Las respuestas al lado oculto de la mente
«La gente que se cree las 'fake news' no es tonta. Usa la razón»
Paul Bloom
Psicólogo de la Universidad de Yale
Las respuestas al lado oculto de la mente
Paul Bloom
Psicólogo de la Universidad de Yale
Nacido en la Nochebuena de 1963 en un pueblo de la provincia canadiense de Quebec, Paul Bloom es profesor de Psicología en la Universidad de Yale y en la de Toronto. En su trabajo se ha centrado en la percepción del mundo desde la infancia, poniendo el acento en aspectos como la moralidad, la conciencia… De estos temas, y de otros como Freud y sus errores o incluso de la película Matrix, habla en su último libro, Psico (Ediciones Deusto), y en esta charla con XLSemanal. El libro proviene de un curso de iniciación a la psicología en la Universidad de Yale que se convirtió en uno de los más solicitados entre los estudiantes. «Mucha gente participó en la universidad y más de un millón lo han hecho en su versión on-line. ¡Parece que no soy el único que considera la psicología un campo apasionante!».
XLSemanal. Dice que todos tenemos cierta obsesión con nuestra mente...
Paul Bloom. A todas las personas que conozco les interesa saber qué significan nuestros sueños o de dónde viene el amor. La psicología es la más interesante de las ciencias porque trata de lo más íntimo de nosotros.
XL. ¿Cuánto influye la evolución en cómo somos?
P.B. Buena pregunta. Mucho de lo que llamamos 'sentimientos' es fruto de la evolución.
XL. ¿Los sentimientos?
P.B. El amor, nuestra amabilidad hacia quienes sentimos cerca, la capacidad de ser agradecidos... son, en gran medida, algo evolutivo.
XL. ¿Por qué se sabe?
P.B. Porque son sentimientos que compartimos con otros primates. Y porque podemos observarlos en fases muy tempranas de desarrollo de los niños pequeños.
XL. Y, por lo tanto, no es algo aprendido.
P.B. También hay cosas innatas muy feas, como el afán por tener un estatus superior, el enfado, la intolerancia o la xenofobia. Todo ello se muestra muy pronto en nuestra vida y, además, parece universal.
XL. ¿Y nacemos con una moralidad?
P.B. En cierto modo, sí, pero es muy limitada. Hay muchas cosas que son fruto de la cultura. Algunas las aprendemos como sociedad; otras, por nuestra experiencia personal; y otras vienen escritas en nuestros genes.
XL. ¿Nacemos de derechas o izquierdas o es algo aprendido?
P.B. Ambas cosas. Hay evidencia de que hay ciertos rasgos de carácter que te harán ser más liberal o más conservador. Por ejemplo, los que se describen como liberales a menudo son más aventureros que quienes se describen como conservadores. Y estos tienden a dar más valor a su conciencia. Y esto, en cierto modo, viene con nuestros genes. No totalmente, pero sí hasta cierto punto.
XL. También creencias como el racismo o el nacionalismo son, hasta cierto punto, innatas.
P.B. Lamentablemente. Vayas donde vayas, no existe un grupo social donde la gente no se divida entre ellos y nosotros. No hay un ser humano que no sienta una conexión especial, como mínimo, con los miembros de su familia, con aquellos con quienes comparte parentesco.
XL. Queremos más a 'los nuestros'.
P.B. Y es algo tan arraigado que te sorprendería si te dijera que no debes querer más a tus hijos que a los de los demás. Estos son los lazos de sangre. Pero también están los nexos de comunidad. Te preocupa más la gente de tu barrio o tu etnia. No necesitamos a un psicólogo que nos diga que a mucha gente con un color de piel no le gusta la gente que tiene otro color de piel.
XL. Entonces, ¿es inevitable?
P.B. Antes hablábamos de la moralidad. Una de sus ventajas es que nos permite reconocer que algunas de estas tendencias, estos prejuicios, son equivocados. Puedo tender a ser más amable con alguien de piel blanca, como yo. Pero también reconocer que no debería ser así.
