El nuevo vocabulario del desamor
El nuevo vocabulario del desamor
Puede que hayas escuchado a tu hijo confesar que esa chica que le gusta le ha hecho ‘ghosting’. Y no se trata del único vocablo nuevo a la hora de hablar del amor. Se le suma una larga lista de términos sobre los problemas en sus relaciones como ‘breadcrumbing’, ‘love bombing’, 'gaslighting’, ‘benching’, ‘hoovering’... Anglicismos que ya forman parte del día a día de las conversaciones de los más jóvenes. ¿Realmente designan problemas nuevos o siempre han estado presentes bajo otros nombres?
Las relaciones amorosas, en todo caso, han cambiado. Es un hecho. «Ahora, las mujeres están más empoderadas y buscan una mayor igualdad en las relaciones, lo que ha llevado a un reajuste en las dinámicas de poder dentro de las parejas», explica Lidia Alvarado, psicóloga especializada en parejas. También la sociedad contempla una mayor diversidad en los tipos de relaciones con parejas del mismo sexo, parejas interculturales… Y esto influye a la hora de «adoptar una mayor diversidad en las relaciones», asegura.
Además, la duración de los matrimonios ha disminuido bastante en comparación a las relaciones de nuestros abuelos, que podían llegar a durar toda una vida. En España, el matrimonio se prolonga alrededor de los 16 años de media. Eso sí, las ganas de iniciar y mantenerse en una relación amorosa no se han perdido. De hecho, más del 70 por ciento de la población española tiene pareja sin estar casados.
Pero hay ciertas constantes en esas relaciones. La toxicidad es un patrón al que se han enfrentado una gran parte de las parejas, antes o después. Lo que quizá no había antes eran términos específicos para designar estos comportamientos relacionales tóxicos. Por no existir, no existía la palabra 'toxicidad' a nada que no estuviese vinculado a un envenenamiento por productos químicos.
Los comportamientos tóxicos, desde luego, existían. Y también en décadas pasadas tu pareja desaparecía de tu vida sin más explicaciones: aquello de irse a por tabaco y no volver. Hoy, eso se llama ‘ghosting’, término inglés que proviene de 'ghost': fantasma.
Así que, aunque puede que no hayas utilizado esa palabra jamás, seguro que más de una persona de tu entorno –puede que tú mismo– se ha enfrentado a este 'fenómeno paranormal' cuando su pareja o su ligue desaparece y se convierte en un fantasma sin previo aviso y, sobre todo, sin ningún tipo de explicación.
El 'gaslighting' (en inglés, 'luz de gas') también se ha incorporado al lenguaje de la generación Z, aunque sea tan viejo como la película homónima del director George Cukor. Estrenada en 1944, Luz de gas muestra cómo un hombre manipula a su mujer haciéndole creer que ha perdido la razón. Ahora señala un tipo de abuso psicológico en el que un miembro de la pareja siembra en el otro dudas de su propia razón o juicio hasta lograr que llegue a cuestionarse la mismísima realidad. Normalmente, lo consigue mediante el descrédito de los recuerdos de la víctima.
Pero el amor 'a primer match' ha generado a la vez su propio vocabulario porque las nuevas tecnologías generan también nuevas dinámicas, ya no tan clásicas como hacer luz de gas o irse a por tabaco. Los nuevos términos, adoptados directamente del inglés, señalan sobre todo comportamientos tóxicos. Hay, por lo menos, cinco términos que debes conocer antes de intentar ligar en redes sociales.
Los dos primeros vienen a ser lo que tradicionalmente era, simplemente, engañar o engatusar. Ahora, son las nuevas tendencias del 'love bombing' y el 'breadcrumbing'. La primera es un 'bombardeo de amor' ficticio al comienzo de la relación con el que se pretende seducir a la víctima para posteriormente distanciarse de ella y que esta siga reclamando la misma atención. El segundo podría traducirse como 'migajismo', ir dando al otro migajas de pan, que en este contexto son señales de cariño sin ninguna intención de crear un vínculo amoroso real.
Las otras tres expresiones de moda van desde el 'tontear' de toda la vida hasta el 'tener en la recámara' a alguien –especialmente, exparejas– por si acaso fallan las primeras opciones de ligue. Ahora, esto se llama 'orbiting', ‘benching’ y ‘hoovering’. El primero es un comportamiento típico en redes sociales: orbitar, observar e interactuar superficialmente sin establecer un contacto directo, como un like a una historia.
El ‘benching’ es dejar en el 'banquillo' (bench, en inglés) a una persona sin comprometerse ni avanzar en la relación, después de haber iniciado un contacto. Y el ‘hoovering' (del inglés, 'aspirar') consiste en manipular a una expareja para poder retomar la relación después de un tiempo.
Es verdad que, en buena parte, son los problemas de siempre adaptados a la nueva era de las redes sociales y a las aplicaciones de citas on-line como Tinder. Pero estos comportamientos tóxicos tienden a dispararse entre los más jóvenes, expuestos a estas plataformas digitales. «Al fin y al cabo, son unas generaciones que han crecido con el teléfono móvil y muchos jóvenes prefieren evitar las interacciones innecesarias. A alguien que le cuesta hacer una llamada telefónica también le va a costar mucho rechazar a otra persona de forma amigable. Y antes de enfrentarse a ese tipo de situaciones incómodas, prefiere simplemente evitar a esa persona, dejarla en 'leído', borrar su mensaje, bloquearla…», explica Alejandra de Pedro, psicóloga sanitaria especializada en parejas y con más de 480 mil seguidores en TikTok.
La psicóloga alerta también de lo pernicioso que es para las relaciones la constante comparación con otras parejas, las expectativas perfeccionistas que se generan en los círculos sociales. «La era digital ha hecho que seamos más impacientes y tengamos una peor tolerancia a la frustración. Nos hemos vuelto más exigentes en nuestras relaciones, pero a la vez nos cuesta entender que las relaciones sanas también se construyen con tiempo y esfuerzo», señala de Pedro.
¿Nos hemos vuelto todos tóxicos? Las expertas en psicología de las relaciones no lo creen. El hecho de que en la actualidad se dé una mayor visibilidad a las relaciones tóxicas o exista una creciente y marcada tendencia a etiquetar con términos todo lo que sucede en el ámbito sentimental puede generar la idea de que estas conductas han aumentado en comparación con décadas anteriores, pero nada más lejos de la realidad. Lo que sí preocupa es la abundancia de información a la que se enfrentan los jóvenes y que, como contrapartida, les dificulta tomar una decisión basada en sus propio instinto. «Saben todas las red flags ('banderas rojas') a las que tienen que estar atentos a la hora de elegir pareja, saben identificar perfectamente las señales de una relación tóxica, pero no saben escucharse a sí mismos», concluye Alejandra de Pedro.