Viernes, 15 de Noviembre 2024, 11:00h
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Hace tiempo que vengo dándole vueltas a la idea de escribir algo sobre un fenómeno viejo como el mundo, pero cada vez más frecuente entre nosotros. Uno capaz de anular la inteligencia más preclara, también la más elemental prudencia, con el resultado de que personas, brillantes y otras simplemente arrogantes, caven su propia fosa. Según un proverbio griego que algunos atribuyen a Eurípides: «A quienes los dioses quieren destruir, previamente les hacen perder la cabeza».
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1 El auge de los permasolteros: el matrimonio ya no 'renta' (y las apps para ligar son agotadoras)
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3 El poder de las reliquias, más allá de su veneración religiosa
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5 Así se rodó Ben-Hur: las carreras –y otras 'épicas' anécdotas– que no se ven en la pantalla
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