Las imágenes de uno de estos animales nadando alrededor de Cortegada no ha sorprendido a quienes residen en esta localidad vilagarciana, acostumbrados a la presencia de los porcos bravos
28 ago 2023 . Actualizado a las 20:37 h.Ha habido años en los que la presencia de jabalíes llegó a ser vista como un problema por el sector de los parques de cultivo de almeja de Carril. Los animales habían descubierto en los viveros una despensa abierta, un buffet libre en el que llenarse el estómago con marisco de primera. Siguen viéndolos así, como un lugar perfecto en el que combinar una buena comida con un buen paseo con las pezuñas en el agua. Durante mucho tiempo, los parquistas, que saben lo que les cuesta sembrar de almeja sus parcelas de arena, intentaron frenar la bajada de los jabalíes: algunos colocaban botellas y otros elementos que, al moverse con las olas, hiciesen ruido y espantasen a los porcos bravos. Pero estos parecen haberse acostumbrado a todo y, aunque en menores cantidades que hace diez años, cuando los incendios los empujaban fuera de sus lugares habituales y formaban auténticas manadas en primera línea de playa, se han convertido en parte del paisaje y del paisanaje de los parques de almejas. Tanto, que la imagen de uno de ellos nadando alrededor de Cortegada no ha generado ninguna sorpresa en esta localidad vilagarciana.
«Los jabalíes no viven en Cortegada, Los únicos porcos bravos que parecen habitar de forma constante la isla son dos jabatos; el resto es población que va y viene en función de su apetito. Bajan del monte y vienen a comer. Primero se dan un banquete de marisco en los parques y luego se van a la isla a tomarse el postre: setas, castañas, bellotas...», explica Inma Otero, de AmarCarril. Y cuando les apetece se dan un buen baño para refrescarse. ¿Se le puede pedir algo más al verano?