentía desprotegido» y que «seguramente» se lo hizo constar a los responsables.
Ante las preguntas de la abogada del ADIF, el maquinista insiste en que el administrador ferroviario «tenía los medios» para hacer una mejor señalización de la curva de Angrois pero «no los utilizó».
La abogada del ADIF pregunta al testigo para sostener que la señalización de la línea era la obligatoria, ante la acusación que ha hecho el testigo de que fue la falta de señalización la que provocó el accidente.
Las defensas comienzan su turno de preguntas al último testigo de la jornada, Javier Illanes, el maquinista que condujo el tren de Medina del Campo a Ourense y que también viajaba en el convoy cuando descarriló en Angrois.
En opinión del maquinista testigo, la causa del accidente de Angrois fue la falta de señalización en la línea.
A preguntas del abogado de la Plataforma del Alvia, Illanes ha afirmado con rotundidad que «la línea no era cien por cien segura» en el momento del accidente.
El maquinista asegura que el tren «circula con muchísimo más riesgo» si circula sin ERTMS, el sistema que fue desconectado. También ha asegurado que era comentario habitual entre los compañeros la peligrosidad de la curva de Angrois.
Illanes asegura que su compañero «seguramente se desubicó» por culpa de la llamada del interventor.
El testimonio del maquinista testigo, que se está mostrando evasivo e incurre en contradicciones, se está viendo condicionado porque parece no querer implicar con sus palabras a su compañero acusado. El fiscal pregunta y repregunta sin éxito, lo que ha motivado que incluso la jueza intente, también sin éxito, aclarar cuestiones.
El maquinista asegura que su compañero acusado, Francisco José Garzón, no corrió riesgos cuando atendió la llamada. «Entiendo que no hay riesgo», afirma.
En el momento del accidente no estaba con el interventor, esta en el vagón técnico y no presenció la llamada que le hizo al maquinista.
El testigo asegura que, como maquinista, no recibió ni formación, ni instrucciones ni recomendaciones sobre el uso del teléfono móvil corporativo.
El maquinista asegura que no había señal de frenado para reducir la marcha al llegar a Santiago y que cada maquinista decidía donde hacerlo y toma una referencia física. Tampoco le hicieron ninguna recomendación en el período de formación de dónde comenzar a frenar.
Comienza la declaración de Javier Illanes, el maquinista que llevó el tren siniestrado desde Medina del Campo hasta Ourense.
El testimonio del mecánico de Renfe que viajaba en el tren no ha sido muy esclarecedor. Solo ha quedado claro que presenció la llamada que hizo el interventor al maquinista y que durante esta comunicación se anunció la próxima llegada a la estación de Santiago.
El relato de hechos del mecánico no coindice con los registros de la caja negra. Muy nervioso, Francisco Sánchez dice no recordar los detalles por los que le pregunta la Fiscalía.
Al estar en el mismo coche, presenció como el interventor, Antonio Martín Marugán, llamaba al maquinista, uno de los dos acusados en el juicio, Francisco José Garzón. El mecánico no recuerda sí se había producido el aviso de llegada a la estación, pero cree que sí porque los viajeros ya estaban de pie bajando las maletas.
A preguntas del fiscal jefe de Santiago explica que estaba sentado en el mismo coche que el interventor, al que conocía como «compañero». Él es mecánico y viajaba habitualmente en esa línea.
Francisco Sánchez era un empleado de Renfe que también viajaba en el tren. La Fiscalía comenzará su turno de preguntas.
El vigilante termina su declaración y la jueza hace una pausa de media hora.
El vigilante de Prosegur justifica que tampoco hablara inicialmente de la llamada del interventor al maquinista: «Tuve un lapsus, no es que se me olvidara, pero ni se me pasó por la cabeza lo de la llamada».
El vigilante asegura que conocía la curva de Angrois y que había oído hablar de sus problemas a los maquinistas. «Estás en los corrillos y si sabes escuchar, escuchas», afirma.
El interventor dijo en su declaración que guardó su teléfono en el bolsillo antes del accidente, algo que el vigilante dice que no vio.
El vigilante explica que, a su juicio, la llamada no se acabó porque no colgaron. «Segundos antes el maquinista se daría cuenta de lo que estaba pasando y tiró con el teléfono y frenó», señala. El interventor, relata, se quedó con el teléfono en la mano y dijo que Garzón no le contestaba.
«Podía haber esperado a Santiago o a Coruña, que al maquinista le iba a ver», señala el vigilante del tren respecto a la poca oportunidad de la llamada.
González señala que antes del accidente estaba junto al interventor y que iban los dos de pie. Segundos antes de la llamada del interventor al maquinista, sabía que quedaba poco para llegar a Santiago porque habían pasado el viaducto del Ulla. Cree que durante la llamada se anunció la llegada a la estación. Sabía a quien llamaba porque «estábamos pegados». «Como lo que hablaba no era nada importante no le importaba que yo escuchara», puntualiza.
González era el vigilante del tren accidentado. Conocía tanto al maquinista como al interventor y tenía buena relación con ellos. A preguntas de la Fiscalía asegura que antes de entrar en la curva notó que la velocidad no era la de siempre. «Iba muy deprisa el tren», afirma.
En estos momentos comienza el interrogatorio del segundo de los testigos del día, Celso Cástor González, empleado de Prosegur que iba en el tren.
Antonio Martín Marugán, interventor del tren y el hombre que hizo la llamada al maquinista, concluye su declaración en el juicio del Alvia.
