«Si cierra Alcoa, yo volveré a casa, pero para los de aquí sería emigrar»

p. l. / a. v. CERVO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Pelayo Casal Escudero, trabajador de la planta de Aluminio, ofrece su visión sobre el futuro de la factoría de San Cibrao

05 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pelayo Casal Escudero, compañero de Juan, y también asturiano, de Gijón, se encuentra en una situación parecida, aunque le quite hierro al asunto. Tiene su vida en la ciudad asturiana, desde su familia hasta a su pareja: «Yo solo llevo aquí cuatro años, estoy alquilado y toda mi vida está en Gijón, cuando libro me escapo para allá para estar con mi familia y amigos». Fin de semana que llega, fin de semana que Pelayo emprende su camino a casa, como un estudiante universitario. Entró en la planta de Aluminio casi sin querer, pretendiendo trabajar codo con codo al lado de su novia, que hacía prácticas en Alcoa como ingeniera. Cuando a ella le quedaban solo tres días para acabar su vinculación con la empresa, lo admitieron a él y en ese mismo puesto ha pasado los últimos cuatro años.

El obrero de Aluminio lo tiene claro: «El problema de la fábrica es la luz, hasta que no tenga un precio adecuado no va a ser rentable y hasta que no lo sea es imposible que ninguna empresa funcione». El asturiano se coloca del lado del comité, como todos sus compañeros, haciendo una piña, puesto que siente tanto o más el problema de sus colegas locales como el suyo: «Para mí sería una vuelta a casa, pero para los mariñanos sería irse de la suya, emigrar». Asume, pensando siempre en los que lo rodean, que el no es de los más damnificados. Siente decirlo, pero con este contexto, reconoce que «optimistas no estamos en posición de serlo, simplemente nos queda luchar y esperar».