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Vas Narasimhan CEO de Novartis «Debemos reinventar la medicina y hacer que los fármacos innovadores lleguen a todos»

Este médico es una ‘rara avis’ en el sector farmacéutico. Antes de ser consejero delegado, trabajó en África y Sudamérica por la salud de los menos favorecidos. Hijo de una humilde familia del sur de la india, su objetivo es revolucionar el sector. Y lo está consiguiendo. 

Por Fernando Goitia | Fotografía: Carlos Carrión

Viernes, 07 de Julio 2023

Tiempo de lectura: 7 min

Reinventar la medicina es el desafío de Vas Narasimhan. A sus 46 años, este ejecutivo de origen indio nacido en Pittsburgh (Estados Unidos) ocupa el epicentro de la revolución tecnológica en las ciencias de la salud. Como consejero delegado de Novartis –farmacéutica con productos que llegan a 766 millones de pacientes– le ha dado una vuelta a la multinacional suiza. Y quiere que el cambio se extienda a todo su sector.

Narasimhan ha apostado por la innovación tecnológica con terapias cada vez más precisas contra el cáncer, dolencias cardiovasculares o enfermedades genéticas, pero también por un cambio cultural que ha hecho de su compañía un referente en materia de igualdad y atracción de talento.



Su nombramiento hace cinco años ya indicaba que la empresa buscaba algo nuevo. Para empezar, es médico, infrecuente oficio entre los CEO de los grandes laboratorios. Además, trabajó en salud pública en Gambia, Tanzania, Perú o India. Con ese bagaje, llegó a Novartis en 2005 y en 2018, este hijo de una humilde familia de un pueblo en el sur de la India, amante del yoga y poco amigo de corbatas y trajes, fue nombrado CEO. Impulsado por sus logros y su carisma, Narasimhan es hoy un referente global de liderazgo.


XLSemanal. Empezó su carrera combatiendo el VIH/sida, la malaria o la tuberculosis en la India, África y Sudamérica. ¿Qué percepción tenía entonces del sector farmacéutico?

Vas Narasimhan. No muy buena [se ríe]. De África recuerdo bien cómo nos costaba conseguir medicinas. Aquello me enseñó que el único modo de mejorar la salud pública pasaba por implicar al sector farmacéutico.

XL. ¿Hasta el punto de convertirse usted mismo en CEO de una de sus grandes compañías?

V.N. Ni se me pasaba por la cabeza [se ríe], pero me enorgullece ser hoy el mayor productor de fármacos contra la malaria. En África hemos entregado, sin ánimo de lucro, más de mil millones de dosis de nuestro antipalúdico y hemos reducido la mortandad.

XL. La malaria es una enfermedad ausente en Occidente. ¿Cómo se convence a los accionistas de donar millones en material?

V.N. No es difícil, el compromiso de Novartis con la salud global es anterior a mi nombramiento.

«Cuando fui médico en África, no tenía buena percepción de las farmacéuticas porque nos costaba conseguir medicinas. Hoy estamos implicados en la salud global»

XL. Cada vez hay más directores generales de origen indio en gigantes como Alphabet, Microsoft, Adobe, IBM, Chanel; o el nuevo presidente del Banco Mundial. ¿Casualidad o tienen algo especial en común?

V.N. Supongo que abuelos y padres extraordinarios, porque el crédito de mi éxito les corresponde a ellos. Y a mi esposa. En el sur de la India, origen de muchas de estas personas que mencionas, hay una cultura muy fuerte de la ética del trabajo y la creencia de que es una obligación aprovechar tu educación para mejorar el mundo.

XL. Los escritores y cineastas de origen indio hablan mucho del desarraigo que implica pertenecer a la cultura india y crecer en Occidente. ¿Cómo le fue a usted?

V.N. Bueno, se dice que la gente del estado de Tamil Nadu es buena para adaptarse a otras culturas. Y, mira, yo crecí en Pittsburgh; fui a la escuela en Chicago; estudié Medicina en Boston; trabajé en Alemania, África, Latinoamérica y Asia; y ahora vivo en Suiza. Soy un ciudadano del mundo [se ríe].

XL. ¿Qué prometió en su primera junta de accionistas, allá por 2018, y qué ha cumplido?

V.N. Mucho más de lo que prometí [se ríe]. Yo les planteé que para reinventar la medicina debíamos catalizar un gran cambio en el sector, centrarnos en el desarrollo de fármacos innovadores y hacer que lleguen a todo el mundo.

XL. Transformar el sector ¿implica también un cambio en el modo de actuar, opaco en general, de las grandes farmacéuticas?

V.N. Sin duda, y por eso debemos reposicionar el modo en que nos percibe la sociedad; aspiramos a que la gente sienta que puede confiar en empresas como la nuestra. Nuestro compromiso con el medioambiente y la diversidad es total; tenemos el objetivo de llegar a más de 25 millones de pacientes en países de bajos ingresos, apostamos por la igualdad salarial y hemos ampliado los permisos de paternidad.

«Las nuevas terapias son caras, pero mejoran la vida del paciente y, a largo plazo, ahorrarán dinero al sistema»

XL. ¿Cuántas mujeres hay en su empresa en puestos de confianza?

V.N. La representación igualitaria fue otro de mis compromisos y hoy el 46 por ciento de la gerencia son mujeres. Así que hemos tenido éxito.

