Cruzada de la hostelería de Barbanza contra las reservas fantasma: «A grupos grandes les pedimos señal del 30 %»

BARBANZA

Hay negocios que ocupan la mesa si los comensales tardan y otros realizan un cobro si no aparecen o cancelan demasiado tarde
18 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Fue uno de los sectores más castigados por el covid y ahora, cuando empezaba a remontar el vuelo, otra amenaza se cierne sobre la hostelería: las reservas fantasma. Cada vez son más las personas que llaman para guardar una mesa y luego no aparecen. La práctica se ha convertido en habitual en períodos vacacionales como la Semana Santa o el verano, pero es en temporada baja cuando produce las pérdidas más severas, pues es difícil encontrar sustitutos para los comensales fallidos. Tal es la situación que en Barbanza hay empresarios que ya han empezado a tomar medidas drásticas y aseguran que funcionan. Otros están pensando seriamente en seguir sus pasos.
En el restaurante Xardín de Ribeira decidieron ponerle freno a este problema el año pasado, cuando falló un grupo de diez personas. Desde entonces, cuando la reserva es de quince comensales o más, es necesario entregar un aval: «A grupos grandes les pedimos señal del 30 % del coste del menú». El responsable del negocio asegura que «los clientes se lo toman bien» y no ha recibido quejas.
También para las mesas pequeñas se han impuesto medidas especiales en este establecimiento: «En días de mucha afluencia de gente, damos diez minutos de plazo, si en ese tiempo los comensales no aparecen, pierden la mesa». Añade que, en alguna ocasión, quienes habían hecho la reserva llegaron cuando su mesa ya estaba ocupada: «La gente lo entiende y espera hasta que quede un hueco libre». El empresario de Ribeira no duda al asegurar que si no aplicara estas medidas, las reservas fantasma «supondrían una gran pérdida».
La tarjeta, una garantía
El Landua de Mazaricos es otro de los restaurantes barbanzanos que han decidido ponerle coto a esta problemática, mediante la implantación de un sistema de reservas con garantía de tarjeta bancaria. Cuando el cliente guarda una mesa recibe un correo para introducir una serie de datos, entre ellos, el número de la tarjeta bancaria. En caso de que no se presente a su cita o la cancele con menos de 12 horas de antelación, recibirá un cargo por el importe del menú.
Desde el establecimiento explican que implantaron estas medidas en enero, tras comprobar en los últimos meses del 2022 que crecía el número de reservas fantasma y de cancelaciones en el último momento: «Para nós supoñía grandes perdas, pois temos un salón pequeno, para un máximo de 14 persoas. Ademais, este restaurante está nun lugar paradisíaco pero remoto, polo que non é habitual que entre xente pola porta e se nos fallan as reservas o dano é grave».
El Ríos O Freixo outiense también se decantó por poner en marcha un sistema de reservas después de que un 15 de agosto fallara un grupo de 35 comensales. No piden señal ni hay penalización económica en caso de faltar a la cita, pero los clientes reciben un mensaje el mismo día de la comida para confirmar los datos: «É nese momento cando se producen as baixas, pero está claro que esas persoas non tiña pensado avisar para cancelar».
Desde el restaurante apuntan que las cancelaciones de última hora se han vuelto habituales y sufrieron varias en la última Semana Santa. Por ello, no descartan tomar medidas más drásticas de cara al verano: «Estamos pensando en pedir un sinal, sobre todo en agosto».
Aunque lo cierto es que la mayor parte de los restaurantes barbanzanos carecen de medidas para evitar las reservas fantasma, todos los empresarios consultados se mostraron a favor de aplicarlas. Algunos ya lo han valorado, pero temen que ello merme la clientela.
«Hay quien nos ha dicho que pensaba que no había que anular y otros nos han colgado»
Son contados los hosteleros de Barbanza que no sufren el problema de las reservas fantasma. Desde el restaurante Alján de Ribeira señalan que, en verano, es normal que caigan dos o tres meses cada semana. Comentan que suelen ser grupos medianos, de entre diez y quince comensales, y algunos incluso con el menú cerrado: «Haces acopio del producto y lo pierdes, porque estamos hablando de material perecedero». Como cuando se hace la reserva se pide un número de teléfono, en ocasiones han llamado para pedir explicaciones: «Hay quien nos ha dicho que pensaba que no había que anular y otros nos han colgado directamente».
Otro hostelero apuntaba que tiene llamado a clientes que tardaban en llegar y darse cuenta de que estaban en otro restaurante. De hecho, los empresarios consultados coinciden al señalar que se ha convertido en una práctica habitual entre los turistas reservar en negocios de diversas localidades y después acudir al que mejor se adapte a la ruta que están haciendo. Aseguran que es raro que los que fallan sean vecinos del municipio.
Mucha cara
Habrá quien falle a su cita en un restaurante por una causa de fuerza mayor, pero seguro que esos los menos. Por lo que dicen los hosteleros, muchos reservan en varios negocios y llegado el momento, eligen el que más les conviene y es una teoría muy creíble. Por eso no estaría fuera de lugar que se tomaran medidas. A quienes reservar con intención de acudir seguro que no les importa.
