Elogios que siempre aciertan
Elogios que siempre aciertan
Martes, 15 de Octubre 2024, 12:19h
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Sara tuvo que coger un vuelo de tres horas junto a sus dos hijos pequeños. Ella sabía que no iba a ser fácil. Seguro que en algún lugar del mundo había niños sentados tranquilamente en sus aviones revisitando la versión infantil del Ulises de Joyce, pero no era su caso. Ella tenía allí su propia epopeya homérica. Tras intentar calmarlos con un maratón de historias y chistes de Jaimito, a Sara se le acabó el repertorio. Con cada llanto, una voz que llegaba de la parte trasera del avión emitía una queja: «¡Estas madres de hoy día..». Y entonces se obró el milagro. La pasajera que tenía delante se dio la vuelta y le dijo: «Es increíble lo bien que has manejado la situación. Enhorabuena. Estos niños tienen mucha suerte de tener una madre como tú». Y, a su lado, alguien empezó a aplaudir, contagiando al resto del avión. ¿Qué había pasado allí?
Los psicólogos ya lo llaman la ‘cultura de la gratitud’ y ya son varios los estudios que investigan los efectos neuronales de resaltar las cualidades positivas de otra persona. «Recibir cumplidos puede crear un ciclo de retroalimentación psicológica positiva. Los elogios tienen un poder transformador que genera felicidad, mejora nuestra sensación de bienestar y, además, contribuye a crear un entorno social más positivo y emocionalmente satisfactorio», explica la psicóloga británica Ritika Suk Birah en su informe sobre los hábitos de elogio de los habitantes del Reino Unido.
«Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, tenemos más probabilidades de adoptar conductas positivas, como fijarnos y alcanzar objetivos. Y eso, a su vez, refuerza nuestra autoestima», añade la experta. «Podemos utilizar la neurociencia para comprender que los cumplidos activan regiones cerebrales asociadas con la recompensa y la autopercepción positiva, como el cuerpo estriado y la corteza prefrontal medial. Estas actividades neuronales desencadenan la liberación de endorfinas y serotonina, dos neurotransmisores conocidos por su papel en el fomento de sentimientos como la alegría, la satisfacción y el bienestar emocional», concluye Suk Birah.
Pero, ¿por qué un cumplido tiene tanto impacto? «Una de las cosas más importantes para los humanos es verse valorados y respetados por los demás y sentir que pertenecemos a un lugar», dice Vanessa Bohns, psicóloga social y profesora de comportamiento organizacional en la Universidad de Cornell, que ha investigado los cumplidos. En declaraciones a la revista Time, la experta asegura que «siempre estamos atentos a cualquier información que obtengamos sobre cómo nos ven otras personas, pero rara vez la recibimos. Por eso, cuando os hacen un cumplido, nos ofrece esa retroalimentación que tanto queremos saber sobre lo que otras personas piensan de nosotros». Una expresión de admiración proporciona una «pequeña esperanza» de que se vea de forma positiva alguno de nuestros atributos relacionados, por ejemplo, con el trabajo o el estilo, y eso activa el centro de recompensa del cerebro y fortalece nuestro espíritu.
Todo fácil de entender pero, si tanto beneficio tiene, ¿por qué nos sentimos siempre tan poco reconocidos? Y, peor aún, ¿por qué no halagamos nosotros más a los demás? En su investigación sobre el poco entrenamiento que tenemos para esta cultura de la gratitud, Nicholas Epley, profesor de ciencias del comportamiento en la Universidad de Chicago, concluye que expresamos menos halagos de lo que nos gustaría porque subestimamos su impacto positivo en los demás. Es decir, no somos del todo conscientes de la alegría que damos. Eso sumado a la ansiedad que nos provoca que nuestras palabras se malinterpreten y lo que pretende ser un cumplido acabe por sentar mal. ¿Voy a incomodar a la otra persona? ¿Pareceré falso, torpe o excesivamente adulador?
«Descubrimos que las personas están demasiado preocupadas por su capacidad para transmitir elogios con habilidad ('¿Qué pasa si mi forma de expresarlos es incómoda?') y su ansiedad las lleva a ser excesivamente pesimistas sobre los efectos que tendrán sus mensajes. Lamentablemente, el pesimismo de las personas hace que se abstengan de participar en este comportamiento que beneficiaría a todos», escribe la psicóloga Vanessa Bohns.
Sin embargo, su investigación concluye que estos temores son infundados y que las personas que reciben un alago se sienten más felices, más satisfechas y más halagadas de lo que pensaba el que se lo había hecho. Además, quien emitía el cumplido también estaba de mejor humor y con más ánimo para volver a hacerle otro cumplido a un extraño en el futuro.
La psicóloga social Vanessa Bohns y su colega en investigación sobre comportamiento, la científica conductual de la Universidad de Stanford, Xuan Zhao, dan las claves en 'Time' para iniciarse en el mundo del elogio.
Es el cumplido favorito de Bohns y la última vez lo utilizó cuando vio a un camarero afrontar una situación difícil con un cliente en el bar. «Me gusta mucho porque se utiliza en momentos de tensión en los que la otra persona, a menudo, no está segura de si manejó bien la situación», afirma. «Le da seguridad y le demuestra que sus esfuerzos por calmar lo que está ocurriendo o ayudar a alguien no han pasado desapercibidos».
Funciona bien entre parejas y familiares cercanos. Explican los expertos que es una forma bonita y profunda de destacar cómo su presencia convierte la vida en algo significativo y valioso, a pesar de las rutinas mundanas y la normalidad de nuestra vida cotidiana.
A Zhao le gusta este punto porque «reconoce la voluntad, el esfuerzo y la mentalidad de crecimiento de una persona al ver y cultivar el potencial de los demás, a menudo antes de que estas personas lo vean en sí mismas». «Este es un gran elogio para cualquiera que busque generar un impacto positivo, como un líder o un maestro». Y añade: «Sea específico. Los detalles pueden convertir un cumplido mediocre en uno excelente, así que esfuércese en destacar cualidades o acciones específicas».
«En todos los contextos, hace que la gente se sienta mejor de lo que esperamos», dice Bohns. Es más probable que los desconocidos se sientan halagados que desconcertados. Además, ¿quién sabe? Puede que hagas un nuevo amigo además de alegrarle el día a alguien.
Muchos de nosotros nos sentimos incómodos al aceptar cumplidos: nos sonrojamos, evitamos el contacto visual, empezamos a murmurar avergonzados o incluso nos menospreciamos a nosotros mismos. Si ese es tu caso, recuerda lo bien que se siente la persona que te felicita y sonríe mientras respondes. Considéralo una oportunidad para construir o mejorar tu conexión con la otra persona. Ambos saldrán de la interacción más felices y eso les dará energía para el resto del día.