Regresa la única estrella transexual de la televisión China
Lunes, 29 de Noviembre 2021
Tiempo de lectura: 3 min
Su capacidad para parodiar las cuestiones más controvertidas de la identidad china, llevaron a Jin Xing a conseguir que más de cien millones de personas siguieran el programa que tuvo en televisión hasta 2017, cuando fue cancelado de forma repentina y sin dar explicaciones, como suele ocurrir en China. Ahora, la famosa artista transgénero vuelve con un nuevo show de entrevistas: «El programa más atrevido de la televisión, en el que se lanzan verdades como dardos», explicaba la presentadora en Weibo, el Twitter chino.
Símbolo de la modernidad en China, Jin Xing también ha sido elegida por la marca Dior para convertirse en embajadora de su perfume J’adore, una imagen que comparte con actrices como Charlize Theron, Cara Delevigne o Natalie Portman. Porque, aunque ella ha rechazado siempre el papel de abanderada de la comunidad LGTBQ+, lo cierto es que su fama cruzó fronteras tras abrir el camino de la transexualidad en China a mediados de los años noventa. En 1996, cuando la artista tenía 30 años, decidió llevar a cabo el sueño de su vida y someterse a una operación para cambiar de sexo. Y lo hizo en su país. Desde entonces, cada año, más de cien chinos siguen sus pasos.
¿Quién es Jin Xing?
Nacida en 1967 en plena revolución cultural de Mao, Xing es el símbolo de una China capaz de aceptar que un antiguo coronel del Ejército decidiera someterse a una operación de cambio de sexo y convertirse en la reina de la danza de Shanghái.
De padre oficial y madre traductora, a los nueve años siguió los pasos de su progenitor e ingresó en el Ejército, donde recibió clases de baile y entrenamiento militar. Cuando era adolescente, Xing ganó una beca de baile en Nueva York y, después de cuatro años en Estados Unidos, realizó una gira por Europa. En 1993, con 26 años, regresó a China para iniciar el camino que terminaría en un cambio de género. Finalmente consiguió todos sus derechos, pudo adoptar a tres hijos y se convirtió en la primera mujer trans oficialmente reconocida por el gobierno chino, algo que aumentó todavía más su popularidad. Tras recuperarse de la parálisis temporal que le ocasionó una intervención, Xing creó la primera escuela de danza independiente de Shanghái.
Ahora, y tras pasar por una banda de jazz, varios papeles en cine y un programa de cazatalentos, la artista vive en Shanghái con su marido y sus hijos. «Un adivino le dijo a mi madre que yo sería la mujer más influyente de China. ¿La primera presidenta del país? Quién sabe», avisa.
Su historia en tres pasos
Niño soldado
Jin Xing confiesa que decidió ser una chica cuando tenía seis años, pero eligió ingresar en el Ejército chino cuando cumplió los nueve como única opción para escapar del ambiente opresivo de Shenyang, su ciudad natal. En sus memorias, describió sentirse complacida cuando los amigos de la familia la compararon con una 'niña alegre' por su amor por la canción y el baile. Cuenta también que su madre se opuso a la elección, pero no por motivos de género, sino porque prefería que continuara con la educación tradicional.
Bailarín y actriz
En 1975 entró a formar parte de la Escuela de Danza del Ejército Popular y con 18 años le concedieron el título de “Mejor bailarín de China”. Desde entonces ha participado en varias películas y ahora dirige una compañía de danza contemporánea. La fama televisiva comenzó en 2013 cuando sus críticas, a veces muy corrosivas, sobre los concursantes en un programa de baile le valieron el apodo de Poison Tongue. En 2015, canalizó esa popularidad en The Jin Xing Show. Con los invitados hablaba sobre todo tipo de cuestiones, incluidos temas tabú como el sexo.
Esposa y madre
La artista conoció a su marido, el alemán Heinz-Gerd Oidtmann, en 2004 durante un viaje a París. Un año después se casaron y ahora tienen tres hijos adoptados. Ella siempre ha rechazado la idea de que su fama esté ligada a su identidad transgénero. «No me operaron y me convertí en una persona encantadora. Incorrecto. Cuando era niño, era muy encantadora», explicaba. «Ponme cualquier etiqueta, hombre o mujer, sigo siendo una persona muy luminosa».
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