Las distribuidoras del ocio nocturno, entre las que aún se aferran al ERTE en la Costa da Morte

Pablo Varela Varela
p. varela CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

La sede de Sánchez Viqueira está en el polígono de Bértoa
La sede de Sánchez Viqueira está en el polígono de Bértoa ANA GARCIA

«En Bértoa queda ya poca gente afectada», estiman desde el polígono carballés

05 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Más de un año y medio después del inicio de la pandemia, el tejido laboral de la comarca de la Costa da Morte se toma el pulso para comprobar su recuperación. En el polígono carballés de Bértoa, la gerencia de la comunidad de propietarios, que ostenta Pablo Rodríguez, estima que «aún hay gente en ERTE, pero queda muy poca, porque los sectores con más presencia en nuestra zona no fueron de los más afectados por la crisis del covid-19».

Entre las empresas que palpan una mejoría más contenida, lenta, están las del canal Horeca, con énfasis en las que están ligadas al ocio nocturno, donde la hoja de ruta hacia la vuelta a la normalidad estuvo —y aún está— directamente ligada a la evolución de la crisis sanitaria. La ampliación de horarios y aforos alivia, en cierta forma, el volumen de pedidos de las firmas locales que atienden concellos desde A Coruña a Fisterra, aunque el escenario actual sigue bajo momentos de incertidumbre.

Sánchez Viqueira, asentada en Bértoa, es una de las empresas que sigue acogida a los ERTE. Con una plantilla de 25 empleados, una quinta parte está bajo este régimen. «Hay un repunte de actividad, pero vemos que no está todo al 100 %. Septiembre nos respetó bastante, pero de ahora y hasta la Navidad, son meses malos para nosotros», detalla Antonio, el director de la firma.

«El otoño, históricamente, suele ser una estación más difícil para nuestro sector»

Con la conclusión de la temporada estival y el regreso, aún con ciertas reservas, del ocio nocturno, las distribuidoras se enfrentan a una especie de semanas bisagra. Se intuye que el aumento de actividad de discotecas y pubs no será puntual y, de hecho, en los últimos días, sellos como Sánchez Viqueira constatan que ya registran pedidos más grandes que en meses anteriores. «Pero la realidad es que el otoño, históricamente, es una estación más difícil para este sector. Aun así, se ve que la gente tiene ganas de recuperar vida y también vemos a mucha gente que tenía su fuente de ingresos en la hostelería y se ha reactivado. Creo que vamos en la línea positiva», expone Antonio.

En líneas generales, el importe de los encargos recibidos a lo largo de estas últimas semanas expone que, dentro de un flujo de trabajo más elevado, «hablamos con hosteleros que siguen concentrados en su clientela fiel, en la gente conocida que acude a diario». Es decir, que hay quien se resiste a imaginarse su bar o local de copas con afluencias masivas como antes del golpe que supuso la expansión global del coronavirus.

Con todo, Sánchez Viqueira se muestra esperanzado con el futuro de la hostelería comarcal atendiendo a casos específicos como la playa de Razo. «Trabajaron una barbaridad durante el verano. Hubo muchísimos pedidos desde la zona. Y Laxe también registró muchas llegadas de turistas, aunque no fuesen las cifras habituales previas a la pandemia», cuenta.