Nidos de velutinas en tumbas y hasta 5.000 avispas en la playa: las anécdotas más pintorescas en diez años de lucha anti-velutina

y. garcia VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Desde llamadas en plena madrugada hasta lugares insólitos donde anida o la expectación que despierta: la plaga no cesa

28 sep 2023 . Actualizado a las 22:05 h.

Algunas tienen su punto simpático. Otras pueden parecer inverosímiles. Y hasta surrealistas. Lo que no cabe duda es que diez años «exterminando» nidos de velutina aquí y allá dan para escribir un libro. En este caso el autor sería, sin duda, José María Vázquez, gerente de la empresa Serpa, que muy pronto, el 4 de octubre, cumplirá su primer décimo aniversario en acción anti-velutina, pues es la fecha que recuerda así: «O día que matei o meu primeiro nido». Y desde entonces, un suma y sigue alcanzando la cifra de 5.727 «na espalda». Ni una más ni una menos.

A lo largo de este tiempo ha recibido llamadas que finalmente resultaron ser falsas alarmas, como la de una familia que pensó que tenía un nido de velutina enorme «e era unha planta colgante en realidade». Al descolgar el teléfono, muchos preguntan: «É o das velutinas?». «Dígame», responde el. «Entroume unha velutina na casa, seguramente haberá un nido», le explican. Es una llamada telefónica en principio normal y corriente pero que llegó a recibir un domingo sobre las seis y media de la madrugada. Con el añadido de: «Vina na tarde de onte». Y de llegar al lugar, «e non haber nada», dice. Otros casos, apunta Vázquez, «si que son emerxencias». Aunque también en ello hay grados. Una pareja llegó de vacaciones y quería entrar en casa pero no podía por culpa de un nido: «Cheguei e estábanme esperando coas maletas fóra, e vexoque polo outro lado tiñan unha porta...»

Hablando de un insecto como este, con fama negativa, es lógico sacar el asunto de las picaduras, aunque el gerente de Serpa señala, en clave de humor: «Igual xa nacín inmunizado. Sempre me pican cando estou nos experimentos das colmeas, pero é pouco. En modo ataque solo me vin unha vez sorprendido por un nido que había nun eucalipto. Simplemente fun cambiar a escaleira que era pequena por outra e boteina encima da silveira. Cando caeu nela, rompeu outro nido que había alí e tiven que ir directo ao río. Fora en Barreiros, hai cinco ou seis anos».

Hay nidos de velutina que, por tamaño, causan sensación. Aquel del que Vázquez no se olvida medía unos 40 centímetros de diámetro: «Era bastante grande e ainda que eu tiña o traxe posto, tiráronse a min como se non houbera un mañá». Igual que puede haber nidos en los zarzales, a José María Vázquez le gusta enfatizar en lo didáctico y lo práctico para población, recomendando una vez más: «Agora que é a temporada da recolleita da mazá, a xente vai ir ás árbores e antes de abanealas, é mellor que fagan un repaso previo por se hai nidos grandes nelas». En una ocasión se encontró con un apicultor a bastonazo limpio con ellas, «sentado nunha silla á sombra e así durante media tarde», describe.

Lugar extraño, una tumba vacía

Los lugares más pintorescos donde la velutina decide también anidar merecen otro capítulo aparte. «O lugar máis extraño foi unha tumba, ainda que estaba vacía, e aberta. As avispas viñan cazar ás abellas que estaban dentro dela, iso pasa bastantes veces, de ver enxames de abellas en tumbas».

Hay localizaciones adonde le han llamado para acudir, con necesidad casi imperiosa de mantener lo suficientemente alejados a los curiosos. Tuvo un caso en Os Castelos, en la playa de Covas (Viveiro): «A xente veña a sacar fotos como se fora o National Geographic, tanto que tiven que afastar aos bañistas. O nido tería cinco mil avispas».

Vázquez, inventor también de dispositivos

Este año José María Vázquez creó, tras años de diseño y de mejora del prototipo desde 2015, un dispositivo que finalmente ha conseguido patentar. Se trata de un módulo de proteción que brinda las colmenas ante la velutina convirtiéndolo en un «lugar infranqueable» para la enemiga invasora de las productoras de la rica miel. En el caso de las colmenas, cree que «chegamos case ao cen por cen de posibilidades de salvalas».

Pero no es la única idea que ha rondado en su cabeza, pues adelanta que está «a traballar nun sistema novo, que vai ser un recolledor de avispas, sistema que en 2 ou 3 días agotaría o nido. A miña idea é poder poñer ese tipo de máquina aspiradora en certos puntos conflictivos coa avispa». «Sería un sistema para que haxa menos presión de avispa no medioambiente», finaliza José María Vázquez, de Serpa.