
Viernes, 16 de Agosto 2024, 11:30h
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Anna Burwell, de tres años, creció al amor de su nana, una esclava negra llamada Fanny. Pero un día la niña se enrabietó, no se sabe por qué, fue a buscar a su padre y le pidió que le cortara las orejas a Fanny y que le consiguiera otra esclava. Ocurrió en 1847 en Carolina del Norte. El padre de Anna lo contó en una carta. En aquella época, hasta las niñas de tres años del sur sabían lo que había que hacer cuando los esclavos no se portaban como debían.