Rocío creó una taberna a semejanza de las de los tiempos de sus abuelos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

DIEGO ALONSO FREIRE

Una hostelera de Carnés, en Vimianzo, cumple el sueño de su vida de montar su negocio, y además apostando por la zona rural

02 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el miércoles funciona un nuevo negocio hostelero en la Costa da Morte: O Lagar de ManueLa. En el lugar de Cures, parroquia de Carnés, municipio de Vimianzo. Un local muy pensado, hasta en esa a minúscula final tras la L de Manuel. Obedece a que la familia se conoce sobre todo por los Manueles, nombre de su abuelo, que tuvo nueve hijos, uno de ellos el padre de la promotora, que se llama Rocío Méndez Pose, aunque algún vecino se pueda referir a ella como Manola o Manuela o similar.

El abuelo le dio un solar, un lugar o un lagar a cada hijo, todos juntos, y ahí sus padres levantaron la casa y montaron un ultramarinos que funcionó cuarenta años, una vida, casi los que tiene la hija (41). Curiosamente, en la parte de arriba también tuvieron una taberna. Ese primer piso es ahora la casa de Rocío y de su marido, y abajo acaban de estrenar una preciosa taberna que recuerda los estilos de la época de los abuelos. Un estética que bebe en el pasado, pero adaptada a los tiempos actuales. Un lugar con vino que se toma en cunca o mejor en taza, ya sea un mencía de cosecha, un albariño o un godello, todo de barril. Donde hay chorizos colgando y queso para picar. Sillas y banquetas en torno a las siete meses.

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Es un espacio pequeño, pero muy acogedor. Con imágenes en blanco y negro de tiempos pasados (por ejemplo, de su abuelo), con cestos en el techo, una pía (o maseira) de piedra de las que usaban los cerdos para beber, y también una tina de latón de las de la ropa. Y en ambos casos, adaptadas como zona de lavabo. O leña en el mostrador. Y así, muchos y pequeños detalles, mucha madera, ambiente tranquilo. Desde luego, algo poco habitual en las nuevas aperturas.

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«A miña ilusión era ter unha taberna así», cuenta Rocío. Tiene ya experiencia en el sector, por ejemplo los ocho años que pasó trabajando en O Ariño, en Xaviña, aunque en este caso el planteamiento diario era otro. Ella ofrece comidas, sobre todo para picar, pero no el habitual menú del día para los trabajadores.

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Y pesó mucho el lugar. «Eu son de aquí, esta é a nosa casa», explica, y la apuesta por el rural, mantenerse en él y crear actividad ha sido un motor muy importante para sacar adelante un proyecto con el que llevan con obras desde el principio de este año. Algunos plazos se estiraron, porque los materiales llegan cuando llegan, pero finalmente ahí está. Y la gente ha respondido muy bien en estos primeros dos día. Ahora, poco a poco, como siempre se hizo.