Los polígonos de cultivo de este molusco conviven con las instalaciones para la cría de otras especies El sector mejillonero de Galicia se ha fracturado. La poblible ruptura de Cemega, ha empañado la imagen de los productores de este molusco, a quienes el secretario general de Pesca, Samuel Juárez, calificó como «un ejemplo de autoregulación y autoorganización». El cisma interno arroja serias dudas sobre el camino que tomará la comercialización de este molusco. Lo que no cambiará, al menos de momento, será la fórmula empleada para el cultivo de esta especie. Las 2.318 bateas existentes en las aguas de Arousa continuarán produciendo ese producto. Siguiendo su ejemplo, se han comenzado a producir especies de todo tipo. Ostras, vieiras y zamburiñas son algunos de los productos que salen de la ría.
26 ago 2000 . Actualizado a las 07:00 h.R. E. VILAGARCÍA No es una casualidad que la sede del Consello Regulador do Mexillón de Galicia esté ubicada en Vilagarcía. La ría de Arousa es la zona de mayor producción de este molusco. Gran parte de los propietarios de bateas de esta zona están agrupados en Opmega, una entidad que el pasado año generó el movimiento de casi 8.000 millones de pesetas. Esa cifra es una muestra más, dicen los responsables de esta entidad, de la importancia de un sector que comenzó a dar sus primeros pasos en los años 40, cuando comenzaron a aparecer en las aguas de Arousa las primeras bateas. Desde entonces, dice Joaquín Riveiro, ex gerente del Consello Regulador, las cosas «cambiaron moito». Sobretodo a partir de 1995, cuando se constituyó el Consello Regulador. Una entidad que tiene un objetivo claro: conseguir la Denominación de Origen para el molusco más popular de todos. El avance del sector mejillonero ha caminado parejo a las ayudas recibidas de las distintas administraciones. Un respaldo económico que continuará, al menos, hasta el año 2006. Hasta entonces, los productores dispondrán de casi 28.000 millones procedentes de la Unión Europea. Una cantidad que deberán destinar a la renovación de sus flotas y bateas. Otro de los asuntos que deberá resolver el sector son los perjuicios medioambientales generados por el cultivo intensivo. Los lodos que ocupan los fondos de la ría, y los residuos que genera la transformación de este molusco son algunos de los problemas que exigen una solución inmediata. Desde Opmega buscan ya una solución al destino de los sedimentos. También para gestionar los residuos de concha se barajan varias alternativas.