Si hay un psicólogo que todo el mundo conoce, ese es Sigmund Freud. Aunque pocas de sus propuestas han sobrevivido al paso del tiempo, afirma Bloom. Él mismo cuenta las razones.
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XL. Vemos ahora imágenes terribles de guerra en las noticias: Ucrania, Gaza… Pero aprendemos a convivir con ese horror.
P.B. Mucho antes de que existiera la disciplina de la psicología, el filósofo Adam Smith habló de esto. Le preguntó a la gente cómo se sentiría si mil personas murieran en otro país. «Mal», respondieron. Y luego preguntó: «¿Cómo te sentirías si alguien te cortara el dedo mientras duermes?». «¡Qué horror!», exclamaron. Entonces, «¿crees que, en términos absolutos, perder tu dedo es peor que la muerte de mil personas?».
XL. No lo parece.
P.B. Pero desde un punto de vista emocional, cuando se trata de extraños, captura nuestra atención durante un tiempo y luego pasamos a otra cosa. Cuando es personal –mi cuerpo, mi amigo, mi mujer, mi casa–, importa. Y mucho.
XL. ¿Nos falta empatía?
P.B. Tenemos la capacidad de preocuparnos por extraños, por gente lejana. Pero eso resulta más difícil.
XL. Usted tiene un libro titulado Contra la empatía.
P.B. Soy muy escéptico sobre la empatía como guía moral. Está muy bien entender los sentimientos de nuestros amigos, compartir parte de lo que pasa en su cabeza. Es algo muy poderoso, parte de una buena vida...
XL. Pero…
P.B. Pero no sirve para decidir qué está bien y qué está mal. Creo que tenemos que ser más distantes y racionales a la hora de buscar una guía moral. La empatía es enormemente racista, parroquial, llena de prejuicios. Si te pregunto qué dolor ajeno te preocupa, dirás que el de la gente cercana, la que se parece a ti o está de tu lado. Los israelíes sienten una enorme cantidad de empatía… hacia su gente. Los palestinos sienten gran empatía... hacia las víctimas de Gaza. Pero mucho menos, o nada, hacia los israelíes. Así funciona el conflicto. La empatía exagera nuestros prejuicios.
XL. ¿Cuál debería ser, entonces, nuestra guía moral?
P.B. Una compasión racional. Necesitamos dos cosas: una motivación para hacer el bien y racionalidad. Si solo tienes racionalidad, puedes ser un genio descifrando valores morales y aun así no hacer del mundo algo mejor. Pero, si todo lo que tienes es la emoción, no sabrás qué hacer. Necesitamos una combinación: ser racionales y, al mismo tiempo, compasivos.
XL. Es un gran fan de la película Matrix.
P.B. Es muy buen filme, con actores magníficos, muy imaginativo. Y, además, captura algunos de los grandes temas filosóficos. Es una película sobre el escepticismo filosófico. Una de sus ideas es que, tal como estamos hechos, no podemos saber si vivimos en un mundo real o en una simulación.
XL. Pues hoy nos tragamos las fake news como en la película se tragan la pastilla azul o la roja.
P.B. Y hay quien dice: «Es porque la gente es tonta o tiene una capacidad racional limitada». Pero yo no lo veo así. ¿Qué es la racionalidad?
XL. Dígame.
P.B. Actuar para conseguir una meta. Llueve fuera y, para no mojarme, cojo un paraguas. Si lo que quisiéramos es la verdad, rechazaríamos las fake news. Son historias estúpidas, cotilleos. Nos cuidaríamos de caer en la trampa.
XL. Pero no lo hacemos.
P.B. Porque, a veces, nuestro objetivo no es la verdad. En ocasiones, lo que queremos es integrarnos en nuestra sociedad y para eso tienes que mostrarte de acuerdo con lo que dicen otras personas. Yo pertenezco a una sociedad contraria a Donald Trump. Y yo, como mi entorno, creo que sería un presidente horrible. Pero, si me dices algo bueno sobre él, deberé aceptarlo.
