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La sobrina del rey emérito, sin tapujos Su dura experiencia como madre soltera María Zurita: «Mi perro me despertó un instinto maternal que nunca había tenido»

Sobrina y ahijada del rey emérito, a los 40 años decidió ser madre soltera, aunque sabía que su decisión de iniciar una fecundación in vitro podría levantar suspicacias en su entorno. El proceso fue física y anímicamente demoledor, pero el resultado, su hijo Carlos, lo compensa todo.

Por Virginia Drake | Fotografía: Javier Ocaña

Viernes, 19 de Mayo 2023, 11:56h

Tiempo de lectura: 7 min

María Zurita es hija del doctor Carlos Zurita y de la infanta Margarita de Borbón y, por lo tanto, prima hermana del Rey Felipe VI. Madrileña de 47 años, vive con sus padres y con su hermano Alfonso, dos años mayor que ella. Cuenta que tuvo varios novios, alguno incluso le pidió matrimonio, pero nunca se decidió a dar ese paso. Las cosas le iban bien, hasta que su perrito, Zeta, le despertó el instinto maternal, que reconoce que nunca antes tuvo. Apoyada por su familia, y muy en especial por su tío y padrino, don Juan Carlos, a los 40 años inició el proceso de fertilización in vitro. Tras un complicado parto que puso en peligro su vida y la de su hijo, nació Carlos. Ahora, María lo cuenta todo en Mi mamá y yo somos una familia feliz (Ed. HarperKids), en el que habla de «la vida de mi hijo y la mía propia cuando decidí ser madre soltera». El libro está dedicado, entre otros, a su perro, Zeta, que la salvó de morir de una hemorragia. De esto y mucho más hablamos con ella.


XLSemanal. María, ¿usted trabaja?

María Zurita. Sí; fundé la empresa Zesauro con 26 años, llevamos 21 y estoy muy contenta. Traducimos contratos, cuentas… Trabajamos para empresas, cadenas hoteleras, bancos... Nos estamos adaptando a las nuevas tecnologías, porque si no nos comen, pero la mano humana va a seguir siendo necesaria.

«Cada uno tiene que vivir su vida y ser feliz como Dios le dio a entender. ¡Y punto pelota! da igual quién sea tu padre o tu madre»

XL. ¿Cuántos idiomas habla?

M.Z. Hablaba seis: español, inglés, francés, alemán, italiano y portugués. Pero con el alemán y el italiano ya flojeo un poco.

XL. ¿Con qué intención ha escrito este libro?

M.Z. Lo he escrito para que mi hijo tenga un relato y para ayudar a que otros niños y sus madres en la misma situación también puedan contar el suyo.

XL. ¿Qué le han dicho las personas que lo han leído?

M.Z. Todo bueno y constructivo, que hacía falta más literatura sobre monoparentalidad o hijos de padres separados. El 27 por ciento de las familias de este país son monoparentales.

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Apoyo incondicional. Zurita (la segunda empezando por la derecha) consultó al 'jefe de familia', don Juan Carlos, para iniciar su proceso de fecundación in vitro. Y el entonces Rey (en el centro de la imagen) la animó fervientemente.| Getty Images.

XL. Cuenta que, pese a vivir feliz con sus padres y su hermano, sentía su corazón incompleto y que, entonces, sus amigos le regalaron un perro y todo cambió.

M.Z. Zeta me despertó un instinto maternal que yo nunca había tenido. Pensé: «Si siento esto por un perrito, lo que voy a sentir por un hijo». Hablé con mucha gente de mi entorno para saber los contras de la maternidad en solitario, porque los pros ya los conocía… Y no me he equivocado.

XL. Dice que su hijo le pregunta si ya está completa.

M.Z. Sí, me lo pregunta [ríe]. Carlos se siente muy importante porque sabe que es mi luz y mi faro.

XL. ¿Habrá a quien le parezca frívolo que un perro sea la causa de su decisión?

M.Z. No sé si es frívolo o no, me da un poco igual. Pienso que cada uno tiene que vivir su vida y ser feliz como Dios le dio a entender. No hago daño a nadie y mi hijo y yo somos muy felices. ¡Y punto pelota! Da igual quién sea tu padre o tu madre.

XL. Hay muchos estudios sobre la importancia de la referencia paterna en el desarrollo del niño...

M.Z. El niño no necesita esa referencia paterna porque la acaba buscando. El mío la tiene en mi padre y en mi hermano. El niño necesita una referencia no tanto paterna como masculina.

«No me puedo poner en los pies de Ana Obregón. La pérdida de un hijo tiene que ser absolutamente demoledora. A mí todo lo que haga Ana me parece bien»

XL. Entonces, una madre soltera sin padre ni hermanos a su lado…

M.Z. Es que yo creo que esa referencia no es absolutamente necesaria. Lo importante es que se sientan queridos.

XL. Antes de iniciar el proceso de fecundación in vitro, fue a hablar con su tío el rey Juan Carlos, porque «aunque no sea ya jefe del Estado, es el jefe de mi familia y el primero en saber cada asunto nuestro».

M.Z. Así es. Cuando se lo dije, me dio un abrazo y me apoyó en todo. Mi familia parece muy conservadora, pero es muy abierta.