XL. ¿Cómo lo han conseguido?

V.N. La clave es medir con claridad. Cada líder debe lograr una representación equitativa de las mujeres y garantizar la igualdad de remuneración. Y, cuando mides de manera consistente y le pides a la gente que cumpla, haces progresos.

XL. «Reinventar la medicina para mejorar y prolongar la vida de las personas» es su propósito. Pero en la investigación médica hay hoy varias revoluciones en marcha. ¿Por dónde reinventan ustedes?

V.N. Bueno, ya somos el mayor productor de terapias génicas. Tratamos enfermedades infantiles muy graves reemplazando un gen que no funciona o que falta. Con una inyección les estamos dando una vida casi normal a niños que habrían muerto en dos años o pasado su vida en tratamiento. También tenemos una terapia para la cistinosis, una enfermedad rara, y esperamos desarrollar más.

XL. ¿En qué líneas avanza más rápido la medicina de precisión? 

V.N. La mayor parte se centra en el cáncer: identificar genes específicos que lo provocan para adoptar un enfoque muy preciso. Pero también estamos trabajando así en patologías del corazón y neurodegenerativas como el alzhéimer. Para el colesterol, por ejemplo, hemos identificado una lipoproteína, la Lp(a), que en niveles elevados multiplica la posibilidad de sufrir infartos y derrames.

XL. ¿Quiere decir que si identifica a quien lo tiene elevado se pueden prevenir infartos y derrames?

V.N. Eso es, buscas ese factor de riesgo, los tratas con nuestra terapia de siRNA para reducir el colesterol con una inyección cada seis meses y les evitas muchos problemas, incluso la muerte. Este es un modelo que podría servir al alzhéimer o al párkinson, dolencias en las que, si hallamos factores de riesgo que definan a un grupo, o a varios, podríamos evitar que progresen.

XL. ¿Estamos cerca del remedio definitivo contra el cáncer?

V.N. Bueno, la terapia celular es un avance gigantesco, pero todavía está en desarrollo: sacamos células al paciente, las reorganizamos, las reprogramamos y las reintroducimos en su sistema inmune para combatir el cáncer. En los ensayos hemos visto –en España, en el hospital Vall d'Hebron– que también se podrían tratar enfermedades inmunológicas muy graves.

XL. ¿Alguna innovación más?

V.N. Sí, estamos entusiasmados con una tecnología muy novedosa: la terapia nuclear.

XL. Dígame. ¿En qué consiste?

V.N. Como sabe, el cáncer se trata con radiación y, generalmente, se irradia todo el cuerpo. La gente pierde pelo, no come; se siente fatal. Incluso pueden aparecer otros tipos de cáncer. Con esta terapia se conjuga un pequeño fármaco con una partícula radiactiva que va directa al tumor. Dirigir la radiación es más efectivo, más seguro y mucho menos agresivo. Ya lo hemos hecho con tumores endocrinos y ahora pasamos al de próstata. Esperamos hacerlo en muchos más. La producimos en Zaragoza y, en breve, en Salamanca, por cierto.

«Como otros ejecutivos de origen indio, fui educado en una fuerte ética del trabajo y en la idea de aprovechar tu educación para mejorar el mundo»

XL. ¿Conoce a David Baker, premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina? Ya crea proteínas de la nada con ayuda de inteligencia artificial (IA)...

V.N. Sí, sí. Se está abriendo una nueva era. AlphaFold, propiedad de Google, ya demostró que se puede usar la IA para predecir el plegamiento de una cadena de aminoácidos en una proteína, lo que abre la puerta a un mundo nuevo, porque puedes crear cualquier proteína que quieras y la IA predecirá cómo será. Antes nos llevaría meses sintetizarla, ahora lo hacen los ordenadores en nada.

XL. ¿La IA lo va a cambiar todo?

V.N. No lo tengo claro. Todo el mundo lanza grandilocuentes comunicados y anuncia futuristas promesas para la medicina por parte de la IA, pero aún es pronto para saber cómo nos ayudará. Desarrollar fármacos requiere de la mente humana, del científico, porque es hallar o crear algo que no conocemos. Es decir, imaginar. Y la IA puede recopilar cosas que ya sabemos y combinarlas, pero no imaginar, crear ella sola.

XL. Hablaba usted de acceso universal a medicamentos, pero estas nuevas terapias son muy caras. ¿Cómo piensan hacerlas llegar a los sistemas sanitarios?

V.N. El coste-efectividad de cada medicamento es clave. Los sistemas sanitarios están preparados para tratar a un paciente todos los días a lo largo de muchos años. Y, si hablamos de enfermos crónicos, eso cuesta millones. Con estas terapias, por mucho que nos asuste su precio, conseguimos un gran ahorro a largo plazo. Ya no tienes a un paciente 15 años en tratamiento; basta con administrarle una inyección.

XL. Las autoridades sanitarias –cargos políticos– están condicionadas por presupuestos anuales y calendarios electorales. ¿Cómo reaccionan ante una visión tan a largo plazo?

V.N. Nos ha llevado tiempo hacernos entender, pero nuestra terapia génica ya se reembolsa por completo en 38 países. Les explicamos que igual ellos no verán los resultados, pero cambiarán la vida de la gente y ahorrarán el dinero de todos.

XL. ¿Y si su tratamiento falla?

V.N. Para eso queremos ofrecer contratos basados en resultados. Recibimos un primer pago y el resto puede retenerse cinco años, por si no se obtiene el beneficio prometido. La idea es pagar en función del éxito del fármaco.