XL. A regañadientes.
P.B. Porque, por mucha razón que tuvieses, yo tendría otra fuerza racional para rechazarlo: y es que, si lo acepto, y hablo de ello, le gustaré menos a mi grupo. Llévalo a un terreno personal. Si un día me dices cosas horribles sobre mi hijo, quizá te diga: «No quiero saberlo, no me digas esas tonterías».
XL. Aunque sean ciertas.
P.B. ¿Estoy siendo irracional? No, si lo que quiero es mante-ner mi lealtad hacia mi hijo. La racionalidad no tiene por qué llevarnos a descubrir la verdad.
XL. Es también una estrategia de defensa.
P.B. Tenemos muchos intereses distintos. Queremos ser buenos, sí, pero también estar bien alimentados, ser respetados o que nuestra familia esté bien cuidada. No queremos morir. Así que los valores morales conviven con estos otros. ¡Esto es lo que hace que sea todo tan complicado!
XL. Dice que Freud estaba totalmente equivocado… solo salva un aspecto de su teoría.
P.B. Le dedico un capítulo entero. Mucha gente me pregunta por qué. Se ha demostrado que estaba equivocado. Muchos de mis colegas ni siquiera lo mencionan en sus clases.
XL. ¿Tan terrible era?
P.B. Era una persona horrible en muchos aspectos. Pero brillante, con una comprensión apasionante de la naturaleza humana. Se equivocó en muchas cosas: la envidia del pene, la interpretación de los sueños, el complejo de Edipo… No hay evidencia que permita aceptarlo.
XL. Pero acertó en algo.
P.B. En algo importantísimo. La idea de la dinámica del inconsciente. Que no sabemos por qué nos gustan ciertas cosas, por qué las hacemos. Y vienen de sistemas de nuestra mente que no son accesibles a nuestra conciencia. Y a menudo estos dos aspectos chocan uno con el otro.
XL. Dice que la inteligencia artificial está haciendo cosas que dan miedo…
P.B. Es una gran herramienta que uso mucho. Pero también tiene muchas cosas que dan miedo. Por un lado, puede afectar seriamente a nuestra economía, podría sustituir puestos de trabajo. Además, puede usarse para hacer cosas negativas: para crear virus mortales o fomentar las fake news. Creo que se usará muchísimo en las próximas elecciones americanas, por ejemplo. Y podría llegar a destruirnos a nosotros mismos.
XL. ¿Destruirnos?
P.B. No se trata de que adopte deseos humanos, como la violencia o la dominación, pero podría llegar a la conclusión de que, para garantizar su propia supervivencia, debe eliminar la opción de que alguien la apague. Y el ser humano es el único que puede desenchufarla. ¿Y si decidiera desenchufarnos a nosotros antes?
XL. Suena a ciencia ficción.
P.B. Pero mucha gente muy inteligente está preocupada porque nos enfrentemos a algo más inteligente que nosotros.
«A pesar de todo esto, la gran idea de Freud –la de la importancia del inconsciente dinámico– sigue intacta. En mis clases repaso muchos estudios que revelan qué aspectos muy interesantes de la vida mental son inconscientes. ¿Ejemplos en psicología moderna? Uno sencillo: la comprensión del lenguaje. Cuando escuchas una frase, en una fracción de segundo descifras su significado. Pero es algo inconsciente, no sabes realmente cómo lo haces. Pasa con muchos aspectos y actividades de nuestra vida cotidiana: conducir, masticar chicle, atarte los cordones... Ocurre lo mismo con cosas más importantes. ¿Por qué eliges a tu pareja? Hay muchos ejemplos que demuestran que estamos influenciados por fuerzas ajenas a nuestra consciencia».