Testimonios de la Costa da Morte | Aloha y Alejandro han pospuesto su enlace previsto para este marzo, mientras que Zeltia y Adrián, con fecha para el 2020, esperan hacerlo en septiembre. El sector hace encaje de bolillos para hacer frente a los cambios. «Ahora mismo no se pueden hacer ni las pruebas de degustación de los menús», dicen desde el pazo Montesclaros
06 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen que no hay dos sin tres, pero muchos novios, como Zeltia Narváez y Adrián Fernández esperan que el dicho no se aplique en lo que a su boda se refiere. La pareja es una de las muchas que en el 2020 tuvo que posponer su enlace por la pandemia. «La fecha inicial era el 12 de septiembre en el pazo carballés de Villar de Francos. El confinamiento nos cogió a una semana de la prueba del menú, yo acababa de ir a probarme vestido, Adri iba a ir a mirar su traje... Y todo se vino abajo», apunta Zeltia, que admite que le dieron muchas vueltas al asunto hasta que decidieron aplazarla.
«Inviertes dinero, tiempo, ilusión... y ves como todo puede desaparecer en un minuto. Ante todo lo que estábamos viviendo, el 1 de mayo decidimos que lo mejor era posponerla un año», indica la pareja. «Tenemos unos 190 invitados, prácticamente los mismos. Sabemos que no todos vendrán, pero esperamos que pueda hacerlo la mayoría. Ojalá que la vacuna sea eficaz. Si no es así, está claro que la salud es lo primero y nos adaptaremos a las circunstancias, porque si algo nos ha enseñado esta pandemia es que hacer planes a largo plazo ha pasado de moda. Muy mal tienen que seguir las cosas para que no nos casemos este año. No queremos seguir aplazando nuestra vida por el covid», indican.
De Suiza a Carballo
Los que de momento no tienen nueva fecha son Aloha Casaluci Varela y Alejandro Pazos Otero, que iban a casarse el 20 de marzo en el pazo de Montesclaros. «Vivimos en Suíza e con esta situación non sabiamos se os nosos convidados, xa que temos poucos, pero moitos son de fóra, poderían viaxar a Galicia. Os nosos mellores amigos están en Londres. Ademais, agora mesmo habería que facer primeiro unha PCR e aquí son 150 francos. Tampouco podemos comprometer a ese gasto á xente. Igualmente, ao volver teriamos que estar en corentena dez días», indica Aloha, que explica que lo que si mantienen es el enlace civil. «Xa tiñamos previsto facelo aquí, en Berna, pero queriamos que viñeran algúns familiares máis, algo que agora non é posible, Meus pais e meu irmán tamén viven aquí, e seremos nós e eles», cuenta la carballesa, que admite haber perdido un poco la ilusión.
«Comprometémonos a finais de febreiro do 2020, e xa vimos logo que moita xente tivo que pospoñer a voda, pero aínda que penses que pode pasar, cando che toca pásase mal. Vas acumulando negativas e ao final inflúe. Por iso, de momento non puxemos nova data, aínda que temos unha semana libre en outubro, pero agora mesmo a incerteza é a mesma». En su caso, la tensión es máxima, ya que en Suiza las tiendas no esenciales cerraron a finales de enero. «Eu estaba en Galicia e avisoume miña nai porque teño que recoller o vestido para a voda civil. Pregunteilles se podía ir por el e dixéronme que non, pero que como en principio abren en marzo dáme tempo a facerlle os arranxos. Iso espero», dice Aloha.
Encaje de bolillos en el sector para hacer frente a los cambios
Incertidumbre es la palabra más repetida por los organizadores de bodas. Desde Boketé Cátering, responsables entre otros espacios del pazo de Sergude, indican que hay algunas parejas que han cambiado de fecha hasta tres veces. «Lo peor es no poder orientar a los clientes ni darles ninguna garantía. De momento, muchas bodas de marzo y abril están a la espera de cómo evolucione la situación sanitaria», apuntan.
El principal problema de cambiar las fechas es que conlleva reorganizar la agenda de un montón de profesionales: fotógrafos, peluqueros, cocineros, floristas... «Hay que ser muy comprensivos y tratar de adaptarse, pero igual tienes varias novias el mismo día y es complicado encajar las horas para poder atenderlas a todas», indica Iria Carro, estilista.
Juan Canedo, del pazo Montesclaros:«Ahora mismo no se pueden hacer ni las pruebas de degustación de los menús»
Desde los espacios de celebración de bodas muestran su preocupación sobre las medidas que regirán los enlaces esta temporada. «No sabemos cuánta gente podrá juntarse ni hasta qué hora se permitirán las celebraciones. Nuestro principal problema es que no tenemos garantías para poder indicarle a nuestros clientes cómo van a ser las bodas», apunta Juan Canedo, responsable del pazo de Montesclaros. En su caso, confirma que la mayoría de enlaces previstos para marzo no se realizarán. «Íbamos a empezar la temporada el próximo mes, pero ya hemos tenido aplazamientos. Las de abril, algunas también se han cambiando, mientras que otras siguen programadas, pero creo que también se pospondrán porque, por ejemplo, ahora mismo no se pueden hacer las degustaciones de los menús», indica. Entre tanto cambio resulta muy complicado lograr una nueva fecha que encaje bien para cada pareja, «Tenemos bodas aplazadas del 2020 más las que se fijaron ya para el 2021. Con los aplazamientos el calendario se va comprimiendo e igual en vez de un sábado tienen que pasar a hacerse un viernes o un domingo».
Para él es necesario que se establezca una hoja de ruta. «El verano pasado finalmente se pudieron hacer algunas con un aforo limitado y una hora límite, pero cada viernes entraban nuevas medidas y tocaba adaptarse de nuevo. Por eso, nos gustaría que se estableciese ya un marco legal para saber las condiciones y poder organizar las bodas con las máximas garantías de seguridad», indica Canedo, que también muestra su malestar por el trato a los autónomos. «Este mes de enero subieron las cuotas de cotización dos euros y algo, además en los casos en los que se haya contratado a más de diez trabajadores por cuenta ajena pasas automáticamente a pagar el siguiente tramo. En mi caso, por un evento puntual para el que tuve que contratar a quince personas, ya me implica un aumento de cien euros».