XL. Tras cuatro intentos fallidos tras la implantación de embriones, la llamó el rey emérito y le recomendó cambiar de ginecólogo y seguir el proceso «con el mejor».

M.Z. Sí; esa tarde estaba destrozada porque el médico me dijo que conmigo no había nada que hacer, una frase que hunde a cualquiera. Cuando me llamó mi tío, le conté que estaba muy al límite de mis capacidades mentales, físicas y económicas, y él me animó a seguir para adelante. Gracias a él tengo a Carlos conmigo porque al séptimo intento lo conseguí. Bueno, también gracias a mis padres, que me apoyaron incondicionalmente en todo, como mi tío.

«La Iglesia va a su ritmo y yo no puedo ir al ritmo de la Iglesia porque se me pasa el arroz. Creo que Dios está muy feliz de que haya traído una vida al mundo»

XL. Después de leer por lo que ha pasado, no sé si su experiencia me hubiera animado o echado para atrás.

M.Z. Ha sido durísimo, sí; pero, si Carlos no existiera, volvería a pasar cien mil veces por la misma tortura. Un amigo me dice que el mundo es de los pesados y que yo lo soy mucho [ríe]. Cuando me marco un objetivo, no cejo en el empeño. De hecho, muchas editoriales rechazaron publicar este libro y, al final, lo tengo.

XL. ¿Por qué lo rechazaban?

M.Z. Me daban mil excusas: que si era un tema muy trillado, que si no interesaba…

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El proceso de 'in vitro'. Los padres de María Zurita (en la imagen, con ella y con su hermano, Alfonso, cuando eran niños) también estuvieron de acuerdo con su maternidad. Hoy están muy entusiasmados con su nieto Carlos.| Getty Images.

XL. ¿Cree que ser sobrina (y ahijada) del rey Juan Carlos la convierte en especial centro de atención, para bien y para mal?

M.Z. Pienso que aquí hay un exceso de interés por la vida ajena. Yo me crie en Inglaterra y eso no ocurre allí. Yo he sido siempre de vivir mi vida, de ser feliz e intentar que lo sean los que me rodean, no me meto en cotilleos. Me da igual lo que piensen los demás si no hago daño a nadie. A mí la gente me para por la calle para darme la enhorabuena.

XL. Anima a la gente a seguir su proceso; pero, además de muy duro y largo, el suyo ha sido muy costoso.

M.Z. Yo no animo a la gente a nada. La maternidad es un proceso muy trascendental y hay que pensárselo mucho. No puede ser una moda ni un capricho, es una responsabilidad para toda la vida. Tener un hijo no solo es el tratamiento, luego es un agujero negro y un gasto sin fin. ¡Ojo! Yo no invito a hacerlo, invito a tener esa posibilidad de hacerlo porque a mí me ha ido bien, pero hay que pensárselo mucho.

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XL. Dice que le ha ido bien, pero, por lo que cuenta, casi se queda en el parto: Zeta dormía en su cama, advirtió que tenía una hemorragia y la despertó. Por eso escribe en la dedicatoria del libro «A Zeta, por Carlos».

M.Z. Así fue, Carlos vive gracias a Zeta. Cuando el perro me despertó y vi toda aquella sangre, me llevaron al hospital sin esperar siquiera a una ambulancia. Al llegar, me pusieron la raquídea y oí: «Vamos a intentar salvar a la madre», y ahí me desmayé: no sé si fue por el enorme dolor de la inyección –nunca nada me ha dolido tanto– o por lo que oí.

XL. Y se despertó en la UCI, donde le dijeron que trasladaban al niño a La Paz, porque allí se les moría.

M.Z. Sí, Carlos es un milagro. Me encomendé muchísimo a la Virgen de Covadonga y a San Judas Tadeo, y creo que Dios estuvo en todo momento del lado de mi hijo porque fue una cadena de aciertos: con cualquier fallito que hubiera ocurrido nos hubiéramos muerto el niño o yo. No veo otra explicación.

XL. Sorprende que sea tan religiosa, cuando la Iglesia es tan contraria a la fecundación in vitro.

M.Z. ¡Ya! Pero también es muy crítica con los homosexuales y con un montón de cosas porque creo que todavía no ha avanzado lo suficiente. La Iglesia va a su ritmo y yo no puedo ir al ritmo de la Iglesia porque se me pasa el arroz [sonríe]. Creo que Dios está muy feliz de que haya traído una vida al mundo y muy de acuerdo con mi decisión.

XL. Estos días, la maternidad de Ana Obregón despierta mucha polémica por distintas razones. ¿Usted hubiese recurrido a un 'vientre de alquiler' para tener un hijo, de no haberlo conseguido por otros medios?

M.Z. Yo no me puedo poner en los pies de Ana Obregón y espero no tener que ponerme nunca en ellos porque la pérdida de un hijo tiene que ser una cosa absolutamente demoledora. No voy a juzgar jamás a nadie que haya perdido un hijo: ¡en la vida! A mí todo lo que haga Ana me parece bien, está trayendo vida a este mundo y estoy segura de que será una niña muy cuidada y muy querida, al igual que lo es mi hijo. ¡Y ya está! La situación no es comparable, pero que cada uno viva su vida como Dios le dio a entender.