La Universidad de Vigo y Mulleres do Mar de Arousa colaboran en un proyecto artístico que llegará a Cuba
20 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.En unas semanas arranca en La Habana Brujas y Mariposas. Ese es el sugerente título de una exposición-encuentro de mujeres artistas de Galicia y de Cuba que cada cierto tiempo se repite en la capital caribeña. Este año, Nati Bermejo, profesora de Bellas Artes, especialista en «arte y espacio social», fue una de las invitadas a sumarse a ese cónclave de mujeres dispuestas a reivindicarse a través de sus creaciones. Nati no viajará sola hasta la isla: en su mochila llevará conchas, guantes de mariscadora, redes, y muchas fotos y vídeos en las que muestra a «Doce mulleres do mar» explorando el mundo del arte y de la artesanía. Son doce mariscadoras de Vilanova que durante semanas se han dejado arrastrar a un taller experimental para ponerse a prueba en un ámbito, el de la creación artística, que las ha sacado de su zona de confort. La experiencia les ha encantado, confiesan. Tanto, que a lo mejor no se debería dar por terminada.
La responsable de toda esta efervescencia artística, ya lo hemos dicho, es Nati Bermejo. «Yo estaba interesada en trabajar con un colectivo del mar, y entonces descubrí la asociación Mulleres do Mar de Arousa, que nació para visibilizar el papel de las mujeres en ese sector», explica la profesora de Bellas Artes. El grupo enseguida llamó su atención, y el flechazo fue mutuo: su oferta de trabajo colaborativo, de taller experimental, de probar a hacer arte fue recibido con los brazos abiertos en Vilanova. Y así comenzó la historia. Con doce mujeres acostumbradas al duro trabajo en el mar recogiendo conchas en las playas -en sus playas- con la intención de convertirlas en parte de una obra de arte.
«Me parece un material muy interesante y muy arraigado en Galicia», dice Bermejo de las conchas. Y no solo porque las mariscadoras trabajen recogiendo almejas y berberechos -que por supuesto-. No solo por los collares que se hacen en O Grove -que también-. «Está toda esa tradición de proteger las fachadas de las casas con conchas, que es algo precioso y poco valorado», dice la artista. Elegido el material, tocaba escoger el tema sobre el que trabajar. No hubo demasiado debate: teniendo en cuenta el carácter de Mulleres Mar de Arousa, enseguida se acordó que centrarían sus esfuerzos en hacer un gran símbolo de la mujer.
Lo hicieron. Y luego siguieron, construyendo también con conchas el logotipo de la asociación. Trabajaron con interés y con ahínco en la lonja de Vilanova, unas instalaciones en las que el taller experimental fue tomando otros derroteros, más allá de las esculturas fabricadas con caparazones de ostras, de berberechos, de almejas. Y es que a la sombra de ese trabajo central nació, por ejemplo, un proyecto fotográfico en el que se han embarcado Xosé Lois Alonso y Fernando Suárez, que esta misma semana seguían haciendo fotos al grupo de mariscadoras artistas de Vilanova.
«Lo interesante de todo esto no es la obra que finalmente se ha hecho. Lo importante es el proceso que se ha vivido para hacerla», explica Natalia Bermejo. Y ese proceso ha resultado inspirador. Porque el arte brinda la oportunidad de reivindicarse, de expresarse, incluso de «coger seguridad en ti misma cuando empuñas la pistola de silicona para pegar las conchas», dice Bermejo con buen humor. Razón, la verdad, no le falta.
Será el proceso creativo generado alrededor de esas doce mujeres del mar arousano el que viajará a Cuba, el que será exhibido en el marco de Brujas y Mariposas. Hasta allí llegarán las voces de las mujeres en proyecciones de vídeo, y su imagen a través de un amplio reportaje fotográfico. Allí llegarán ecos de sus necesidades, de sus intereses, de sus inquietudes. «Los objetos que hicimos no los puedo llevar, pero sí todas esas cosas». Y conchas, claro. Las conchas con las que Nati Bermejo elaborará en La Habana una obra. «Podría coger las conchas allá, porque las hay -dice riéndose-, pero prefiero llevarlas conmigo».
Tras esta iniciativa, las mariscadoras de Vilanova han descubierto una forma de «ocio activo» que podrán seguir explorando a su gusto y a su ritmo. Y Nati Bermejo ha hallado una fuente de inspiración que podría dar pie, ¿quién sabe?, a trabajos similares con las mujeres de la conserva.