La conservera Albo en Celeiro: de producir veinte millones de latas a cerrar
A MARIÑA
Los propietarios chinos ofrecen un traslado a Salvaterra de Miño al personal, con una media de edad superior a los 50 años y que considera esta opción «inviable»
12 jun 2022 . Actualizado a las 21:34 h.Las trabajadoras de la conservera Albo en Celeiro ven «inviable» su traslado a la nueva fábrica de Salvaterra de Miño, la opción planteada por la propietaria de las instalaciones, la compañía china Shanghai Keichuang, que anunció al personal esta semana el cierre de la planta de A Mariña.
La firma propietaria entregó el pasado día 8 de junio la documentación a las delegadas del personal, notificando el cierre de la fábrica de Celeiro y alegando como causa la movilidad geográfica. Las representantes de la plantilla recibirán más documentación en los próximos días y se espera que el lunes 20 comiencen las negociaciones entre el sindicato con representación en la planta y la patronal. En la factoría celeirense trabajan unas 46 personas, la mayoría mujeres.
La propuesta de la firma, que en principio garantizaría el empleo para las 46 afectadas de aceptar el traslado al sur de la provincia de Pontevedra, pasa por la recolocación o el despido con indemnizaciones, y es considerada «ilóxica» e «inviable» entre una plantilla veterana. «O 70 % do persoal supera os 60 anos, o 20 % está entre os 50 e os 60, e o 10 % restante ten unha idade inferior aos 50», explica una de las delegadas, que resalta que «temos o noso proxecto de vida feito e a estas alturas moverse con fillos e con todo o equipo non é unha solución. Teriamos que ir a un sitio onde habería que parar un aluguer», argumenta.
Albo tiene fábricas en Celeiro y Vigo -los trabajadores de la planta viguesa, que cerrará igualmente, serán trasladados también a Salvaterra- y en Tapia de Casariego. Esta última, con menor personal y que se dedica a los platos preparados, no se vería afectada, de acuerdo con la información presentada por la empresa a las sindicalistas.
«Tiñamos a mosca detrás da orella pola construción da planta de Salvaterra pero non pensabamos que isto fose pasar xa», lamenta la delegada, que indica que la intención de la firma es ejecutar el cierre después del verano.
La mayoría del personal de Albo procede de Viveiro y también de municipios limítrofes como Ourol y Xove. Hay trabajadoras de Ferreira de O Valadouro y varones residentes en Burela. Los hombres realizan tareas de carga, descarga o lavado del pescado, y las empleadas se dedican a la limpieza y envasado de las latas de atún y bonito que salen de la conservera.
Las trabajadoras quedan así en una situación complicada, dada la dificultad de la inserción laboral de las personas veteranas y dado también que en A Mariña no abundan las empresas que favorezcan el empleo femenino. «Este é un sector no que sempre se cumpriu o convenio, respectábanse as normas ao pé da letra, e para as mulleres que non teñen excesivos estudos era unha opción de traballo moi boa», explica la operaria. Hay empleadas que no tienen suficiente cotización, lo que las deja en una tesitura complicada. «Tiñamos agora unhas compañeiras que tiñan case o tempo xusto de xubilarse, mesmo algunhas ás que se lles deixou seguir ata os 67 anos para mellorar o que cotizaron. Daquela comprendemos aínda menos esta medida», expone.
Cuando, en junio de 2016, Shanghai Kaichuang compró las plantas de Celeiro, Vigo y Tapia, en la fábrica viveirense trabajaban 73 personas y se producían unos 20 millones de latas. «Nos últimos anos é certo que había xente que se xubilaba sen que se lle substituíse con contratos novos, pero por outro tamén se estaban a facer formatos que eran novidade», indica esta operaria.
«Isto queda baleiro, dedicarémonos ao turismo mentres dure e despois a ver. Logo do de Vestas vén isto, e antes de nós xa foron as traballadoras de Conservas Alonso (en el 2016)», recuerda la empleada.