
Capturados 'in fraganti'
Capturados 'in fraganti'
No todos los murciélagos son iguales. Hay más de mil tipos distintos. Este tiene el extraño nombre de murciélago de labios con flecos, por las verrugas que tiene junto a la boca. Aquí está devorando una rana, su plato preferido. Localiza sus presas en la más absoluta oscuridad gracias a su capacidad de ecolocalización. Se aposta cerca de los estanques donde los machos cantan para atraer a las hembras y aparearse. A este lo han fotografiado en la isla Barro Colorado, en Panamá: un maravilloso laboratorio natural para estudiar fauna tropical.
Las 1300 especies de murciélagos presentan distintas peculiaridades. Varían en tamaño: los hay diminutos, desde un gramo y medio de peso, y enormes, de más de un kilo y un metro y medio de envergadura. Su fisonomía se adapta a sus necesidades: los chupadores de polen y néctar tienen las lenguas más largas para hocicar en flores que solo se abren por la noche. Los de la fruta de Jamaica (como el de esta fotografía) cuentan con incisivos potentes y una peculiar hoja nasal lanceolada –su apéndice ecolocalizador– situada encima del hocico.
Los zorros voladores tienen los ojos más desarrollados que otras especies y un excelente olfato. Así compensan que ellos carecen del sistema de ultrasonidos de alta frecuencia con el que muchos de sus parientes se orientan. En las instalaciones del Smithsonian Tropical Research Institute, en la isla panameña de Barro Colorado, trabajan científicos de todo el mundo. Dicen que es «el bosque tropical más intensivamente estudiado del mundo».
Los hábitos alimentarios del murciélago de la fruta de Jamaica son muy benéficos. Atrapan su fruta favorita (plátano, papaya, guayaba...) y la trasladan a otro sitio para comérsela. Se tragan el zumo, escupen la pulpa y en solo quince minutos hacen la digestión y excretan las semillas, listas para germinar. Y vuelta a empezar: les gusta comer cada poco. Son maravillosos polinizadores. Al de la foto lo han pillado bañado en polen.
Los murciélagos pescadores utilizan su sónar para detectar olas o salpicaduras en la superficie del agua y luego atacan donde perciben movimiento. Christian Ziegler explica cómo ha tomado esta impactante secuencia: «Utilicé dos barcos con luces de 500 vatios para iluminar el fondo del paisaje mientras yo estaba en un muelle. Empleé cuatro flashes estroboscópicos para exponer al murciélago mientras volaba sobre el agua. De miles de fotografías capturé diez que funcionaron». Esta es una de sus imágenes favoritas.
Los murciélagos pescadores también practican la pesca de arrastre. Tienen la cola y las patas más largas que otros quirópteros. Las membranas de sus alas y la cola son translúcidas y pardas. Utilizan sus garras traseras como poteras: las deslizan con suavidad por la superficie del agua y enganchan a los peces con sus uñas fuertes y curvas.
Los que cazan insectos utilizan distintas estrategias: los atrapan volando por encima de las copas de los árboles, se cuelgan entre las ramas y aguardan a que se acerque algún incauto, salen de safari con sus radares conectados y los hay que prefieren atrapar a los insectos del suelo. Entre sus presas están orugas, libélulas o saltamontes. Algunos murciélagos pueden comer hasta 1200 mosquitos por hora.