No siempre han coincidido en la misma categoría Ponferradina y Lugo. Y, cuando lo han hecho (casi siempre en Segunda B), pertenecían a grupos distintos, primero y segundo. Por vez primera en la historia de ambos, la Segunda División A les enfrenta al más alto nivel, y, además, coincidiendo con la mejor posición de los dos. Ya sé que es circunstancial, pero no deja de ser una excelente noticia para ambos rivales que cierren la primera vuelta del campeonato con una extraordinaria clasificación. Los 120 kilómetros que separan a las dos ciudades permiten que la autovía A-6 les deje a una hora o poco más de distancia. Ese acercamiento coadyuva a que una auténtica marea humana de seguidores rojiblancos (que superará seguramente los dos mil), conviertan al Toralín en un pequeño Ángel Carro. Habrá superioridad numérica de seguidores locales, sin duda, pero el Lugo contará con un inestimable apoyo en este revivido derbi. Habrá un ambiente excepcional. Una gran jornada, que deseamos hermane a las dos aficiones para ejemplarizar una sana rivalidad. Solo así se puede entender el fair play. En el plano deportivo, los dos equipos compiten en zona de privilegio. Más la Deportiva, que ocupa puestos de promoción de ascenso, pero sin perder de vista a un Lugo que ha convertido su filosofía de fútbol ofensivo en el modelo revelación de la categoría. Setién es su autor e impulsor y sus jugadores han compatibilizado juego y resultados. Será un derbi más que atractivo, en un ambiente de gala y donde la Ponferradina parte como favorito frente a un rival dispuesto a romper el pronóstico. De su grado de concentración, dependerá en gran parte el resultado.