Marugán vuelve a explicar que hizo la llamada en ese momento porque en la estación de Santiago estaría ocupado y en el trayecto entre Santiago y A Coruña hay muy mala cobertura.
Marugán, que antes dijo que no sabía que existía el interfono, responde ahora que habría sido lo mismo usar este sistema que el móvil.
En el turno de preguntas que inicia el abogado defensor del maquinista, acusado en el juicio, el interventor asegura que entre sus funciones está la de ayudar en todo momento a los clientes.
El abogado defensor del exdirectivo del ADIF acusado en el juicio comienza su interrogatorio al interventor.
A preguntas de una de las defensas, el interventor aclara que él atiende a lo que ocurre dentro del tren y no a la circulación en sí, por lo que no estaba en disposición de calibrar la potencial peligrosidad del lugar en el que hizo la llamada. «Soy el primer interesado en que no pase nada, si me supongo que va a pasar algo, no la hago», señala.
Marugán reconoce que la llamada «urgente no era» e insiste en que la hizo en ese momento porque no tenía nada más que hacer y en la estación de Santiago iba a estar ocupado.
El interventor asegura que no conoce a ningún maquinista que haya sido sancionado por no atender una llamada o por cortarla por no poder atenderla.
«Que yo tenga conocimiento, no había nada que impidiese hablar con el maquinista», insiste el interventor a preguntas de la abogada del Estado y que era el maquinista el que tenía que valorar si podía o no atenderla.
Comienza el turno de las defensas. El interventor explica a preguntas de la abogacía del Estado que él viajaba en el coche preferente. Le exhibe un documento que relata que había un sistema de interfonía para comunicarse con el maquinista para usos relacionados por el servicio y durante el mínimo tiempo. «Lo desconocía», afirma.
Ante la insistencia del abogado de la Plataforma, el interventor califica la llamada al maquinista como «una fatal coincidencia».
El interventor, en su declaración, sí recordó todos los demás detalles que rodeaban a los momentos previos al accidente, pero no la llamada «Mi mente borró eso». La jueza le pide al abogado de la acusación particular que no siga por esa línea porque «no se ha considerado oportuno investigar» a Marugán, que solo es testigo. «Es un testigo, no un acusado», dice la magistrada.
El interventor reconoce que podía haber hecho la llamada al centro de mando, pero que la hizo al maquinista. Sobre el haber negado la conversación, afirma que «no me acordaba» de la llamada.
El interventor admite que ya se había dado el aviso por megafonía de que se estaba acercando a Santiago. «¿Usted considera procedente hacer esa llamada?», le insiste un abogado de las acusaciones. «Yo sé que estoy cerca, pero yo no sé si esa curva [la del descarrilamiento] existe o no existe», responde el interventor. La llamada, dice, era para mejorar el confort de una familia, no de seguridad, y que la hizo motu proprio.
El interventor señala que salió por sus propios medios. «Tuve una sensación de absoluto silencio», explica. «No sé si será que la mente se autoprotege o qué. Cuando salí ya vi los coches caídos y pensé que el accidente tenía que ser muy grave», añade.
El interventor defiende que la llamada fue de servicio y a través del teléfono corporativo, pese a que los viajeros iban a llegar a Pontedeume una hora después, por lo que no era urgente. «Era una llamada para prestar un mejor servicio a unos viajeros», sostiene.
El interventor aclara que el maquinista podía contestar a su llamada o no, que solo si podía y lo consideraba conveniente, que la llamada quedaba registrada y podía llamarle después.
La Fiscalía termina su interrogatorio y comienza el de las acusaciones particulares.
El fiscal le pregunta si siente responsabilidad por esa llamada. «Si hubiera sabido lo que iba a pasar no la habría hecho, era el más interesado porque iba en el tren»
En respuesta a lo que explicó ayer la Policía Nacional, el interventor dice que no negó la llamada, pero que se olvidó por todo lo que había pasado. «En ningún momento me negué a declarar, fui yo voluntario», afirma.
El interventor asegura que Renfe no les daba instrucciones sobre cuándo hacer las llamadas, siempre que fueran de servicio. El fiscal le pregunta que por qué no la hizo cuando el tren llegase a Santiago y relata que en ese momento «no tenía nada que hacer». «No sabía en qué punto kilométrico estaba», insiste.
El interventor explica la llamada que hizo al maquinista antes del accidente. Dice que no sabía en qué punto de recorrido estaba el tren pero que suponía que estaba cerca de la estación de Santiago. Relata que una familia de Madrid tenía un niño y que iban a Pontedeume, donde hay dos vías de entrada y quería saber si iba a entrar por la que tiene acceso directo al tren. «Mi intención era facilitarles el paso», afirma.
El fiscal jefe de Santiago comienza su interrogatorio a Antonio Martín Marugán, que explica que después del accidente ya no volvió a ejercer como interventor porque estuvo de baja y luego se jubiló.
Con media hora de retraso, comienza la quinta sesión del juicio del Alvia.
La apertura de la sesión se está retrasando por necesidades de la Fiscalía, que ha solicitado entrar media hora más tarde.
La quinta sesión del juicio del Alvia está a punto de comenzar en la Cidade da Cultura de Galicia. Hoy declaran cuatro testigos, pero el testimonio que se presume más importante será el primero, el del interventor, Antonio Martín Marugán, que hizo la llamada que despistó al maquinista del tren.